Luiz Bassegio
Aumenta el número de inmigrantes que, en los últimos años, buscaron mejores condiciones de vida en los países ricos. Este proceso se verifica en América Latina, Central y Caribe; en África y en Asia. No es difícil relacionar el aumento del fenómeno de las migraciones y la implementación de políticas neoliberales de ajustes estructurales, privatizaciones, restricción de los derechos de los trabajadores y políticas compensatorias.
Basta citar algunos datos para percibir la dimensión de los procesos de migración. Según la OIT, más de 120 millones de inmigrantes se desplazaron en la década de los noventa. Algunos países destacan por las cifras que continúan creciendo.
Según los datos del gobierno peruano, hay 2.2 millones de peruanos en el exterior, de los cuales un 75 por ciento está en situación irregular. Salen de Perú, anualmente, entre 250 mil y 300 mil emigrantes con destino a Argentina, Chile, Japón, Italia, España y Estados Unidos.
La situación del vecino Ecuador no es diferente. Más de 290 mil ecuatorianos dejaron aquel país, entre los años 2000 y 2001, rumbo a Europa y Estados Unidos. En España hay 300 mil ecuatorianos, de los cuales la mitad está indocumentada o "clandestina".
En esta misma situación hay 3.5 millones de mexicanos en Estados Unidos.
En el caso de Brasil, hay más de 2 millones de brasileños en el exterior, de los cuales la mitad está en Estados Unidos. En Japón el número de brasileños se acerca a los 300 mil. En el pais latinoamericano, son los profesionales liberales quienes migran, en su mayoría por falta de esperanzas. Desde el punto de vista social brasileño, son rebajados o sea, pasan a ejercer funciones no acordes a su calificación profesional. Económicamente, la mayoría asciende pues, aunque se dediquen a trabajos menos calificados, consiguen ahorrar.
Ante este fenómeno, que desplaza a millones de personas, es necesario preguntarnos cuál es su raíz profunda.
En busca de mejoras
Eduardo Tamayo, periodista ecuatoriano, interpreta así los desplazamientos: "la imposibilidad de satisfacer las necesidades básicas y la enorme diferencia entre los magros ingresos (para los pocos que tienen trabajo) y el elevado costo de la canasta básica, lleva, no sólo a los sectores populares sino a las clases medias, a buscar desesperadamente la solución en las migraciones... En diversos de los países mencionados, se aplica un modelo fondomonetarista que conjuga medidas de ajuste, expropiación del ahorro de los ciudadanos por las mafias bancarias, corrupción, desempleo y empobrecimiento generalizado. Todo esto ha contribuido a desmantelar los Estados nacionales y a colocarlos en una situación de no-desarrollo y de no-futuro" (América Latina en Movimiento, núm 352, abril de 2002).
Ante la negación de los derechos al trabajo, alimentación, tierra, vivienda, a la educación e información, millones de personas son obligadas a migrar continuamente en busca de mejores condiciones de vida.
La causa profunda es una "globalización que no distribuye riquezas, que globaliza el libre acceso a los mercados, mas no es solidaria; elimina barreras comerciales, mas impide la circulación de personas; defiende el libre mercado como un derecho, mas dificulta todavía más el acceso directo a los derechos básicos" (Declaración de Bruselas, junio de 2002).
Crece, por un lado, el número de empobrecidos en
todo el mundo y al mismo tiempo se concentran más las riquezas.
El PIB mundial está estimado en 25 trillones de dólares;
cerca de 18 trillones pertenecen a los siete países ricos. Los otros
7 trillones corresponden al PIB del resto del mundo, más de 180
países. De las 500 mayores empresas del mundo que poseen el 3 por
ciento del PIB mundial, 85 por ciento se encuentra en Estados Unidos; este
país con apenas 4 por ciento de la población mundial, controla
22 por ciento de las riquezas del planeta.
Para continuar dominando el mundo, Estados Unidos
necesita expandir su comercio o sea, vender sus productos a muchos países,
sin restricciones o barreras arancelarias. De ahí la presión
para implementar el ALCA, Área de Libre Comercio de las Américas.
