Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Lunes 23 de septiembre de 2002
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Cultura
ENTREVISTA

SILVIO RODRIGUEZ, CANTAUTOR

''No me anima regresar a lo mismo; quiero rempezar''

TRAS UNA AUSENCIA DE TRES AÑOS, VUELVE A LA ESCENA CON EXPEDICION

El representante de la treintañera nueva trova cubana ahora se halla en una etapa de intensa reflexión sobre su trabajo

ARTURO GARCIA HERNANDEZ ENVIADO

La Habana. Hace tres años que Silvio Rodríguez no ofrece un concierto. Salvo su participación en algunos mítines de protesta en La Habana por la retención en Miami de Elián González -el niño balsero-, no ha pisado un escenario en forma. ¿Por qué? El esgrime razones de trabajo. La preparación y grabación de su disco reciente, Expedición, lo absorbió de tiempo completo. Pero hay motivos de mayor peso: ''Son tres años en que me he planteado también: bueno, ¿voy a regresar a hacer lo mismo? La verdad es que no me anima mucho eso''.

Autor e intérprete emblemático de la llamada nueva trova cubana, ahora treintañera, Silvio Rodríguez actualmente parece encontrarse en una etapa de intensa reflexión sobre su trabajo, sobre lo que ha hecho y sobre lo que hará. Por lo menos así se le percibió durante el encuentro que sostuvo en días pasados con un grupo de periodistas mexicanos en los sofisticados estudios de grabación Abdala, de cuya construcción fue el principal promotor. Parte de la extensa conversación se centró en el pasado y futuro de su quehacer musical, en la nostalgia por los primeros días de su carrera, en los retos ante un mundo cambiante.

En el cara a cara, en medio de reporteros y grabadoras, Silvio parecía más bien tímido, casi huraño y algo incómodo, aunque se mostró amable en todo momento, debido a que -lo diría en algún momento de la conversación- ''toda la parafernalia de la profesionalidad'' le resulta un poco ''engorrosa''.

-¿Has dejado la música para concentrarte más en los estudios Abdala?

-No. Hace tres años que no me presento. La última vez fue en España, junto a Luis Eduardo Aute. Y acá, cuando la campaña por el rescate de Elián González, el niño balsero. Participé de cinco o seis mítines, cosa de tocar dos canciones en medio de una lista de artistas, pero concierto hace tres años que no hago.

-¿Por qué?

-Por varias razones. Una, porque me propuse un trabajo discográfico musical que era muy complejo para mí, para mis posibilidades, y tuve que salirme de todo el circuito y ponerme a estudiar música y aplicarme muy seriamente y muy tenazmente. Tuve que aislarme y plantearme un trabajo de orquestación y composición simultánea, que es Expedición, el disco que salió hace dos o tres meses.

''En eso estuve casi dos años, pero suspendí presentaciones la mitad de un año antes y la mitad de un año después. En total unos tres años. Ahora realmente se me hace difícil regresar, entre otras cosas porque no recuerdo cómo hacerlo. Tendría que empezar a montar el repertorio, tendría que aprenderme de nuevo algunas canciones. Ese es otro problema, porque después de este tiempo me he planteado también: 'bueno ¿voy a regresar para hacer lo mismo?'. La verdad que no me anima mucho eso".

Silvio Rodríguez forma parte de la delegación cubana que asistirá a la próxima Feria Internacional del Libro de Guadalajara, donde Cuba invitado de honor. En ese contexto, el autor de Pequeña serenata diurna interpretará un par de temas acompañado por la Orquesta Sinfónica de Cuba, con la dirección de Leo Brower, autor a su vez de las orquestaciones.

-¿Guadalajara marca tu retorno a los escenarios?

