Crean coordinadora para proteger su patrimonio
Denuncian indígenas que el PPP viola sus derechos básicos
La cerrazón del gobierno puede generar más Atencos, advierten
VICTOR BALLINAS
La Coordinadora Regional de Pueblos Indígenas del Istmo, la Red Nacional de Organismos Civiles Todos los Derechos para Todos y los centros de derechos humanos Tepeyac, del Istmo de Tehuantepec, y Miguel Agustín Pro Juárez denunciaron ayer que el gobierno lleva adelante el Plan Puebla-Panamá (PPP) con ausencia total del respeto al derecho de los pueblos indios y se aprovecha "de la indefensión jurídica en que se encuentran muchas comunidades al no contar con títulos de propiedad".
En conferencia de prensa, esas organizaciones expusieron que con la construcción de la carretera turística Oaxaca-Huatulco; de una planta de energía eólica y otra hidráulica; la creación y ampliación de las plantas forestales de eucalipto, y granjas camaronícolas de producción industrial o a gran escala, los gobiernos federal y estatal violan los derechos de los pueblos indígenas al no consultar la decisión de llevar a cabo esos proyectos ni explicarles en asambleas "cuáles serán los beneficios para las comunidades".
Nadia Octaviano Guadalupe dijo que los indígenas de la región del istmo -mixes, chontales, zapotecas, zoques, entre otros- se han unido en la lucha, y han constituido con otras organizaciones la Coordinadora Regional de Pueblos Indígenas del Istmo para defender sus derechos.
Junto con otras organizaciones, explicó Octaviano Guadalupe, "los indígenas nos estamos uniendo en la lucha por la defensa de la tierra, de nuestros recursos naturales, patrimonio histórico y lugares sagrados".
En la conferencia, las organizaciones sociales anunciaron que han logrado acuerdos con grupos indígenas y sociales internacionales como la Alianza Social Continental.
Juan Antonio Vega, miembro del secretariado técnico de la red Todos los Derechos para Todos, dijo que en el discurso, el gobierno dice que el PPP "tiene como uno de sus principales destinatarios a los pueblos indígenas, y que con ellos habrá de convenir numerosas acciones".
Añadió que en el discurso gubernamental se señala que "el Plan Puebla-Panamá garantiza el respeto a los grupos indígenas, que la opinión de los pueblos será determinante para el diseño y ejecución de los proyectos. Este programa de carácter social no sería viable sin el consenso y la aportación de las comunidades originarias, por ello no se les impondrá ninguna acción, aun cuando éstas fueran para su beneficio".
Ese es el discurso, insistió Vega, pero los hechos dicen otra cosa.
Solicitan información veraz
Octaviano Guadalupe aseveró que los pueblos indígenas de la región afectada demandan que los proyectos que se ejecutan "sean suspendidos hasta que se nos dé la información cabal y a conciencia que hemos solicitado y que hasta la fecha no se ha proporcionado; que se nos consulte (a las comunidades) con mecanismos efectivos y eficaces, y no al vapor y de manera improvisada, sobre los contenidos y viabilidad de esos proyectos.
"Que se resuelva el problema agrario en el Istmo para colocarnos en condiciones favorables que nos permita dialogar sobre esos proyectos, y que el proceso de información y consulta de los planes sea decidido entre los pueblos y el gobierno, con la asesoría de la Organización Internacional del Trabajo y del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos."
Domingo Gómez Ruiz, de la comunidad de San Francisco del Mar, expuso: "la resistencia indígena la tenemos que hacer juntos todos los indios, por eso nos estamos uniendo en las regiones y estados afectados".
Hizo un breve relato de su comunidad: "allá nunca vemos aterrizar aviones, ni vemos trenes veloces, como el Metro, ni hay escaleras eléctricas". En San Francisco del Mar "para la orilla donde vivimos, es una vida aislada. Si van, a lo mejor se podrían quedar algunas horas, pero no les va a gustar. Allá no hay coches. Vivimos en una zona inimaginada. El pueblo donde vivo es una isla en medio del mar, no se puede caminar como aquí. Allá hay horarios en las canoas que nos pasan de una orilla a otra. Hay horas en las que ya no se puede cruzar hasta el otro día".
Allá, relató el indígena "hay silencio, uno cruza las calles sin problema de coches, sin prisas. Así es mi comunidad".