Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Sábado 19 de octubre de 2002
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Espectáculos
Sus letras de siempre, sin metáforas y directas

Hombres G ofreció dos horas de rock suave en el Auditorio Nacional

ARTURO CRUZ BARCENAS

"Te quiero, te quiero, te quiero...". Y otra vez: "Te quiero...". Es la receta que los Hombres G aplicaron varias veces la noche del pasado jueves en el Auditorio Nacional, en su concierto de la gira Peligrosamente juntos, título de su nuevo disco, cuyos temas se escuchan igual que los de sus primeras producciones.

El foro de Reforma se llenó hasta el tope; un encore del grupo español que enfrentó la censura por algunas de las letras de sus canciones, pues citaban mamón, que en los 80 atentaba contra los oídos castos, a las buenas conciencias. "¡La vamos a pasar de puta madre!", advirtió David Summers, vocalista y líder del conjunto cuyas letras son directas, llanas, sin metáforas. Para decir lo siento digo lo siento; para pronunciar te quiero, levanto la voz y menciono te quiero. No hay paráfrasis.

En la tautología no hay ripios ni consonancias, si acaso corazón puede rimar imperfectamente con emoción. "Sufre, mamón, devuélveme a mi chica, o te retorcerás entre polvos pica-pica". Como si fuera hace casi 20 años, en los 80, el público reaccionó. Muchas de sus piezas comienzan como una balada de Juan Gabriel, pero acaban con un ritmo donde uno se pregunta por qué el crescendo tipo Ricardito, o algo así.

Muchos de los asistentes vivieron su juventud en los años 80 y sus primeros excesos en borracheras, en juergas de recibir las mañanas, los amaneceres, los primeros besos, los primeros abandonos. El jueves llevaron a sus hijos para que se deleitaran con la música de sus ayeres no lejanos. Hoy trabajan y tienen responsabilidades y las letras y los ritmos ligeros de los Hombres G les hacen revivir sentimientos, hallar ecos de lo que fueron y son.

Hay un público para todo y para todo hay público. Los Hombres G han logrado encajar en el gusto de las nuevas generaciones porque los mensajes son los mismos, y las exigencias también. Nada de reflexionar en demasía; se trata de sentir, de transmitir subjetividades, ha señalado el dueto Sin Bandera, que explota el romanticismo sin más. Desde la primera rola de los Getas, titulada Lo noto, algunos de los iniciados en la música de los denominados Beatles Latinos, preguntaron si era del primero o del último disco. Esa pieza podría formar parte de cualquiera de ellos, o de los intermedios.

En los años 80 era fácil creerse rebelde y cantar Venecia. Hacer que la guitarra lance alaridos a gran velocidad no implica crear rock. Los Hombres G no son gruesos. Su pop asimilable se remarca en Martha tiene un marcapasos o Visite nuestro bar. Esta la dedicó Summers a todos los borrachos de México. Tal es su humor. En la tautología, amor es extrañarte, y esto es no tenerte. Cantan Solo otra vez, que no interpretaban desde hace 15 años. De la balada rítmica al acelere, al cierre de ojos, para reflejar lo grueso, lo prendido, el sentir de la música. Es la idea de Peter Frampton: hacer más ademanes, hacer como que se es roquero..

Todo es en G y en el Auditorio hubo gritos, guitarrazos, gente gustosa, ganadores... Para brincar con Si yo no te tengo a ti y Suéltate el pelo. En la frase de "suéltate el pelo y luego si quieres el sujetador", una dama se quitó el brasier y lo aventó hacia Summers, pero la prenda fue a caer cerca del personal de seguridad. Le faltó tino. Se escucha El ataque de las chicas cocodrilo, Indiana Jones, Temblando... Hasta Venecia, la más solicitada, en la que Javi, el baterista, se echa su solo como de ópera popera.

Así transcurrieron dos horas de un rock, si puede llamársele así, muy suave, de ese que no perturba, que deja dormir, para salir del Auditorio e irse a tomar un cafecito con pastel. Los Hombres G gustaron, ganaron, gritaron. El público les dio las gracias.

Hombres G: David Summers, Rafael Gutiérrez, Daniel Mezquita y Francisco Javier Molina.

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