El 70 por ciento de las nuevas infecciones
por VIH-Sida en el mundo se registran en mujeres, de acuerdo con datos
de la Organización de Naciones Unidas para el Sida (Onusida).
A nivel mundial hay más hombres que mujeres infectados, "pero
el número de muertes de mujeres es proporcionalmente mayor".
Este problema, explicó Ana Luisa Liguori de la fundación
MacArthur, responde a que ellas "fueron excluidas de las políticas
iniciales para enfrentar la epidemia y en el mundo occidental, donde
las cifras de casos todavía son mayores en hombres que en mujeres,
sigue pendiente el abordar el problema con acciones efectivas y equitativas".
Nadie ha puesto los focos rojos, dijo, a la vulnerabilidad de que son
objeto las mujeres a consecuencia de su "falta de control sobre
sus vidas y de manera especial sobre su sexualidad". A nivel mundial,
entre un 20 y un 50 por ciento de ellas reportaron haber sido atacadas
físicamente.
Entre las recomendaciones internacionales difundidas para disminuir
el riesgo de contagio están el uso del condón y la disminución
de las parejas sexuales, sin embargo la gran mayoría de las mujeres
desconoce si sus parejas tienen sexo con otras personas, si consumen
drogas y por lo mismo, no pueden siquiera tener conciencia de que están
en riesgo de contagiarse, advirtió.
Además, tampoco se han diseñado estrategias para el cuidado
de los enfermos que sigue recayendo en las mujeres: "en general
antepondrán la salud de otros miembros de su familia a la suya,
lo que provoca que muchas veces sean diagnosticadas más tarde,
cosa que puede anticipar su muerte".
Durante la mesa redonda El VIH-Sida y las relaciones de género
realizada en el Colegio de México, Liguori urgió a destinar
más recursos a la investigación biomédica y psicosocial
de la problemática de la mujer y el Sida: "sería
interesante ver la responsabilidad de la prensa y las instituciones
médicas; del retraso para abordar la problemática femenina
y del por qué por tanto tiempo las mujeres se quedaron con la
idea falsa de estar fuera de riesgo".
Las mujeres, reforzó la presidenta del Instituto Nacional de
las Mujeres (Inmujeres), Patricia Espinosa, son vulnerables a la epidemia
por su escaso poder para decidir cuándo y cómo tener relaciones
sexuales o rehusarse a tenerlas sin protección porque ello puede
"significar violencia".
Patricia Uribe, directora general del Centro para la prevención
y control del Sida, informó que el uso del condón en nuestro
país aún es bajo, pero se ha ido incrementando poco a
poco, ya que a fines de los ochenta había 50 mil personas que
lo usaban y el año pasado la estadística registraba a
350 mil.
La falta de información adecuada sobre sexualidad, el miedo al
abandono, los tabúes, la falta de oportunidades laborales, la
migración, entre otras cosas, hacen más delicada la situación
para las mujeres pues "los riesgos para ellas son los mismos a
los que se enfrenta su pareja", aunque ellas sólo tengan
una pareja sexual, coincidieron especialistas.
Asimismo, propusieron que las instituciones encargadas de buscar formas
de combatir la pandemia, investiguen más a fondo qué es
lo que está sucediendo con las mujeres, busquen la inclusión
de métodos de prevención para ellas, como el condón
femenino, difundir más información acerca de la sexualidad
y que las estrategias de prevención tengan perspectiva de género.
Entre los asistentes a la mesa, estuvieron integrantes de organizaciones
de derecha como la Asociación Nacional Cívica Femenina
(Ancifem), quienes durante la sesión de preguntas y respuestas
exigieron se promueva la abstinencia para evitar el contagio del Sida.
Tras el abucheo de la mayoría de los/as asistentes, Griselda
Hernández de Censida, respondió que su función
es "impedir que las personas que tienen relaciones sexuales se
infecten, por eso no podemos proponer la abstinencia. Cuando se dé
toda la información a los jóvenes, será más
probable que incluyan métodos de prevención durante su
actividad sexual".
Por su parte, Martha Caballero, del Instituto Nacional de Salud Pública,
se refirió a los riesgos a que están expuestas las mujeres
que emigran. Cada año, indicó, emigran 2.5 millones de
personas, de las cuales, el 25 por ciento son mujeres, quienes lo hacen
a consecuencia de las crisis económicas, reestructuraciones políticas,
desastres naturales, por problemas con la pareja y violencia intrafamiliar.
Ellas, detalló, son una minoría entre los emigrantes,
por tanto están en situación de desigualdad. Se tiene
la creencia de que "están dispuestas a tener relaciones
sexuales" si las ayudan a llegar a su destino; son objeto de acoso
y violación, por tanto pueden contraer el Sida fácilmente.
(Aleyda Aguirre)