Alejandro Nadal
Una globalización demasiado lejos
Ya nadie pregona los beneficios de la liberalización financiera y su globalización.
La recuperación de la economía estadunidense está en duda, con altas probabilidades de presentarse una recesión de dos baches. La economía europea navega en el semiestancamiento; este año varios países, entre ellos Alemania y Francia, no podrán cumplir sus metas sobre déficit fiscal. Japón sigue en el letargo y con problemas sin resolver en la banca. Los llamados mercados emergentes, con sus economías muy afectadas por las recientes crisis financieras, permanecen en modo pasivo, esperando la recuperación de las economías ricas.
La economía de la globalización neoliberal, con la liberalización financiera como piedra de toque, ha fracasado. Sus promesas eran la estabilidad y el crecimiento. En ambos casos quedaron incumplidas.
En la última década las crisis financieras se hicieron más severas, largas y frecuentes: Suecia (1992), México (1994-95), Malasia, Tailandia, Indonesia y Corea (1996-97), Rusia (1998), Brasil (1999), Turquía (2000) y Argentina (2001-02). La evidencia es clara: la naturaleza profundamente especulativa de los flujos de capital ligados a la liberalización financiera ha sido factor de volatilidad e inestabilidad. Los efectos en los sectores reales de la economía han sido devastadores, con una interminable secuela de quiebras, desempleo y pobreza. A esto hay que añadir un mayor costo del capital para los países subdesarrollados.
Quizás algunos piensan que estos episodios son transitorios y no afectan el resultado final en materia de crecimiento. Eso es erróneo y los datos no mienten: en los países ricos, la tasa media de crecimiento del PIB en 1965-80 fue cercana a 4 por ciento; en 1980-89 ese ritmo cayó a 3.1, y en la última década descendió todavía más, para quedar en 1.8 por ciento. En los países de ingresos bajos y medios el desempeño tampoco mejoró: entre 1965-80 el crecimiento alcanzó 6 por ciento pero descendió a 3 entre 1980-1989, y en los últimos diez años se redujo a sólo 1.9 por ciento.
Es decir, la globalización financiera neoliberal no sólo no cumplió la promesa de mayor estabilidad en los mercados, sino que tampoco entregó buenas cuentas en materia de crecimiento.
ƑQué pasó? A los imperativos de la economía mundial post-Bretton Woods, con tipos de cambio flexibles, se subordinaron la desregulación financiera, la postura macroeconómica restrictiva y la apertura comercial indiscriminada. Pero esa liberalización financiera, piedra de toque de la globalización neoliberal, desata fuerzas especulativas que obstaculizan estabilidad y frenan el crecimiento.
Hoy en día ya desapareció en los círculos académicos la noción de que no hay alternativas. Sólo en capillas muy cerradas (como probablemente en el entorno del señor Fox y su gabinete económico) se mantiene la equivocada idea de que no hay opciones. Las alternativas pasan por la regulación financiera (con medidas prudenciales adecuadas, tanto en los niveles de cobertura y capitalización, como en lo concerniente a la adopción de riesgos, y nuevas reglas sobre conexiones entre operaciones del sector financiero bancario y no bancario) y, sobre todo, la revalorización del mercado doméstico como fuente de dinamismo y sustentabilidad del crecimiento.
En la cuenta de capital es indispensable introducir mecanismos que hagan más viscoso el movimiento de capitales y disminuir la volatilidad. Esta medida, que hace algunos años hubiera sido considerada demasiado radical y poco viable políticamente, hoy es tomada en serio en los países ricos. Este tipo de mecanismos debe ser acompañado de reformas en el sector financiero doméstico que permitan canalizar el crédito a la inversión productiva y a las familias, sobre todo en lo que se refiere al crédito hipotecario. Pero el crédito hipotecario no va a poder despegar en el marco de una flexibilización laboral salvaje, así que debe acompañarse de una reforma laboral verdaderamente democrática que desemboque en mayor (no menor) seguridad en el empleo.
ƑPor qué ha cambiado el ambiente en el que se discuten las alternativas a la globalización neoliberal? La explicación descansa en las amenazas que la liberalización financiera representa para las mismas economías desarrolladas. La terminación del régimen de paridades fijas condujo a la eliminación de barreras que separaban los mercados financieros y bursátiles a nivel mundial. Eso desembocó en un sistema de mercados financieros fuertemente interconectados. Pero hoy los riesgos inherentes al desplazamiento sin límites del capital amenazan hasta a los países más ricos y poderosos del planeta. La evolución reciente del dólar frente al euro es una clara señal de lo anterior. Así que ahora por fin se puede llegar al consenso: llegó el momento de cambiar el orden económico impuesto por la liberalización financiera.
El gobierno mexicano debe medir cuidadosamente el extraordinario costo de mantenerse en la pasividad.