Disyuntiva de México: apoyar o rechazar
el derrocamiento de Saddam Hussein
"El tiempo expira", dice EU en la ONU; llama a sesión
para urgir una resolución
Alta diplomacia y semántica, para que todos clamen
victoria en el Consejo de Seguridad
DAVID BROOKS Y JIM CASON CORRESPONSALES
Nueva York y Washington, 23 de octubre. Después
de intensas negociaciones con los otros cuatro miembros permanentes del
Consejo de Se-guridad de la Organización de Naciones Unidas (ONU),
Estados Unidos declaró que "el tiempo está expirando" y convocó
hoy a una sesión formal de todos los miembros del mecanismo para
una consulta sobre su resolución contra Irak.
A pesar de las quejas de países como Francia y
Rusia sobre secciones del borrador estadunidense, Washington sostuvo que
está en la recta final para obtener lo que desea de la ONU: una
resolución que podrá interpretarse de manera que permita
a la Casa Blanca cumplir con su objetivo de "un cambio de régimen"
en Irak a cambio de no mencionarlo explícitamente en la resolución
formal.
Con esta formulación, todo se perfila hacia un
acuerdo en el que Estados Unidos y Francia (y en menor grado Rusia y China)
podrán declarar que su posición triunfó, a través
de la magia de la alta diplomacia y el arte del juego de la semántica.
Washington ha amenazado constantemente que si la ONU no se define ante
el desarme de Irak en un futuro inmediato, Estados Unidos determinará
el destino del régimen de Saddam Hussein.
Así, una de las grandes pugnas diplomáticas
es si los miembros del Consejo de Seguridad, entre ellos México,
lograrán sujetar a Estados Unidos a la condición de no em-prender
una acción armada unilateral sin previa autorización. Sin
este condicionamiento, cualquier resolución será interpretada
por la Casa Blanca como una legitimación de la opción que,
finalmente, adopte.
Esto colocará a México en una posición
sumamente incómoda como miembro del Consejo de Seguridad, al tener
que definir su aprobación o rechazo de una posible invasión
y derrocamiento de un Estado miembro de la ONU por Estados Unidos, y aceptar
o no las consecuencias de esa posible guerra.
La asesora de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, Condoleezza
Rice, afirmó hoy que éste será uno de los puntos que
abordarán los presidentes George W. Bush y Vicente Fox este fin
de semana en Los Cabos.
"Obviamente, México es un jugador im-portante porque
está en el Consejo de Seguridad -declaró Rice-. Por ningún
motivo lo daríamos por sentado (su apoyo)".
El gobierno de George W. Bush circuló un borrador
de su resolución revisada entre los cinco miembros permanentes -con
poder de veto-, y hoy lo presentó a los otros 10 miembros no permanentes,
entre ellos México.
Francia y Rusia han expresado su insatisfacción
con la nueva versión estadunidense, pero no han rechazado la posibilidad
de aprobar una versión afinada.
Según diversas fuentes diplomáticas, en
la sesión a puerta cerrada del Consejo de Seguridad, Francia expresó
de nuevo su renuencia a la presión estadunidense por un proceso
acelerado y solicitó que antes de un voto se invite al jefe de los
inspectores de armas, Hans Blix, a presentarse ante la ONU.
Esta moción fue secundada por México, que
reiteró su coincidencia con la posición de Francia a favor
de un proceso de dos etapas; en la primera se establecía el retorno
de los inspectores, y en la segunda una nueva ronda de debate sobre cómo
proceder con base en informes rendidos por los expertos.
La posición de Francia, según varias fuentes,
no establece límites, lo que los estadunidenses han insistido al
aplicar un plazo de 75 días para que Irak cumpla con su desarme.
A la vez, se informó que México continuará
trabajando con Francia para lograr un consenso del Consejo de Seguridad.
La misión de México ante la ONU no confirmó oficialmente
estas versiones. Francia también ha indicado que está preparando
un texto alternativo al estadunidense que presentará al debate en
los próximos días.
El embajador de Estados Unidos ante la ONU, John Negroponte,
declaró hoy al salir de la reunión de tres horas, que una
resolución adoptada por ese órgano "tiene que dejar claro
que habrá consecuencias si Irak no cumple" sus promesas.
Gran parte de la negociación de las últimas
semanas ha sido enfocada sobre si se aprobaría una o dos resoluciones
sobre Irak.
Estados Unidos ha insistido en una que incluya la aprobación
de medidas, entre ellas la acción militar, que entrarían
en vigor automáticamente al determinarse que Irak no cumple con
las condiciones para su desarme.
China y Rusia, al igual que Francia, dicen favorecer la
idea de dos resoluciones separadas, una sobre condiciones para las inspecciones
de armas y otra, a aprobarse posteriormente, en torno a las consecuencias
si Irak no cumple con los requisitos establecidos por la primera.
Al parecer, Estados Unidos cedió en la negociación
con Francia al sustituir la palabra "consecuencias" en lugar de "con todos
los medios necesarios", eufemismo para la acción armada, en el párrafo
que se refiere al caso de un incumplimiento de Irak de las condiciones
impuestas por la ONU, a cambio de que Francia cediera a su insistencia
de evitar toda referencia implicando un "cambio de régimen" dentro
de la resolución.
