SALON PALACIO
Carlos Martínez Rentería
Bailando con Los Tigres del Norte
JUSTO UNA HORA antes de la actuación de
Los Tigres del Norte, Ramiro Osorio, director del Festival Internacional
Cervantino, terminaba de cenar en un restaurante de Marfil (ciudad satélite
de Guanajuato); caía un aguacero intenso y rugía el viento,
le avisaron por radio que ya se había suspendido una función
de teatro en la Plaza de San Roque y que se había interrumpido la
energía eléctrica en varios espacios de La Yerbabuena (escenario
donde se celebraba el concierto), todo parecía suponer que la presentación
de Los Tigres corría peligro. Ramiro no podía ocultar su
nerviosismo, pues en el éxito de ese arriesgado encuentro entre
roqueros y corridos norteños estaba depositada gran parte de su
credibilidad como promotor cultural. La camioneta roja del experimentado
director de 21 festivales internacionales (en Bogotá, Manizales,
México y Cancún, entre otras ciudades) cruzó de prisa
por el accidentado camino de terracería y, después de mostrar
su gafete, la "intolerante" policía municipal lo dejó pasar
al escenario. Aún cantaba Julieta Venegas y para sorpresa de Ramiro
ahí no llovía todavía. Todo parecía fluir sin
contratiempos, después llegó la banda Molotov y, contagiado
por el prendidísimo auditorio, el ex director del Festival del Centro
Histórico se animó a seguir algunos pasos de slam. La llegada
de Los Tigres fue la locura, comenzó a llover, pero, como si nada
los mojara, miles bailaban con ellos, quienes se despedían y regresaban
a cantar otra rola y otra, eran más de las tres de la madrugada.
En alguna cama suave del hotel Misión, Ramiro Osorio podría
dormir satisfecho, al menos por unas horas; el Cervantino no ha terminado.
El fabuloso bar El Incendio
PRECISAMENTE FRENTE AL Teatro Principal está
el fabuloso bar El Incendio, la cantina más tradicional de Guanajuato.
Como si el tiempo se hubiera detenido, ahí siguen los mismos parroquianos,
los mismos personajes retratados por el pintor guanajuatense Juan Villalpando:
María Félix, Jorge Negrete, Agustín Lara y, entre
los famosos, los clientes de siempre. A su vez, la fotógrafa Eugenia
Arenas retrataba a uno de los sobrevivientes del mural, el maestro Héctor
Flores Aguilar, septuagenario profesor de la Facultad de Filosofía
de la Universidad Autónoma de Guanajuato e integrante de la comisión
editorial de esa institución. Ahí, sin soltar su copa de
tequila, comenzó a evocar las anécdotas del Incendio, también
se acordó de sus amigos Manuel Blanco, Roberto López Moreno,
Carlos Jiménez, todos aquellos periodistas que se reunían
en esa cantina para elegir al ganador del premio de periodismo El Gallo
Pitagórico, que se entregaba durante el Festival Cervantino; nos
mostró el poema El Incendio que escribió la poeta
Elsa Cross el 7 de mayo de 1976 y que se encuentra plasmado en una pared
del cuarto privado que sólo se abre en ocasiones especiales. Aquí
un fragmento:
El Incendio
Noche guanajuatense
noche de perros,
la pezuña hendida
la calibra y pesa,
las arcadas se abren
y el incendio retumba.
Oh, ebrio iluminado,
la mirada se abisma,
la hinca y se sostiene
lo que sólo tú ves.
Por fin se presenta el libro de la Congelada de
Uva
ESTE MIERCOLES, A partir de las 19:00 horas, por
fin se podrá conseguir el libro más sucio y guarro de los
tiempos recientes; se trata de Saber es coger, de la famosísima
Congelada de Uva. Se dará a conocer en el Museo Universitario
del Chopo y habrá varios presentadores perversos. Desde luego que
esta actividad no es apta para mentes obtusas.