"Los pararemos cueste lo que cueste", advirtió
en un mitin en Tlalnepantla
En noviembre de 1980 Gordillo amenazó a Misael
y otros maestros
El mensaje iba dirigido a los mentores que realizaban
un Congreso de Masas en CU para elegir dirigentes de la sección
36, sostienen los demandantes en declaraciones ante la fiscalía
especial
KARINA AVILES/ I
Era el 13 de noviembre de 1980. Desde un templete en la
explanada de la presidencia municipal de Tlalnepantla, donde Elba Esther
Gordillo y el comité de la sección 36, encabezado por Leonardo
González Valera, habían concentrado a sus huestes en un mitin,
la profesora Gordillo pareció sentenciar el destino de los profesores
disidentes Misael Núñez, Teodoro Palomino, Juan José
Altamirano y otros: "Los pararemos cueste lo que cueste, a costa de lo
que sea, con toda la fuerza del sindicato".
Lo anterior quedó establecido en una de las comparecencias
que realizaron, por separado, ante la Fiscalía Especial para Movimientos
Sociales y Políticos del Pasado, Juan José Altamirano Gómez,
Ramón Couoh Cutz, Teodoro Palomino Gutiérrez, Germán
Aguilar Olvera y José González Figueroa, fundadores del Comité
Central de Lucha (CCL) del Valle de México, quienes señalan
a Elba Esther Gordillo, Carlos Jonguitud, Ramón Martínez
Martín y Leonardo González Valera como responsables intelectuales
de la muerte, en 1981, del profesor Misael Núñez Acosta.
El mitin de Tlalnepantla
La Jornada tiene en su poder copia de las cinco
comparencias ministeriales, que le fueron entregadas en un sobre cerrado
en forma anónima, en las cuales los profesores disidentes piden
a la fiscalía especial que cite a declarar a Gordillo Morales, Carlos
Jonguitud, Jesús Ixta Serna, Leonardo González Valera, Dionisio
Moreno y Moisés Armenta, los cuatro últimos ex secretarios
de la sección 36 del SNTE.
En la comparencia con número de averiguación
PGR/FEMOSPP/ 026/2002, uno de los maestros afirma que Gordillo y el comité
de la sección 36, a cargo de González Valera, convocaron
a un mitin en la explanada de la presidencia municipal de Tlalnepantla
para contrarrestar el Congreso de Masas del CCL del Valle de México,
citado para el mismo día -13 de noviembre de 1981- en Ciudad Universitaria
(CU), con el propósito de elegir un comité seccional democrático.
Una brigada de tres miembros del CCL del Valle de México
se trasladó al citado mitin en Tlalnepantla para repartir volantes
del movimiento. Ahí fueron testigos del discurso que lanzó
Gordillo, "quien textualmente señaló: 'que el Comité
Ejecutivo Nacional y la sección 36 del SNTE establecían el
compromiso público de detener el desarrollo de las acciones que
atentan contra la unidad de nuestro sindicato, y que en este momento están
organizando los seudomaestros Misael Núñez Acosta, Teodoro
Palomino, Juan Altamirano, Sergio Montaño y Mauro Pineda', señalando:
'los pararemos cueste lo que cueste, a costa de lo que sea, con toda la
fuerza del sindicato'".
Cuando algunos simpatizantes de Elba Esther -agrega el
profesor- se dieron cuenta de la presencia de miembros del CCL, los persiguieron
para golpearlos, y por esa razón salieron del mitin y se trasladaron
hacia Ciudad Universitaria, donde se realizaba el Congreso de Masas en
el que fue electo secretario de Trabajo y Conflictos de Educación
Primaria el profesor Misael Núñez Acosta.
En las cinco comparencias realizadas por los profesores
citados se hace una reconstrucción detallada del clima de represión
y persecución que el movimiento disidente vivió antes y después
del asesinato de Núñez Acosta. De dichas comparencias se
desprende un rompecabezas, que, al unir las piezas, comienza a clarificar
lo que pasó en aquella época, al inicio de los años
80.
En una de las denuncias destaca un detalle ocurrido antes
de la muerte del profesor: "En la segunda semana del mes de diciembre de
1980 aparece en un diario de circulación regional, denominado El
Sol del Valle, una nota periodística donde se acusa a Misael
Núñez Acosta y a Sergio Montaño de impartir entrenamiento
guerrillero a deshoras de la noche en las instalaciones de la escuela de
Tulpetlac, en Ecatepec, estado de México".
