Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Jueves 12 de septiembre de 2002
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Mundo
A UN AÑO DEL 11-S

Peregrinación del mandatario a los tres sitios marcados por atentados del 11 de septiembre

No toleraré amenazas de tiranos con armas de destrucción masiva: Bush

La guerra contra el terrorismo es la primera gran lucha del nuevo siglo, dijo el presidente de EU

Las ceremonias en Washington, Nueva York y Pennsylvania, bajo rigurosas medidas de seguridad

JIM CASON Y DAVID BROOKS

Washington y Nueva York, 11 de septiembre. El presidente de Estados Unidos, George W. Bush, realizó hoy una peregrinación a los tres sitios marcados hace un año por los atentados del 11 de septiembre y prometió, ante el lugar donde un avión se estrelló contra el Pentágono, que las muertes ocasionadas por esos ataques no serían en vano y que este país no tolerará ninguna amenaza de tiranos con armas de destrucción masiva.

El mandatario y la primera da-ma, Laura Bush, comenzaron el día con una ceremonia religiosa y con un minuto de silencio, a las 8:46, el momento en que el primer avión se estrelló contra las Torres Gemelas del World Trade Center en Nueva York.

De forma simultánea se realizaron ceremonias parecidas a través del país, marcando la hora de ese primer impacto, el del avión contra la segunda torre, el momento en que se estrelló otro contra el Pentágono y cuando cayó la cuarta aeronave en Pennsylvania.

Bush asistió después a una bre-ve ceremonia al lado del Pentágono, que hace un año fue destruido, junto con líderes legislativos y gran parte de su gabinete. Ahí de-claró que la guerra contra el "te-rrorismo" -que comenzó ese día- es "la primera gran lucha de un nuevo siglo".

Los estrategas políticos de la Casa Blanca estructuraron un día de actividades en el que el gobernante hizo mínimas declaraciones y se dedicó más a "oportunidades de foto" saludando y abrazando a los familiares de las víctimas de los atentados.

En Pennsylvania, donde se es-trelló uno de los aviones secuestrados después de que -indica la versión oficial- heroicos pasajeros enfrentaron a los secuestradores para evitar otro desastre humano (hay versiones según las cuales el destino de este avión era el Ca-pitolio en Washington), Bush es-tuvo casi una hora con los familiares de las víctimas.

En Nueva York, última escala del día, el presidente estuvo dos horas saludando y posando para fotos con los familiares reunidos en el foso ubicado en el centro del sitio donde estaban las torres, la llamada ground zero.

Año de ajustes

Concluyó la jornada con un discurso a la nación televisado desde la isla Ellis, en el puerto de Nueva York, y con la Estatua de la Libertad como telón de fondo.

"Para todos los estadunidenses éste ha sido un año de ajustes, de enfrentar el difícil conocimiento de que nuestra nación tiene enemigos determinados y que no so-mos invulnerables a sus posibles ataques", declaró esta noche.

Aunque los asesores de la Casa Blanca comentaron que el presidente republicano evitó toda referencia directa a Irak, nadie tenía duda de que era tema de una parte de su declaración.

"No permitiremos a ningún te-rrorista o tirano que amenace a la civilización con armas de destrucción masiva. No tenemos ninguna intención de ignorar o apaciguar a la banda más reciente de fanáticos", afirmó.

Durante todo este día de conmemorar a las víctimas de los atentados se reiteró un compromiso: "les debemos a ellos y a sus hijos... un mundo de libertad y seguridad hecho posible por la forma de liderazgo de Estados Unidos". Aquí definió al enemigo: "nosotros valoramos cada vida, nuestros enemigos no valoran ninguna, ni la de los inocentes, ni la de los suyos".

Agregó que "hay una línea en nuestros tiempos entre aquellos que creen que todos los hombres son creados como iguales y quienes creen que algunos son sacrificables" en aras de sus fines políticos o religiosos.

Bush instó a los estadunidenses a que "estén confiados, nuestro país es fuerte y nuestra causa aún más grande que nuestro país. Luchamos no para imponer nuestra voluntad, sino para extender las bendiciones de la libertad".

Horas antes, frente al Pentágono, el mandatario estadunidense afirmó que "el asesinato de inocentes no puede ser explicado, só-lo soportado... Y aunque murieron en una tragedia, no murieron en vano. Su pérdida ha movido a una nación a actuar en una causa para defender a otras vidas inocentes a través del mundo".

Los ataques del año pasado fueron los primeros tiros en una guerra que se ganará, prometió el jefe de la Casa Blanca.

Bush habló en el Pentágono en medio de extensas medidas de seguridad, protegido por baterías móviles de misiles desplegadas para responder cualquier ataque; había francotiradores alrededor del sitio y cazas sobrevolando to-da la zona.

El avión presidencial fue escoltado por cazas en su viaje a Pennsylvania y después Nueva York, mientras que el Servicio Secreto cerró al público enormes secciones de Manhattan al arribar el primer mandatario.

Con el llamado "código naranja", el penúltimo de cinco grados de alerta, en vigor en todo el país, todo el personal de seguridad, desde policías locales a las agencias federales, estaba preparado para enfrentar un nuevo ataque.

A lo largo del día los medios reportaron varios incidentes don-de se sospechaba de un posible atentado. Temprano, la marina de-tuvo un buque a seis millas del puerto de Nueva York que se consideraba sospechoso, ya que agentes habían detectado un nivel bajo de radiactividad a bordo.

Igualmente, cerca de Houston un alguacil aéreo obligó que un vuelo de American Airlines retornara al aeropuerto después de que se equivocó al pensar que un hombre había sacado un arma de fuego, que finalmente resultó ser sólo un peine.

En Arkansas, otro jet de pasajeros fue obligado a mantenerse en tierra después de informes de que cuatro hombres, que parecían "de Medio Oriente", estaban actuando de forma sospechosa.

En Columbus, Ohio, un edificio de 41 pisos fue evacuado después de que un perro detector de bombas reaccionó frente a una camioneta estacionada ahí. No hubo ningún ataque, pero todo indicaba un alto nivel de nerviosismo de las autoridades locales.

Unidad y determinación

El tema del día, para los comentaristas y los que ofrecieron discursos en las ceremonias en todo el país, fue la "unidad" y la "determinación" estadunidense.

El Congreso se reunió en las escalinatas del Capitolio y aprobó una legislación para conmemorar el día, pero cundía un silencio nervioso en las calles de la capital.

La policía y tropas de la Guardia Nacional patrullaron la ciudad de Washington, y las calles centrales, casi siempre activas, hoy estaban prácticamente vacías.

En Nueva York, el Consejo de Seguridad de la Organización de Naciones Unidas (ONU) aprobó una resolución unánime pidiendo a sus 190 miembros cumplir con su obligación de luchar contra el terrorismo internacional.

Catorce de los 15 gobiernos que son miembros del Consejo de Seguridad enviaron a sus cancilleres para apoyar esta resolución. México fue representado por su embajador ante la ONU.

Todo el día las cadenas nacionales de televisión trasmitieron, sin interrupción comercial, los actos conmemorativos, documentales sobre diversos aspectos del impacto del 11 de septiembre en este país a lo largo del año, y las incesantes repeticiones de las imágenes de los ataques contra las Torres Gemelas del World Trade Center.

Durante todo este día, las Torres Gemelas se derrumbaron una y otra vez.

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