FORO DE LA CINETECA

Carlos Bonfil

Seres humanos

Incierto futuro comercial Jorge Aguilera apuesta por un minimalismo expresivo

SERES HUMANOS FUE fue producida en el contexto del programa de operas primas del Centro de Capacitación Cinematográfica (CCC). Es obra de Jorge Aguilera, joven egresado de dicha escuela, y por su factura experimental corresponde al tipo de cintas que procura dar a conocer el Foro, como sucedió el año pasado, por estas fechas, con Pachito Rex, de Fabián Hoffman, también de ese centro. El futuro comercial que suelen tener estas propuestas es por demás incierto: reticencias de distribuidoras, difusión escasa o vacilante, programación en circuitos alternos sin mayor promoción publicitaria, reacciones encontradas en la crítica -de impacto, además, muy limitado.

EN EL PANORAMA actual del cine mexicano, donde los récords de taquilla se los disputan el cine de denuncia y la comedia light, es decir, la vinculación total con el espectador medio y sus preocupaciones y fantasmas (inseguridad urbana, corrupción política, colapso moral del clero, infidelidad conyugal, etcétera), el espacio del cine intimista, de búsqueda introspectiva, es realmente mínimo, y el distanciamiento con el gran público, por tanto, inevitable. Eso explica la reserva de productores y distribuidores frente a ciertos temas, y la necesidad de lanzar una mirada más fresca, menos prejuiciada, a la creación independiente.

SERES HUMANOS ES sin duda una empresa arriesgada, muy a contracorriente de lo que se produce en nuestro medio. Su búsqueda narrativa no es lo más destacable, mucho menos lo más original, cuando de Amores perros a Ciudades oscuras, el entrecruzamiento de tiempos, espacios y lenguajes, es recurso casi automático, a veces justificado, a veces francamente fantasioso.

LO INTERESANTE EN la cinta de Aguilera es otra cosa, su apuesta por un minimalismo expresivo, por una sobriedad estética que se resuelve en un exasperante tono neutro. En este mundo, el reality show que anima la protagonista muestra aristas de irrealidad, como en una película de David Lynch (estupenda prestación de los transexuales Rony y Alba). Los decorados, las actuaciones, la recurrencia del elemento acuático, todo contribuye a acentuar la experiencia de duelo que interesa a la cinta.

UNA MUERTE EN la familia, como en Dulce porvenir, de Atom Egoyan. Once años después del accidente en el que una niña pierde la vida, el resto de la familia -tres personas en naufragio existencial- exhiben su autolaceración y desasosiego. ƑA qué público dirigir la obsesión de Seres humanos, su voluntad de ilustrar la elocuencia del silencio, la vivencia intransferible, su modo de detener el tiempo y señalar el consiguiente desvarío de sus protagonistas, ensimismados, casi autistas? En la cacofonía del marketing fílmico actual, sorprende esta propuesta de lirismo contenido, hermética e irritante como su tema. De su realizador, Jorge Aguilera, cabe esperar nuevas y mejores sorpresas.