Marco Rascón
Concesiones, transiciones y concertacesiones
Solamente 85 por ciento de los 9 mil millones de pesos
del presupuesto destinado a prerrogativas a los partidos y al IFE quedó
en manos de concesionarios privados de radio y televisión por pagos
de tiempos de transmisión durante las elecciones de 2000. Pero ahora
ganarán más.
Vicente Fox sí cumplió y sacó al
PRI de Los Pinos, pero sólo de la residencia, porque ahora ahí
vive con su familia: el símbolo de la promesa no llegó a
ninguna otra parte, ya que el PRI aún hegemoniza la estructura sindical
mediante el Congreso del Trabajo, la dirección del SNTE, petroleros
y electricistas, segmentos de la seguridad policial y militar, la política
fiscal y monetaria, y desde luego, la Cámara de la Industria de
Radio y Televisión (CIRT). En todas las áreas estratégicas
financieras, de control social, comunicaciones y de seguridad, el "cambio"
es sólo una frase jocosa con menos implicaciones que las que se
dieron durante las viejas rupturas sexenales entre presidentes y ex presidentes
priístas.
Es un hecho que el foxismo como movimiento empresarial,
trasnacional, conservador y clerical sólo tenía clara la
estrategia a seguir para ganar la elección presidencial, pero nunca
tuvo un programa concreto, táctico ni estratégico para cumplir
las expectativas que despertó: sustituir al PRI en la conducción
de la integración económica, la privatización y el
desmantelamiento del país que venían realizando con toda
prestancia los gobiernos de De la Madrid, Salinas y Zedillo.
La debilidad y falta de alianzas sociales estructuradas
ha llevado al foxismo a pactar con Rodríguez Alcaine y a homenajear
a Fidel Velázquez, así como a pasar de las concesiones discrecionales
a la superconcesión a la CIRT al entregarle 12.5 por ciento del
tiempo de transmisión que utilizaba el Estado.
Los "cambios" en el terreno sindical y de los medios de
comunicación se han convertido en reafirmación del viejo
régimen al pactar con Elba Esther, dejar impune al charrismo
petrolero y sucumbir políticamente frente a todos los que aportaron
a las campañas, sea con robos al erario o desde los oscuros laberintos
de los lobbys empresariales. Sin fuerza propia y como parte del
engranaje de los intereses globales, el gobierno foxista va de concesión
en concesión al viejo priísmo.
La concertacesión foxista con los concesionarios
de la CIRT revela que Fox de nuevo dobló las manos y que carece
de fuerza para enfrentar al Frankenstein de la comunicación convertido
en el supremo poder del país, ante el cual todos los poderes del
Estado mexicano han sido doblegados. Este Frankenstein lo mismo se ha beneficiado
en tiempos de censura bajo el régimen priísta que en la "apertura",
y ha hecho del uso de "su" libertad un derecho para denostar, calumniar
y desinformar como práctica profesional, ofreciendo pésima
programación y encuestas manipuladas, que nunca disienten de la
opinión de locutores y de los intereses empresariales que reivindican,
por ejemplo, a personajes tan corruptos como Laura Bozzo, cómplice
de Vladimiro Montesinos, de Perú, porque son de su misma condición
y talla.
La superconcesión al puñado de familias
dueñas de la comunicación no incluyó ninguna de las
demandas planteadas en sesudos foros y espacios, que desde 1980 han reclamado
una política transparente en el otorgamiento de concesiones de frecuencias.
El acuerdo Fox-CIRT otorga más poder al viejo monopolio priísta
en la información y los contenidos, que en su conjunto son basura,
desde luego, con claras y obvias excepciones.
Visto así, tan peligroso es lo que se pactó
como lo que se dejó fuera del debate más importante y que
demanda desde hace 20 años una nueva política en el otorgamiento
y regulación de las concesiones de radio y televisión. Temas
que sólo por ser abiertos a la discusión ameritaron agresivas
campañas de los concesionarios, que acusan de que se impone ley
mordaza a todo aquello que afecte sus intereses monopólicos.
Frente al escándalo del acuerdo pactado por Fox
y la CIRT, en el Congreso de la Unión sólo se ha levantado
la voz del senador Javier Corral Jurado, quien por encima de los intereses
del PAN y de la Presidencia ha denunciado congruentemente el significado
del acuerdo. Corral, quien sin duda es el mejor legislador del Congreso,
no dejó de exponer que el PRD abandonó el tema de los medios,
pues el mismo Andrés Manuel López Obrador simpatizó
con Fox en este pacto oscuro y aun coincidió con el priísmo
aplaudiendo la entrega de 12.5 por ciento.
El PRD hoy carga con una nueva irresponsabilidad. Si bien
en otros años se mantuvo crítico y presentó las propuestas
más importantes para la apertura de los medios en favor de la sociedad
y no de grupos, hoy mantiene en esta materia la misma postura que en lo
referente a la reforma a la industria eléctrica, derechos indígenas
y política fiscal.