Este "tratado" busca resolver el problema de los productos estadunidenses,
mas está lejos de solucionar los problemas sociales en América
Latina. Por el contrario, de instrumentarse, además de agudizar
los problemas sociales, destruirá la producción nacional
de los países, aumentando el desempleo y las migraciones, destruyendo
la economía familiar, provocando la desintegración familiar
y cultural, desestabilizando las democracias y ampliando la brecha entre
las mayorías desposeídas con las minorías que tienen
el poder, y aumentará la deuda externa de los países pobres.
Basta ver el caso de México y las consecuencias
que el TLACAN trajo a este país. A pesar de que el pib aumentó
bastante, se exacerbaron las desigualdades sociales; el número de
mexicanos que pasaron a ganar menos de un salario mínimo aumentó
en un millón; ocho millones de familias se empobrecieron y el número
de personas que vivía en la pobreza pasó de 49 por ciento
al 75 por ciento de la población.
Globalizar la resistencia
Contra un sistema global que excluye un número siempre mayor de personas, solamente una lucha global podrá apuntar a alternativas posibles. La lucha contra el ALCA, por lo tanto, es de todos nosotros. El Plebiscito sobre el ALCA se presenta como una importante herramienta en esta lucha. Tiene como objetivos: concientizar y movilizar al pueblo; elevar el nivel de conciencia política; cambiar el actual modelo económico, defender la soberanía nacional; impedir la implementación del acuerdo del ALCA y contribuir al debate y la construcción de un proyecto popular para el Brasil.
En la marcha contra el ALCA realizada en Porto Alegre, en febrero de 2002 durante el II Foro Social Mundial, fueron asumidos los siguientes compromisos que expresan nuestra lucha común:
Luchar por los derechos fundamentales de nuestros pueblos: soberanía, identidad, autonomía y libertad; por la atención a las necesidades básicas; luchar contra el capital financiero y sus insaciables intereses; contra el pago de la deuda externa; manipulación política y corrupción económica. En fin, desenmascarar y combatir al ALCA participando en el Plebiscito sobre el mismo.
Los migrantes que se dirigen hoy a los países ricos llevan consigo un gran potencial transformador y movilizador debido a su cultura, costumbres y diferentes formas de manifestarse y exigir sus derechos. Si observamos la historia, a lo largo de los siglos, advertimos que los grandes cambios de la humanidad fueron casi siempre precedidos por procesos migratorios. El éxodo de migrantes a los países ricos señala la urgente necesidad de cambios en la economía y en la política de los países pobres. El capital financiero que se concentra en los países ricos, es el mismo que hace falta en éstos para generar empleos, atender las necesidades básicas de la población, en fin, que podría crear nuevas expectativas y las personas no necesitarían emigrar.
Tenemos varios ejemplos de lucha de los inmigrantes. En Estados Unidos, la Coalición de Lucha por los Derechos de los Inmigrantes Indocumentados, ha organizado marchas con la participación de algunas decenas de millares de inmigrantes. En el Brasil, los inmigrantes fortalecen la Campaña Nacional por una Nueva Ley de los Extranjeros, participando en el Grito de los Excluidos, de Audiencias Públicas, etcétera.
Se trata de incentivar y animar a los inmigrantes para que participen de las luchas populares, para que todos podamos ser ciudadanos en cualquier parte del mundo. ¿Si el capital financiero no quiere fronteras, por qué deben existir muros para los inmigrantes? Muros que pueden ser físicos o pueden ser las nuevas legislaciones migratorias, cada vez más restrictivas, como sucede en Estados Unidos, Francia, Italia, España, solamente para citar algunos países.
Es preciso, sí, globalizar la solidaridad y la
justicia. La lucha de los inmigrantes ciertamente está contribuyendo
a esto.
Luiz Bassegio es secretario nacional en Brasil del Servicio Pastoral de los Migrantes (SPM)