lunes 2 de septiembre de
2002 |
Editorial (Tlaxcala) LA CAPTACIÓN DEL GASTO |
La crisis económica del país
convierte a los recortes presupuestales en el mecanismo
para evitar que el dinero de los impuestos se utilice en
beneficio de quienes lo generan. La prioridad es el
cumplimiento de los compromisos para confirmar la tesis
aquella de "pobres, pero honrados". En el transcurrir del sexenio aliancista, particularmente durante los dos años del foxismo, después de que el Ejecutivo presenta al Legislativo un presupuesto que aprueba y convierte en ley, vienen los anuncios de los recortes, y éstos se van directamente en contra de los servicios públicos. Los funcionarios estatales declaran, una y otra vez, que no se verán afectados, cuando es fácil observar el deterioro del sector educativo y el incremento de cuotas en el área de salud pública. Los presupuestos que se presentan y aprueban en el Legislativo siempre están ajustándose hacia abajo. Pero cuando la entidad registra algún excedente en la captación tributaria, de eso no se le informa a nadie, ni se establece criterios para su distribución. En todo incremento prevalece la discrecionalidad, como ocurrió con el Congreso. La ciudadanía demanda la transparencia en la distribución y aplicación de los recursos públicos, pero también en el proceso de captación, sobre todo ahora que muchos gobiernos estatales están en contra de subsidiar a quienes no lograr obtener más que cinco centavos de cada peso que gastan, como es el caso de Tlaxcala. |