Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Domingo 13 de octubre de 2002
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Mundo
Una de las explosiones, cerca del consulado de EU

Atentado en Bali deja más de 150 muertos, la mayoría turistas

REUTERS, AFP Y DPA

Bali, domingo 13 de octubre. Al menos 150 personas, la mayoría turistas, murieron en ataques con bombas que se registraron la no-che del sábado en una discoteca de una playa de la isla turística de Bali, en Indonesia. Al cierre de esta edición equipos de rescate continuaban recuperando más cuerpos de víctimas de entre los escombros.

"Hay 150 muertos", dijo por teléfono a Reuters el director de información del hospital Santga, Puta Putra Wisade. A la pregunta sobre una estimación de cuántos serían indonesios, el funcionario respondió: "75 por ciento son extranjeros".

Reportes previos dieron cuenta de que el número de muertos superaba el centenar y el de los heridos era de unos 170.
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La isla es el destino turístico más popular de Indonesia. Las autoridades indicaron que muchas de las víctimas fatales en la discoteca eran ciudadanos de Australia, Gran Bretaña, Francia, Alemania, Nueva Zelanda, Estados Unidos y Suecia.

La policía dijo que hubo tres explosiones simultáneas en una discoteca y en un restaurante bar alrededor de las 23 horas, y que minutos después detonó otro artefacto cer-ca del consulado de Estados Unidos en Ba-li, al este del país asiático. En este segundo atentado no hubo que lamentar víctimas.

En Washington, el Departamento de Estado dijo que no parecía que el edificio consular estadunidense hubiera sido el objetivo del segundo "ataque", y tampoco pudo in-formar si había o no víctimas estadunidenses en alguno de estos hechos.

El jefe de la policía de Indonesia, Dai Bachtiar, declaró que podría tratarse de un atentado terrorista. "Si se mira el número de víctimas, esto fue indiscriminado y existe la posibilidad de que fuera terrorismo", dijo a la prensa, en Yakarta, poco antes de viajar a Bali.

El canciller australiano, Alexander Downer, señaló a vez que "parece como si una organización terrorista estuviera involucrada y como si el ataque hubiera sido coordinado y claramente dirigido contra intereses extranjeros".

Los informes señalaban que los cuerpos seguían llegando y se temía que la cifra de víctimas siguiera aumentando. La mayoría estaban calcinados o completamente destrozados, lo que dificulta enormemente la identificación de los cadáveres y la atribución de una nacionalidad.

Versiones de testigos e imágenes de la televisión dieron cuenta de un cuadro terrible en pleno caos, con personas ensangrentadas en la zona mientras los cuerpos de rescate hacían su labor y los bomberos lu-chaban por apagar el fuego.

Un fotógrafo local contó que vio cómo volaron por los aires los pedazos de un 15 automóviles con una de las explosiones, mientras mucha gente estaba dentro de la discoteca.

Los atentados, que no han sido reivindicados por grupo alguno, ocurrieron en mo-mentos en que diplomáticos de Estados Unidos venían advirtiendo de los riesgos de ataques terroristas en Indonesia, supuestamente relacionados con la red Al Qaeda del multimillonario Osama Bin Laden.

Apenas el mes pasado la embajada estadunidense y el consulado de la ciudad de Surabaya estuvieron cerrados durante una semana debido al riesgo de atentados.

Indonesia es el primer país con población musulmana del mundo, y la mayor parte de la población de Bali es hindú, que tenía hasta hoy la reputación de ser un lugar seguro. Nunca había sido objetivo de atentados con bomba como los que han golpeado al resto del país en los últimos años.

Por otra parte, se reportó otro atentado con bomba que dejó un muerto y nueve heridos en Katmandú, capital de Nepal. Las autoridades nepalesas responsabilizaron de lo sucedido a los rebeldes maoístas.

Los reportes eran escasos, pero se supo que el artefacto explosivo estaba escondido en una estatua del rey Mahendra, cerca de un mercado de verduras. Desde luego, la escultura quedó completamente destruida por la explosión.

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