Alcanzaría más de 60 por ciento de los votos en la segunda vuelta, según sondeos

Vislumbran el pacto social de Lula como única alternativa "para salvar a Brasil"

Lamenta el PT discurso alarmista de Serra; buscaría con Cardoso una transición tranquila

STELLA CALLONI ENVIADA

Sao Paulo, 22 de octubre. En medio de la turbulencia económica y un día después de que se desbarató un presunto atentado contra la Bolsa de Valores de esta ciudad, Luiz Inacio Lula da Silva, el ex obrero y líder izquierdista al que todos los sondeos auguran un cómodo triunfo en las eleciones presidenciales del domingo, dio algunas señales de tranquilidad a los mercados financieros.

El responsable del equipo económico del candidato del Partido de los Trabajadores (PT), Antonio Palocci, anunció que se busca trabajar en conjunto con el presidente Fernando Henrique Cardoso y su gobierno, para lograr una transición "tranquila".

Adelantó que los miembros del futuro equipo económico no necesitan ser exclusivamente del PT, y confirmó que si Lula gana el domingo, al día siguiente se anunciará el equipo de transición, especialmente el económico.

En tanto, la posibilidad de que se haya preparado un atentado contra la Bolsa de Sao Paulo, donde Lula había lanzado su programa económico recientemente, conmocionó a esa ciudad, capital industrial de Brasil. El Grupo Especial de Rescate de la policía encontró un coche bomba en la carretera de Anhanguera, a 70 kilómetros de Sao Paulo. Según se dijo, el auto, que "tenía 30 kilos de explosivos", estaba abandonado y los policías habían interceptado telefónicamente información sobre el plan.

Esta noticia se conoce en el marco de los ataques que caracterizan al último tramo de la campaña electoral del oficialista José Serra, del socialdemócrata PSDB, en una estrategia que algunos medios llaman "terrorismo económico".

Serra alerta sobre la "hiperinflación", "corridas económicas" o el caos en que se sumergiría el país si gana Lula, sembrando miedos no sólo rechazados aquí, sino por distintos sectores políticos de Argentina, país que el oficialista utiliza como ejemplo de lo que pasaría en Brasil con el PT en el poder.

Lula, citado por la prensa local, se preguntó "qué le ocurre a mi adversario. No logro entender su línea de pensamiento. El conoce Brasil y sabe que jamás llegará a la situación económica de Argentina", porque tiene una base industrial más solida.

Previamente había lamentando que Serra sembrara el miedo y comparó su campaña con lo que se "hacía políticamente bajo el régimen militar".

Sin embargo, la campaña de Serra comienza a repercutir incluso sobre sus propias fuerzas. Dirigentes del PT han lamentado que el discurso de su adversario se base en ataques de este tipo, cuando los juegos del mercado han puesto también su cuota, con ataques al real.

Contribución negativa

Las turbulencias financieras recomenzaron en los días siguientes al triunfo de Lula en la primera vuelta de hace tres semanas, y mucho tuvo que ver el presidente del Banco Central, Arminio Fraga, quien comentó que las jornadas vividas por el mercado en esos días se debían no a "lo que el pueblo brasileño dijo en las urnas, sino a lo que haga el próximo presidente", disparando así hacia Lula.

Y mientras el dólar subía, Fraga añadía que el "miedo existente es que no se vaya a continuar con la trayectoria de responsabilidad y transparencia fiscal que existe".

Pese a esta campaña, el último sondeo divulgado confirma la amplia ventaja de Lula, con 60 por ciento de los votos, contra 32 por ciento de Serra, según el Instituto Ibope. Encuestas previas han incluso mostrado una mayor ventaja, de 66 contra 30 por ciento, respectivamente.

Serra había comenzado su campaña en 2001, cuando el país ya estaba en crisis, pero aún existía la expectativa de una recuperación en el segundo semestre, que no sucedió. En cambio llegaron los aumentos de precios de los combustibles, del gas doméstico, entre otros, y la reducción del consumo.

La oferta de Lula de un pacto social que incluya a trabajadores, empresarios, campesinos, clase media, fuerzas armadas y todos los afectados por la crisis, se vio por primera vez no sólo como posible, sino como la única alternativa para "salvar a Brasil". Dirigentes de esos sectores -consultados por este periódico- coinciden en esta idea. Entienden que no están haciendo la revolución socialista, pero que "salvar a Brasil, intentando una alternativa posible", es un hecho de por sí revolucionario en este contexto.

"Se dice que Lula cambió, pero cambió profundamente la coyuntura. Maduró politicamente, pero los principios son los mismos, aunque el estilo y el enfoque son distintos. Hacia adentro sigue siendo el mismo, tal como lo expresa públicamente. Lula ahora ha entrado en casas donde antes le cerraban las puertas. En esas casas algo cambió. La realidad se impuso. Hasta en la Bolsa de Valores de Sao Paulo se le abrieron las puertas, porque el proyecto es de todo Brasil", ha señalado José Dirceu, el hombre clave del PT en esta campaña.

Otro hecho pocas veces analizado es que a pesar de los enfrentamientos, Lula y el actual presidente Cardoso son amigos desde que este último regresó del exilio en 1979. "El PT -como ha explicado Dirceu a La Jornada- tuvo un proceso de crecimiento muy fuerte durante cada una de las elecciones, tanto en organización como en votos. Son 22 años de crecimiento y aprendizaje, y nunca dejamos de ver la realidad".

Cuando la democracia regresó a Brasil, en 1982, sólo 48 millones de habitantes votaban. Ahora son 115 millones aptos para sufragar, 6 millones más que en 2000. En 1989, cuando se realizaron los comicios directos para presidente, eran 82 millones de votantes. Por esta razón la diputa electoral actual es considerada como una "mega elección".

Lula ha señalado con realismo que "hasta el 31 de diciembre quien está al comando del Titanic es Fernando Henrique Cardoso", y por esa razón los petistas y sus aliados advierten al gobierno que en sus manos está dejar una situación encaminada hacia una transición modelo, que esperan como símbolo para América Latina.

En los días previos a la primera vuelta, el gobierno de Cardoso aceleró la entrada de capitales extranjeros en 30 por ciento en los medios de comunicación, recurriendo a una medida provisoria mediante una enmienda constitucional aprobada en mayo pasado. La medida establece la participación de socios extranjeros y brasileños naturalizados, en forma indirecta por medio de personas jurídicas constituidas bajo leyes brasileñas y que tengan residencia o sede en el país.

El ministro de Comunicación, Juárez Quadros, señaló que no tenía compromisos con inversores y que su apresuramiento se debía a una solicitud de los medios para modificar el Código de Telecomunicaciones de 1962, que establecía que los directores o gerentes de empresas de radiodifusión debían ser brasileños o naturalizados desde hace más de 10 años. Pero medidas como ésta, cuando algunos medios además hacen hincapié en los sectores "radicales" del PT, son un llamado de atención para todos los que están pendientes de lo que hará Cardoso antes de dejar el poder el primero de enero próximo.