Teatro Orientación
Belice explora el lado más oscuro del
ser humano
JUAN JOSE OLIVARES
Ayer fue el estreno de la obra Belice, galardonada
el año pasado con el Premio Nacional de Dramaturgia -que otorgan
el Instituto Nacional de Bellas Artes y el gobierno de Baja California-,
cuya autoría y dirección es de David Olguín, con las
actuaciones de Laura Almela, Rodrigo Espinosa, Daniel Giménez Cacho
y Roberto Soto.
A
manera de tríptico, Belice es un viaje de exploración
hacia el lado más oscuro del ser humano. En cada una de estas tres
partes, "los ecos y resonancias cíclicas, con las conexiones propias
de lo poético", ofrecen una historia redondeada que quizá
no tenga inicio ni fin.
Una despedida da inicio al viaje de un hombre en busca
de su desconocido padre a las entrañas del infierno interior. Antes
de salir a la vuelta sin retorno, un joven se despide de su madre, en busca
de la ilusióin de saber de su progenitor, de conocer más
sobre su raíz, algo que a la madre le es atroz. El joven, de nombre
Juan, sale del paraíso.
El purgatorio es representado por un aeropuerto internacional,
la segunda estación, donde el joven encara la conciencia del dolor
con un desconocido que le acusa de un asesinato que quizá cometa
en un futuro. La sala de espera del aeropuerto es la antesala del infierno.
Mirar hacia adentro de sí mismo envejece a Juan.
Se encuentra en medio de la selva de Belice, la última estación
de la historia, en el mismo averno rodeado de tentaciones, pero sobre todo,
cerca de su objetivo ilusorio. Viaja en compañía de un lanchero
predicador, lleno de tatuajes, que son los íconos que se vuelven
claves en la historia. Su padre era un tatuador, su madre tiene un tatuaje,
y la mujer que puede darle razón de su padre está tatuada.
Descienden al infierno al encuentro con la soledad, la brutalidad de un
mundo salvaje y asqueroso.
Belice navega entre lo coloquial y lo poético,
entre la realidad y la ficción.
Con la producción de Marco Antonio de Jesús,
Belice cuenta con escenografía de Gabriel Pascal, diseño
sonoro de Gonzalo Macías, vestuario de Adriana Olivera, y coreografía
de Rafael Rosales.
La obra se presenta jueves y viernes a las 20:30 horas,
sábados y domingos a las 18 horas, en el Teatro Orientación,
detrás del Auditorio Nacional.