-En la feria soy un invitado de Leo Brower prácticamente. Leo y yo veníamos hablando de un proyecto desde hacía años, que consistía en que él orquestaría algunos temas míos. Esto lo venimos hablando desde hace 30 años, cuando estábamos en el grupo de experimentación sonora. Y Leo no lo hacía y a mí me daba pena planteárselo, porque es un talento tan grande y una persona tan ocupada y tan solicitada y con tanto trabajo. En fin, toda una personalidad. De pronto me sorprendió un día, se me apareció y me dijo: 'aquí hay diez temas', y me los puso encima de la mesa. ¡Qué maravilla! Se trata de canciones de mías orquestadas por Leo Brower. Están concebidas para que yo las interprete, porque están hechas en los tonos que yo me puse de acuerdo con él. Ahí está Oh melancolía, La vida, Con poco de amor, Rabo de nube.

''Queríamos hacer unos conciertos en Cuba, habíamos quedado en estrenar ese material aquí. Cuando surgió lo de la feria Leo me dijo: '¿por qué no hacemos un prestreno de dos temas en Guadalajara?'. A mí me pareció una buena idea. Leo tiene que preparar con la sinfónica todo el programa de Guadalajara; ahí van a entrar dos temitas míos. Si nos piden un bis, puede que hagamos otro, pero no creo que suenen más de tres temas''.

-La gente va a pedir los clásicos de Silvio Rodríguez.

-Eso va a ser muy difícil.

-¿Estás cansado de tocar siempre tus temas clásicos?

-A veces me canso, pero a veces vuelvo a escuchar unas canciones que hace años no escucho y si le encuentro valores me estimula. Pero sí, en general.

Por eso dije antes que cuando me planteé la posibilidad de recomenzar, realmente me vi moroso para empezar haciendo las mismas cosas de siempre.

-¿Encuentras que algunas de tus canciones con contenido político puedan estar un poco caducas?

-Nunca hice canciones pensando que eran políticas. Muy pocas. La de Nicaragua, y caducó desde que se cayó aquello. Incluso por eso nunca me gustó hacer canciones políticas ocasionales, porque la política es una cosa terrible. Me gusta más hacer canciones reflexivas sobre la sociedad, sobre las relaciones humanas, sobre las maneras de ver las cosas. Me parece que eso tiene una vida más larga que hacer canciones políticamente coyunturales. Y hay algunas que yo las veo más urgentes ahora que hace 30 años. Es terrible'.

-¿Te nace escribir sobre la situación que está viviendo la isla?

-Me nace, pero como me ha nacido siempre, de forma sesgada para que dure, o para intentarlo al menos. No hacer una crónica, esa crónica la hacen los periódicos, la hace la prensa, la hacen otros. De pronto la cantas en Finlandia y nadie sabe de qué estas hablando. Hay que cantar, por lo menos yo me lo planteo así, de manera que te puedan entender en todas partes y que lo que dices sea útil en cualquier lugar.

-¿Tu cansancio frente a ese repertorio proviene de estarlo repitiendo o de que de alguna manera ya no piensas exactamente lo mismo?

-No, no, no. No reniego de ni una sola de mis canciones. Ni siquiera la de Nicaragua, aunque me hubiera gustado que se hubiera mantenido lo de Nicaragua. Para nada. Quizá sea un poquito más prudente ahora, con la vejez o con los años, tú sabes que los jóvenes son bastante extremistas y arriesgados. Dicen que el diablo sabe más por viejo que por diablo. Pero aun así sigo pensando en la redención de los seres humanos, sigo pensando que al egoísmo institucionalizado que hay en el mundo de alguna forma hay que hacerle frente y hay que derrotarlo.

-En esta lucha contra del egoísmo institucionalizado, ¿no es el escenario tu mejor trinchera?

-Puede ser, pero es una trinchera también un poco desgastada. Tanto tiempo metido en la trinchera, compadre, me duelen los huesos de estar aquí. Déjame salir un poco del hueco ese. Yo voy a regresar, de veras, fuera de broma, pero cuando esté preparado, en primer lugar cuando tenga bien claro lo que voy a hacer. No quiero regresar festinadamente o por buscar un aplauso. Tampoco voy a regresar con aquella idea de querer hacer cosas a priori desafiantes, eso sería otra tontería. Me parece que esa no es la actitud, si no pensar bien cuál tendría que ser el repertorio.

-¿Sigues escribiendo?