Pero queda en duda si esto fue un cambio sustantivo o
sólo una maniobra semántica. Explícitamente, Estados
Unidos ha reiterado durante los últimos meses que su política
es a favor de un "cambio de régimen" en Irak, lo cual casi todos
interpretan como el derrocamiento de Saddam Hussein, un gobierno reconocido
por la comunidad internacional y miembro pleno de la ONU y, por tanto,
un asunto que provoca inquietudes entre no po-cos miembros de la organización
mundial.
En este contexto, Estados Unidos desea la aprobación
de una sola resolución que permita tanto imponer una serie de condiciones
a Irak como una amenaza explícita de acción contra el régimen
si no cumple.
Las condiciones de la resolución estadunidense,
comentan varias fuentes de la ONU, parecen estar diseñadas precisamente
para que Irak no pueda cumplirlas y, así, ofrecer el pretexto a
Washington para lanzar una guerra contra el régimen de Hussein.
La negociación principalmente entre Estados Unidos
y Francia, y entre las variantes de las dos posiciones generales, ha frustrado
a Washington, aunque esta semana el secretario de Estado, Colin Powell,
ha indicado que las cosas ya avanzan hacia un acuerdo.
En los ambientes diplomáticos, el gobierno de Bush
ha buscado subrayar su deseo de desarmar a Irak en lugar de "cambio de
régimen", y con ello ha apaciguado ciertas preocupaciones europeas
de ofrecer un "cheque en blanco" a Estados Unidos para realizar una guerra
para derrocar a Hussein.
Si todo avanza como pronostican fuentes diplomáticas
de la ONU, el resultado será una resolución donde el gran
logro es puramente semántico.
Estados Unidos cederá al aceptar no usar en el
texto de la resolución la acción militar como medida de castigo
contra el incumplimiento de Irak, mientras Francia aceptará que
se incluyan en una sola resolución las condiciones que tendrá
que aceptar Irak, así como la amenaza de "consecuencias" no explícitas
si no cumple con las condiciones.
De esta manera, Estados Unidos y Francia podrán
declarar que su posición triunfó. El problema, advierten
críticos, es que para Washington las "consecuencias" se pueden interpretar
a su antojo, incluyendo la aprobación del uso de fuerza militar.
Base legal para el ataque
El Consejo de Relaciones Exteriores en Nueva York, la
institución más prestigiada en política exterior del
país, consideró que la incorporación del término
"consecuencias" aun tiene el propósito "de ofrecer a Estados Unidos
una base legal para la acción militar unilateral si el Consejo de
Seguridad se repliega ante un enfrentamiento (con Irak)".
De esta forma, una de las claves de este debate, según
un experto en la ONU, Jeff Laurenti, de la Asociación de Naciones
Unidas, será si los miembros del consejo establecen que el asunto
de las "consecuencias" será determinado sólo por él
antes de que se realice cualquier acción contra Irak, y que sólo
ese mecanismo determinará el tipo de acciones y cuándo se
realizarán.
Si Estados Unidos logra evadir esta condición,
afirma Laurenti, tendrá la libertad de interpretar a su gusto la
medida aprobada por el Consejo de Seguridad.
De hecho, en los últimos días Bush ha buscado
otorgar un doble sentido a su posición a favor de "cambio de régimen".
Ayer declaró: "no creemos que (Saddam Hussein) vaya a cambiar. Sin
embargo, si logra cumplir con todas las condiciones de la ONU, las condiciones
que he definido muy claramente en términos que todos pueden entender,
eso en sí señalaría que el régimen ha cambiado".
Más tarde, el vocero de la Casa Blanca, Ari Fleischer,
reiteró que "la política es cambio de régimen, como
sea que se defina".
Todo esto ha generado dudas sobre cómo definen
Bush y su gobierno "un cambio de régimen", algo que provocó
nuevamente fricción con Francia el pasado fin de semana y con ello
interrogantes de si se lograría un consenso dentro del Consejo de
Seguridad.
Ahora México y los otros nueve miembros no permanentes
del consejo tendrán que definir sus posiciones en el debate formal
de la resolución en los próximos días y si todo avanza,
determinar su voto a favor, en contra o abstención ante una resolución.
Una resolución requiere por lo menos nueve votos
de los 15 en el Consejo de Seguridad, y puede ser rechazada con un veto
de uno de los cinco miembros permanentes.
México enfrenta una decisión diplomática
difícil con consecuencias tanto simbólicas como sustantivas:
votar a favor de una resolución que permita a Estados Unidos avanzar
hacia su objetivo de realizar una guerra contra Irak y destituir al régimen
de un país miembro de la ONU, u oponerse y pagar las consecuencias
y daños que eso podría provocar en su relación con
Washington.
Otra opción, tanto para México como para
otros miembros, sería insistir en condicionar la resolución
obligando a Washington a sujetarse a una decisión del Consejo de
Seguridad antes de lanzar cualquier ataque.
El momento de decisión se aproxima, pe-ro, al parecer,
el debate se extenderá durante varios días más, informaron
miembros del Consejo de Seguridad.