La puesta de Jesusa Rodríguez se presenta
viernes y sábados en el teatro-bar El Hábito
Matar o no matar, dilema ético que aborda
un espectáculo porno-militar
El despertar de los instintos asesinos a causa del deseo
sexual, el planteamieno de la obra
En el homicidio, la paradoja y el tabú van de
la mano, indica la creadora escénica
CARLOS PAUL
¿Sería usted capaz de asesinar con tal de
satisfacer un deseo sexual? Esta es la interrogante que plantea y en torno
de la cual gira el más reciente espectáculo de cabaret Matar
o no matar, de Jesusa Rodríguez, protagonizado por Regina Orozco
y Susana Zabaleta.
''Más allá de la reflexión obvia
de que todo está lleno de violencia, desde la muerte sin escrúpulos
que se muestra en las caricaturas hasta los asesinatos reales que se ven
por televisión, sean sangrientos o no, con este trabajo quisimos
abordar la cuestión de matar o no matar, mediante lo que hemos denominado
espectáculo porno-militar", explica Jesusa Rodríguez
Es una puesta ''teñida de tintes eróticos
-destaca la creadora escénica-, cosa que en El Hábito hacemos
poco, pues era indispensable hablar de que a veces por satisfacer un deseo
sexual alguien se puede convertir en un asesino. Lo que es una cuestión
muy delicada, porque es algo que está en el fondo del ser humano
y casi no tocamos. Todos, en el fondo, en potencia, tenemos un disparador,
un germen que puede despertar en el momento más inesperado y convertirnos
en asesino, y en este caso es el deseo sexual".
El espectáculo se creó cuando Liliana Felipe
-"sacudida" por el libro Matar o no matar, del poeta húngaro
Georgy Konrad, que incluye 131 aforismos contra la violencia- compuso hace
ocho años, junto con Dmitri Dudin, diversas partituras que se llevaron
a la escena con algunos sketches escritos por Malú Huacuja.
El afán de Liliana Felipe, explica la directora,
fue el que la gente cantará y reflexionará contra la violencia;
que se cuestionará sobre todo el dilema de matar o no matar.
''Si alguien en estos momentos asesinara a ese son
of a bitch de George W. Bush, seguramente se ahorrarían muchísimas
muertes en Irak y del ejército estadunidense, pero, como dice
Konrad, la paradoja y el tabú van de la mano y nadie tiene derecho
de matar a alguien, ni siquiera a un tirano o a un violador; en ese sentido,
la reflexión de matar o no matar va y viene en la puesta en escena".
Konrad "habla, por ejemplo, de que él prefiere
a los caníbales, porque ellos sólo matan a los que se van
a comer, y de que habría que solicitar a los gobiernos que obliguen
a sus soldados a comerse a todos los que matan en la guerra, con cuchillo
y tenedor.
''Mi trabajo hace ocho años -explica Rodríguez-
fue engarzar esas y otras ideas con los sketches de Malú
Huacuja, en los que Regina Orozco y Susana Zabaleta siempre se mataban,
pero para esta nueva puesta en escena, que se realizó también
con la colaboración de Daniel Grüener, saqué los textos
de Huacuja, porque quería que el público se viera involucrado
con su capacidad de asesinar y se preguntara eso que pocas veces nos cuestionamos:
cómo en ciertas circunstancias somos capaces de matar.
"Ahora es una puesta por completo diferente. La música
de Liliana y Dmitri van engarzadas con un cuento corto erótico de
Piére Louise, titulado El espejo, la peineta y el collar, en
el que se narra la historia de una cortesana de Alejandría, quien
consigue que el escultor más guapo y solicitado por las mujeres
asesine por ella".
Así, mediante la música y la historia, que
Regina y Susana cantan y cuentan, ''se va descubriendo que un ser humano,
con tal de cogerse a esa mujer, es capaz de decir sí a todo; robar
y asesinar, incluso".
Tal disposición para matar "me pareció un
ingrediente muy importante para que el público se viera reflejado.
Casi todos hemos dicho: 'yo no asesinaría jamás', pero, a
ver, habría que pensarlo tantito".
El espectáculo, que se desarrolla en un escenario
que evoca un baño de vapor, conjuga una poesía dura y brutal
con una música por momentos muy cabaretera y por otros muy clásica.
Las actrices-cantantes llevan unas fajas antiguas y usan unos trapos
con los que interpretan a los personajes. "Es un trabajo -dice Rodríguez-
muy delirante, en el que, con los mínimos recursos, quise hacer
un cabaret muy preciso, que les permitiera a las actrices-cantantes mucha
libertad".
Regina Orozco interpreta a la cortesana que se llama Crisis
y Susana Zabaleta al escultor que se llama Demetrios. Sin embargo, conforme
transcurre la historia se van turnando el personaje y en otros momentos
de transición son tan sólo Susana y Regina comentando la
historia, en la que, comenta Orozco, "hay mucho espacio para la improvisación,
y como las dos somos muy tremendas, cada función se pone muy peligrosa,
porque podemos llegar a decir cualquier barbaridad, a veces Jesusa nos
dice: '¡ya bájenle!', a veces nos regaña porque nos
portamos muy vulgares, pero decentes".
Matar o no matar, se presenta los viernes y sábados,
a las 22:30 horas, en el Teatro Bar El Hábito, Madrid 13, esquina
Centenario, Coyoacán.