-Escribo. Algunas de las últimas canciones están en mi disco Expedición y después de eso he escrito dos o tres canciones. Le escribí a una tatahua, una mariposa negra que aparece por las noches. Escribí una canción que me la motivó todo lo que sucedió en Afganistán y el 11 de septiembre, y todo eso que fue tan conmovedor para todas las personas del mundo. Indudablemente no me pude sustraer y tampoco pretendí sustraerme de un compromiso ante esa cosa terrible que estaba pasando. Pero yo me demoro mucho en sacar las canciones. A veces me demoro años, como que las voy filtrando. Y ahora saco las canciones que escribí tiempo atrás. Y las que escribo ahora se conocerán en dos o tres años. Siempre me pasa lo mismo.

-¿Pensaste ocupar el lugar que ocupas entre la música contemporánea de Cuba?

-La verdad es que no lo he visto así. Yo empecé haciendo canciones en el ejército, haciendo mi servicio militar, porque me aburría por las noches. A las primeras personas que les gustaron fueron a quienes estaban pasando el servicio militar conmigo. Y luego eso se fue extendiendo y cada vez lo fueron conociendo más personas. Fue tan natural como eso. A mí nunca me interesó hacerme un profesional de esto. No creo en la profesionalidad del arte o por lo menos del arte que yo he hecho. No me veo ni me vi nunca como un profesional. Siempre fui una especie de aficionado, un amateur que con suerte, con buena suerte, sus temas gustaron y un poco prolijo, es decir, con facilidad para hacer varios temas. Pero nunca lo vi como una profesión. Por eso toda la parafernalia de la profesionalidad me resulta un poco engorrosa.

-¿Añoras por ejemplo aquellos años cuando te presentabas en el Foro Gandhi de la ciudad de México, ante unas cuántas personas, tocando sin más?

-Y no sólo eso, sino ante gente que no me conocía, sin que hubiera esa parte ya ganada, sino tenerlo que conquistar todo otra vez. Uno añora mucho eso. O sea, tocar en un bar de Afganistán, que los tipos te salgan con que 'eso no me gusta'. Sería maravillo poder pasar por eso otra vez.

-Arriesgar.

-¡Claro! Arriesgarlo todo. Aquí, cuando yo empecé a cantar, estaba medio prohibido por conflictos que tenía con la burocracia. Entonces había gente que decía que al principio Silvio estuvo prohibido y después fue obligatorio. Yo sufrí las dos cosas. Y sufrí muchísimo más ser obligatorio que estar prohibido. Siempre estar en la oposición un poco es más agradable.

-¿Puedes ser oposición ahora?

-Yo siempre he estado en la oposición de lo mal hecho. A favor de lo bien hecho.

-Dices añorar los principios de tu carrera. ¿Qué has perdido?

-Hace poco le regalé el disco a alguien que sin haberlo escuchado me dijo: 'yo prefiero las de antes'. Entonces, quizá lo que añoro es eso, que no habían 'las de antes'. Es curioso: en todos mis discos hay canciones de antes, no tengo uno solo con canciones de la fecha en que estoy cantando. En Expedición hay dos canciones que tienen 35 años. El caso es que no se sabe si lo que la gente quiere es al artista de antes o se quieren ellos mismos antes, a los que eran entonces. Pienso que esa nostalgia como que la sufrimos todos un poco. No son las canciones que haga ahora, es como uno era entonces, como una recibía las cosas entonces.

-No eres tú, son también los que escuchan.

-¡Claro! Y no sólo los que escuchamos y los que hacemos, si no la vida, el mundo también ha cambiado y nos ha hecho cambiar. Somos distintos, tenemos cosas que mantenemos sin lugar a dudas, tenemos una identidad, tenemos cosas que nos caracterizan, pero todo ha cambiado.

-¿Sientes que esto te lastra, que te retiene?

-No. No es que me lastre. A lo mejor eso a la larga acaba estimulándome. Si llego a verlo como un impedimento a lo mejor acaba estimulándome, porque me voy a encontrar con un mundo totalmente distinto.

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