El arte, más importante que la vida
Juanse Hernández
"Estoy seguro que tengo el sida o que pronto
voy a desarrollarlo. De hecho, ya presento algunos síntomas. Mis
amigos están cayendo como moscas [...]. No sé si me quedan
cinco meses o cinco años, pero sé que mis días están
contados. Por eso me importan tanto ahora las actividades que hago y mis
proyectos. Tengo que hacer tantas cosas como pueda, de la forma más
rápida posible. Estoy seguro de que todo lo que me sobrevivirá
cuando yo muera será lo bastante importante como para sacrificar
ahora la comodidad y el tiempo libre. El trabajo es todo lo que tengo y
el arte es más importante que la vida."
Con estas palabras Keith Haring (1958-1990), para muchos el último artista integral del siglo XX, dejaba constancia en sus diarios de la aceptación de su estado serológico y de su programa artístico. Las reflexiones acerca de su obra, el arte y la época en la que vivió han salido a la luz a través de la publicación en castellano de sus Diarios (Galaxia Gutenberg, 2001), un documento de primera mano, que, sin pretensiones literarias, nos sumerge en el universo de un artista, que había logrado entender el espíritu de su época.
La lectura de sus Diarios es una oportunidad para quienes deseen conocer las claves de su obra. A través de sus páginas, se nos muestra un Haring ora seguro de sí mismo y arrogante, ora lleno de dudas y asustado, pero sobre todo, un creador que supo representar con una gran fuerza plástica las preocupaciones de toda una generación: "El sida, el crack, la escalada armamentista, los políticos, los fundamentalistas: son demasiados problemas y es demasiado tarde para hacer nada [...]. Todo lo que uno puede hacer son acciones mínimas. Intentar exponer el problema e intentar que las cosas sean un poco más soportables [...] Acabemos con la mierda. El mundo continúa girando, pero las cosas cambian cada vez más deprisa." Por este motivo, cuando el VIH irrumpió en la vida de Haring, se entregó con feroz pasión a una producción creativa y variada que giraba en torno a mensajes en los que trataba de concienciar a la sociedad sobre la existencia del sida. Con ello, no sólo sellaba su compromiso social como artista, sino también su rebelde genio creativo le servía de salvación ante un futuro aciago: "Es desesperante ver cómo aumentan las lesiones del sarcoma de Kaposi sin que el AZT produzca ningún resultado visible. Puede que la homeopatía me ayude. Tiene que haber algo que funcione."
Los trabajos de Haring sobre el sida se plasman en diferentes soportes y tipos de actuación en los que se enfrenta abiertamente a sus terrores. De entre ellos quisiéramos señalar la serie de cuadros y carteles bajo el lema Silencio=Muerte en la que, adoptando una actitud propia de un activista, exhorta a los afectados a romper el silencio.
"Estoy seguro de que cuando me muera no moriré del todo, porque vivo dentro de mucha gente", escribe casi al final de sus Diarios.
Keith Haring muere el 16 de febrero de 1990, a los 32 años de edad. (Texto tomado y editado de la revista Lo + Positivo, número 20, invierno 2001-2002.)
Keith Haring
Diarios
Ed. Galaxia Gutenberg. 2000
Barcelona, España