Francis Ford Coppola en el Festival de San Sebastián
''Cuando el cine aporta ideas se alcanzan bellos resultados''
Fustiga que la industria del cine se haya vuelto industria
del dinero; venden cintas como fertilizantes
MERRY MAC MASTERS ENVIADA
San Sebastian, 22 de septiembre. En su regreso
a San Sebastián, Francis Ford Coppola se sentó con la prensa
casi dos horas, como si estuviera en la sala de su casa. Como ofreció,
habló de todo, incluso de vino -negocio familiar que le permite
financiar sus propios proyectos-, pero acabó dando una lección
de cine.
No podía faltar la pregunta sobre los sucesos trágicos
del 11 de septiembre. Para Coppola, ''no puede haber paz y justicia, y
justicia para todos. He tratado de ver los sucesos en el sentido de que
la justicia no se ha ejercido en la historia moderna".
A raíz de los acontecimientos, Coppola se puso
a estudiar la situación en Medio Oriente, ''el fondo del problema''.
Una
de las aristas que le llamó la atención es ''el injusto patrocinio
de Estados Unidos a un solo lado del conflicto, que causa gran disgusto
para los que están con la otra parte".
Dictaminó: ''Ambos lados son igualmente responsables
del destino de los palestinos y les deben mucho. Si yo fuera rey haría
que las partes -las naciones árabes, Israel y Estados Unidos- enriquecieran
la vida de los palestinos, a fin de pagarles en parte por todo lo que han
padecido. Debe haber justicia para la gente palestina. El problema radica
en que las personas encargadas de hacer la paz obtienen su poder del hecho
de que no haya paz''.
En seguida, Coppola aseguró que si 12 intelectuales,
artistas, cineastas, poetas y arquitectos, tanto árabes como israelíes,
y se fueran a Granada por tres semanas, encontrarían una bella solución
que sería justa para que los hijos de estas personas tengan una
vida armoniosa''.
Acotó: ''Ha llegado el tiempo en que los artistas
ya no deben ser empleados. Si uno quiere saber quién manda en el
mundo en cualquier periodo de la historia, sólo hay que ver quién
les da trabajo a los artistas. Pero cuando los creadores pueden contribuir
y, por ejemplo, usar el cine, que es la forma de arte más popular,
para su verdadero propósito, que es aportar ideas que iluminan la
vida contemporánea, sólo entonces creo que podamos alcanzar
tan bellos resultados". La sala de prensa estalló en aplausos.
Más adelante, Coppola anotó: "Los estadunidenses
están muy enojados por el 11 de septiembre, porque, piensan, los
responsables de los ataques pudieron haber elegido el domingo para destruir
los edificios, pero ¿por qué martes? Hubiera sido igualmente
espectacular, pero ¿por qué matar a 3 mil personas?".
Distinguido con el premio especial 50 aniversario del
Festival Internacional de Cine de San Sebastián, Coppola no participa
con una película nueva -hace cinco años que no filma-; sin
embargo, es coproductor de la cinta tailandesa La leyenda de Suriyothai,
dirigida por el príncipe Chatri Chalernn Yukol, que figura en la
sección oficial, pero fuera de concurso.
Coppola trabaja desde hace tiempo en un ''proyecto sueño''
titulado Megalópolis, épica que toma lugar en una
ciudad moderna, como Nueva York.
En mi juventud, recordó el hombre de 63 años,
"escribía guiones para mis películas, que por lo general
eran historias originales. Ambicionaba ser un realizador que hacía
literatura del cine. Pero mi carrera se alteró más allá
de mis expectativas al hacer El padrino y adquirí el estatus
de director. En vez de escribir mis propias cosas me daban los guiones".
En Metrópolis el pasado compite con el futuro
y, por lo tanto, se habla del tiempo, un elemento que dicta la vida del
ser humano.
Libre de la presiones de los estudios fílmicos,
Coppola afirmó que la industria cinematográfica en general
se ha vuelto la industria del dinero. En Estados Unidos, continuó,
''las siete compañías fílmicas son vendidas como sí
se tratara de fertilizantes y han sido comprados por el peor tipo empresarios.
Por eso están en problemas y dejan de funcionar como tales. Entonces,
tenemos una tragedia en la que nuestros políticos en Estados Unidos
desconocen la diferencia entre cultura y comercio. Para mí la cultura
de una nación es una parte poderosa de su salud".
Pionero en el cine electrónico, Coppola auguró
que en siete u ocho años todo el cine será digital: ''El
celuloide está muerto, pero vivirá el cine".
Hizo votos para que tanto él como el cine en general
regrese a la producción de arte contemporáneo y que se dediquen
a formar un conjunto de obra, como en la literatura hacen escritores del
nivel de Gabriel García Márquez.