Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Miércoles 2 de octubre de 2002
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Cultura
ENTREVISTA /ZAIRA SORIANO HADAS, BAILARINA, ACTRIZ, FOTOGRAFA Y DOCENTE

El arte de danzar oyendo sólo con el cuerpo

CON LOS PIES PERCIBE LAS VIBRACIONES DE LOS INSTRUMENTOS

Zaira no escucha con los oídos, pero percibe la música con todo el cuerpo y, no obstante su discapacidad, se dedica con éxito a la danza, al teatro y la fotografía. ha impartido clases de música prehispánica en la Universidad Gallaudet para sordos en Estados unidos

CRISTINA MARTIN URZAIZ ESPECIAL PARA LA JORNADA

Las entrevistas se hacen con palabras; la urdimbre de ésta, sin embargo, son los silencios, los gestos y las señas.

Zaira no oye con los oídos, pero percibe la música con todo el cuerpo. Por los pies le entran las vibraciones de los instrumentos y las siente de tal modo que su cuerpo empieza a bailar, como hace desde los dos años, cuando veía ensayar a su madre, entonces bailarina del ballet de Amalia Hernández.

zaira_soriano02Zaira Soriano Hadas tiene discapacidad auditiva, pero ello no impide que se dedique a la danza, actividad que la llevó a vivir dos años en Estados Unidos; al teatro, como actriz, y a la fotografía, con la que ha estado en contacto toda su vida, ya que de un pequeño estudio fotográfico, propiedad de su madre, provienen los recursos para la preparación de la bailarina.

Cuando Zaira tenía 8 meses de edad, una otitis supurenta provocada por un virus destruyó la mayor parte de sus tímpanos. Tuvo pérdida total de la audición en el oído derecho y con el izquierdo sólo escucha la quinta parte de lo normal: percibe sólo 20 decibeles, de los 100 que son el promedio.

Estudiaba la primaria en una escuela regular cuando empezó a acudir a clases con Roseira Morenco, quien no sólo la aceptó como discípula, sino que la motivó para perseverar en la danza, de tal forma que al ingresar a la secundaria, su madre la inscribió a la escuela número 4 de Iniciación Artística del Instituto Nacional de Bellas Artes en danza clásica.

También la llevó a rehabilitación y terapia de lenguaje durante toda su niñez, pero en cuanto Zaira se sintió capaz de trasladarse por la ciudad sin ayuda, a los 15 o 16 años, empezó a hacerlo.

Con ayuda de su madre, Beatriz Hadas, que un poco traduce y precisa la información, se realiza la entrevista con Zaira, quien puede leer los labios y se comunica con manos y con gestos, así como con algunas palabras y sonidos.

Respecto del tiempo en que su hija se preparaba como bailarina, Beatriz asegura: ''Ahí destacó porque ya traía técnica de danza contemporánea. Dos días iba a la danza moderna y tres al ballet".

La pregunta a la que seguramente ha respondido tantas veces es, sin embargo, obligada: ¿Cómo percibe la música?

Entonces Zaira lleva las manos a los pies, con las palmas golpea el suelo y luego las sube suavemente por las piernas, la cadera, el tronco, los brazos, el cuello, los ojos, hasta la cabeza. Siente la música en todo el cuerpo.

Su madre precisa: ''Es la madera; los pisos de madera de los teatros le comunican las vibraciones. Ella dice que no oye absolutamente nada, pero no lo necesita, pues con el tacto percibe los sonidos.

''El aparato es un amplificador para oír ruidos muy fuertes. Las voces, por ejemplo, no las oye, más bien los sonidos graves, los aviones, los motores de camiones o motocicletas y los tambores."

Cuando Zaira era niña -agrega Beatriz Hadas- a los 5 o 6 años le adaptaron un auxiliar auditivo, pero se lo quitaba. ''Yo no sabía qué le pasaba, pero ahora que es adulta me ha dicho que le provocaba mareos.''

Luego, para demostrar la forma en que su piel recibe las vibraciones musicales, Zaira se pone de pie y, como si estuviera en un tablado, ejecuta un zapa-teado de baile flamenco, al tiempo que lleva el ritmo con las palmas. Así, gráficamente expone la forma en que los ritmos invaden su cuerpo y la llevan a seguirlos.

La danza moderna es la que prefiere, porque la hace sentir más libre. En cuanto a la música, la que mejor recibe es el jazz y, aunque pronuncia las palabras con dificultad, ésta es una de las que mejor dice: ''jazz".

Su madre precisa: ''Ella dice que el jazz le gusta más, pero también el flamenco y las danzas árabes. La música prehispánica le es muy cercana y, en general, las percusiones".

Zaira Soriano señala que los instrumentos de cuerda también le comunican su vibración: el violín, la viola, el contrabajo.

Con el lenguaje de las manos dice las palabras ''danza" y ''baile". La primera, recorriendo hacia adelante y hacia atrás los dedos índice y medio derechos en forma de y sobre la palma de la mano izquierda. La segunda, colocando ambas manos con las palmas hacia arriba en sus costados, al nivel de la cintura y moviéndolas hacia adelante y hacia atrás. Aunque al principio no le permitieron aprender esta forma de comunicarse, buscando que lograra el mayor progreso posible en la lectura de los labios y en la emisión de sonidos, ella se interesó en el lenguaje manual y lo dominó con rapidez. Ahora lo enseña a otras personas con sordera.

La bailarina continuó estudiando danza y se presentó en diversos foros. También en encuentros de personas con discapacidad y dio conferencias auxiliada por un traductor.

Zaira Soriano y su madre recuerdan que en 1998 aquélla participó en un Festival Internacional de Danza de Sordos en Cuba. ''Cuando bailó el público lloró y al terminar el director del festival corrió hacia donde yo estaba y me abrazó llorando."

Además, Zaira ha participado como actriz en puestas en escena del grupo teatral para sordos Seña y Verbo, con el que tuvo una temporada en el Centro Cultural Helénico; incluso llevaron su propuesta a ciudades de Austria en 2000.

De ese viaje, Soriano Hadas quedó impresionada por las facilidades con que cuentan las personas con discapacidad en Europa.

Con Seña y Verbo grabó un video de cuentos para niños sordos, con lenguaje manual, en el que ella es la narradora.

Dos años impartió clases de música prehispánica en la Universidad Gallaudet para sordos en Washington, Estados Unidos. Allí se percató de las facilidades en favor de las personas sordas en ese país, que en México no existen.

Zaira expresa su deseo de enseñar danza a grupos de niños con y sin discapacidad, o de dirigir algún taller con estas características. Sin embargo, todavía no existe ningún proyecto en el que se pudiera aprovechar su experiencia.

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