MANUEL ALVAREZ BRAVO, 1902-2002
Xavier Villaurrutia
La obsesión de la muerte
Entre
nosotros, y en nuestro tiempo, sólo en la obra de unos cuantos poetas
mexicanos, de unos cuantos pintores mexicanos y en la obra de Manuel Alvarez
Bravo está presente lo que podemos llamar la obsesión, la
preocupación de la muerte. Una muerte cotidian, presente y no por
visible menos sino más poética y misteriosa. Con una mirada
penetrante y a un solo tiempo implacable. Manuel Alvarez Bravo ha detenido
en sus placas más sensibles y ha fijado en impresiones imborrables,
con una técnica invisible por perfecta y perfecta por invisible,
esa presencia de la muerte que en sus obras se muestra en las relaciones
inesperadas, inusitadas, imprevistas, de seres, de objetos, de vegetales,
de minerales que la realidad superior reúne misteriosamente y que
ofrece, de pronto, a los ojos del poeta que es el único ser capacitado
para verlas, y, sobre todo, para hacerlas ver.