Multitudinarias manifestaciones en 120 ciudades
del país; la huelga, total
Paran millones de italianos contra la política
neoliberal del premier Berlusconi
Trabajadores repudian la doctrina de "guerra global"
impulsada por el presidente Bush
VITTORIO SERGI, FILIPPO NUZZI Y AGENCIAS ESPECIAL
PARA LA JORNADA
Roma, 18 de octubre. Al menos unos 2 millones de
italianos se manifestaron hoy en las grandes ciudades del país,
al tiempo que unos 10 millones de trabajadores paralizaron sus labores
durante ocho horas en protesta contra la política económica
del primer ministro, el magnate Silvio Berlusconi.
La dirigencia de la Confederación General Italiana
del Trabajo (CGIT), la mayor central sindical del país y convocante
de la medida de fuerza, estimó que las manifestaciones tuvieron
lugar en unas 120 ciudades, y que con el paro al ciento por ciento en los
centros de trabajo se mostró la actitud combativa de los trabajadores.
La paralización, convocada por segunda vez en seis
meses contra las duras políticas neoliberales de Berlusconi, desbordó
de sus cauces simplemente sindicales hacia la práctica de la llamada
huelga social generalizada, y con numerosas movilizaciones en los últimos
días, aunado al repudio contra el racismo a los inmigrantes y la
guerra que Estados Unidos planea lanzar contra Irak.
"Protestamos para detener la caída económica
del país", afirmó el líder de la central sindical
izquierdista, Guglielmo Epifane, quien aseveró que la política
presupuestaria y económica de Berlusconi, sumada a las reformas
laborales, están agravando el desaceleramiento y podrían
culminar en la pérdida de 280 mil puestos de trabajo.
El
paro y las movilizaciones fueron tan exitosos que el transporte público
y las comunicaciones por tren y avión sufrieron graves retrasos
y cancelaciones. Muchos viajeros con destinos internacionales quedaron
varados, y los aeropuertos más afectados fueron los de Roma y Milán.
La aerolínea Alitalia canceló 275 salidas
y sufrió unos 109 retrasos de unos 600 vuelos programados, y se
estimó que unos 35 mil viajeros resultaron afectados por la paralización
sindical. Asimismo, otras ae-rolíneas se vieron obligadas a abandonar
sus conexiones dentro y fuera de Italia.
Esta segunda gran paralización sindical en seis
meses ha resultado tan exitosa como la anterior de abril pasado, cuando
fue se-cundada por las tres principales centrales obreras, que produjeron
el mayor paro en Italia en las dos últimas décadas al sumarse
unos 13 millones de trabajadores; en los últimos meses ha habido
decenas más de paros en diversas industrias del país.
Incluso para antes del 10 de noviembre las tres principales
centrales tienen programado un paro general de 24 horas para oponerse a
los planes de la FIAT de despedir a una quinta parte de sus trabajadores.
Crisis económica generalizada
En las últimas semanas las compañías
italianas han anunciado más de 20 mil despidos, y sólo la
FIAT planea echar a más de 8 mil empleados, 20 por ciento de los
puestos de la industria del automóvil del país.
Berlusconi, quien se describe como campeón del
neoliberalismo, prometió un fortalecimiento estratégico del
sector automotriz, pero ha despertado especulaciones de que el Estado compraría
la FIAT, mientras las arcas del gobierno han disminuidas ante la crisis
económica generalizada.
Lo que se observa es un panorama caracterizado por un
ataque profundo al derecho del trabajo, marcado por la abolición
de las normas sobre despidos injustos, la crisis estructural de la FIAT,
principal productora de autos en el país al borde del colapso, la
ley racista Bossi-Fini, que considera a los migrantes como criminales y
hace aún más precaria la posición de los trabajadores
ex-tranjeros, por lo que esta nueva huelga marca un cambio de dirección.
Una importante consigna de todas las movilizaciones de
las últimas semanas en Italia se dirigen contra la doctrina de la
guerra global, con o sin el aval de Naciones Unidas, que pretende llevar
a cabo Estados Unidos, política marcada por el unilateralismo de
Washington y el desprecio a sus aliados europeos y del resto del mundo.
La manifestación más grande se efectuó
en Milán, donde salieron a las calles 250 mil trabajadores, 150
mil en Roma y Nápoles, mientras en Bologna estuvieron 85 mil y en
muchas otras ciudades hubo manifestaciones e iniciativas descentralizadas.
En estas movilizaciones se vio la presencia de trabajadores
y trabajadoras no sindicalizados, organizados en un amplio frente de lucha
por la generalización de la huelga.
En este contexto, desde el 16 octubre diversos grupos
del movimiento, como Social Forum, Disobbedienti y otros sectores radicales,
realizaron acciones de lucha que tenían como finalidad la ampliación
de las revindicaciones simplemente sindicales.
Esto se ha dado con formas, tiempos y actores que no son
o no se sienten plenamente representados en el sindicalismo oficial y que
revindican derechos y existencia digna frente a las nuevas o viejas formas
de explotación. Así, en lugar de ocho horas de paro se han
generado tres días de conflicto generalizado a lo largo del país.
Entre las movilizaciones que se desencadenaron en estos
días sobresalen las de Torino, entre varias otras ciudades, donde
han sido forzadas a cerrar las agencias privadas de trabajo temporal, y
se convocó a una jornada de acción para cerrar uno de los
centros de detención para indocumentados.
En Milán, los movimientos populares se volcaron
a cerrar McDonalds y agencias privadas de trabajo, y a ocupar temporalmente
la Cruz Roja que coopera con un centro de detención para migrantes.
En Firenze, cuatro personas están detenidas por
una acción directa contra la construcción del ferrocarril
de alta velocidad en el valle del Mugello, cerca de la ciudad.
En tanto, en Bologna está ocupado desde el miércoles
un edificio de propiedad pública, la Escala Internacional de los
Migrantes, mientras que las 11 manifestaciones que tu-vieron lugar hoy
en la región dieron pleno apoyo a esta lucha. En Roma, una marcha
nocturna tuvo lugar la víspera y terminó con la ocupación
de una fábrica abandonada para darle uso social.
Los manifestantes en Nápoles, donde forzaron el
cierre de agencias de trabajo temporal, han impulsado también una
fuerte respuesta a la adhesión de un parte de la izquierda contra
la posible guerra en Irak.
Todo esto, aparte de las manifestaciones que se han desarrollado
contra la política militarista que impulsa el presidente estadunidense,
George W. Bush, en el mundo.
Muchas más han sido las iniciativas y las formas
de luchas desplegadas en estos días que han sido exitosas, aun parcialmente,
para ampliar el lugar y las formas de las luchas no sólo de los
trabajadores tradicionalmente concebidos, sino de todas las formas de producción
social de la riqueza que no están incluidas en marcos jurídicos
o representativos de garantías.
Esto, lejos de ser un logro cierto del mo-vimiento, es
el principio de una posible alianza entre viejos y nuevos sujetos de trabajadores
y explotados, que tiene hoy como horizonte más cercano de confrontación
y propuesta el Foro Social Europeo en Firenze, a principios de noviembre.