Esta publicación alertó a los miembros del
CCL del Valle de México, quienes leyeron la nota de aquel periódico
como un claro "signo de represión", porque en aquella época
toda persona a la que hicieran aparecer como "guerrillero" podría
ser secuestrada, desaparecida o asesinada más tarde.
A partir de ahí, los líderes del CCL comenzaron
a tomar algunas precauciones, como "no andar solos" y "estar permanentemente
comunicados unos con otros; y, en especial, al compañero Misael
lo obligamos durante dos semanas, en el mes de enero de 1981, a no andar
en público, es decir, que se recluyera en una casa para no exponerse
a ningún tipo de represión. Sin embargo, en ese mes estalla
de nuevo el movimiento magisterial en el estado de Hidalgo y en Guerrero,
por lo cual los dirigentes tuvimos que volver a una intensa actividad de
organización, no sólo en el valle de México sino en
varios estados del país", establece en su denuncia uno de los profesores.
Para ese entonces la represión administrativa y
física en distintas entidades de la República iba en aumento.
En respuesta, en 1979 se creó la Coordinadora Nacional de Trabajadores
de la Educación (CNTE), y un año después el CCL del
Valle de México, ambos en busca de mejorar las condiciones salariales
de los trabajadores y democratizar el sindicato.
En otra de las denuncias se precisa: "En 1980, a partir
del fraude del Congreso Nacional del SNTE, se desbordó el movimiento
democrático, sobre todo en los estados de Michoacán, Chiapas,
Oaxaca, Guerrero, Hidalgo, Morelos y el valle de México. En mayo-junio
de 1980 se realizaron grandes movilizaciones en el Distrito Federal que
precipitaron el estallido de huelgas en septiembre, octubre y noviembre
de ese año en los estados de Morelos, Chiapas y, en el valle de
México, respondieron particularmente del 4 al 27 de noviembre más
de 20 mil de los 28 mil maestros que conformaron la sección 36,
considerada hasta hoy el feudo de Elba Esther Gordillo".
Represión en Guerrero
Otro profesor detalla en su comparecencia que en octubre
de 1980 el CCL "organizó paros escalonados, lo que culmina con un
paro indefinido y un plantón en el mes de noviembre de 1980. Durante
las actividades del paro, mis compañeros y yo fuimos perseguidos
por porros y activistas de Elba Esther Gordillo de la sección 36".
Y destaca que el 30 de enero de 1981 "nos llegaron informes
de que había situaciones de represión contra el movimiento
en varios estados del país, consistentes en ceses, actas de abandono,
suspensión de sueldos y arrestos de maestros de base y activistas.
Pero lo más delicado se presentó en el estado de Guerrero,
donde el propio gobernador Rubén Figueroa Figueroa, con judiciales
y pistoleros a sueldo, tomó las escuelas donde los maestros se encontraban
en paro, desalojándolos a punta de pistola y golpes, además
de gases lacrimógenos..."
Finalmente mataron a Misael. Un día antes del crimen,
"poco más de 200 miembros" del CCL, entre ellos Misael, Teodoro
Palomino, Germán Aguilar, Ramón Cuouh, entre otros, se reunieron,
como acostumbraban hacerlo, en el segundo piso de una casa habilitada para
fines docentes en la colonia Santa María la Rivera. Los maestros
tenían que hacer algo muy especial: ultimar los detalles del gran
paro que se realizaría el 2 de febrero de 1981.
Durante la cita acordaron realizar un paro-plantón
en las instalaciones de la SEP, ubicadas en el Centro Histórico
de la Ciudad de México. La reunión se prolongó hasta
las siete de la mañana del 30 de enero, día en que asesinaron
a Misael. Con el compromiso de que se verían a las ocho de la noche
del mismo día 30 en la Escuela Normal Superior de México,
al salir de la "casona tipo colonial", Misael y los otros profesores se
dirigieron hacia sus escuelas, porque las clases comenzaban a las ocho
de la mañana.
A la cita de la noche con sus compañeros, como
es de suponerse, Misael no se presentó. Dos maestros de la escuela
primaria "denominada De la Loma, ubicada en el pueblo de Tulpetlac, municipio
de Ecatepec, estado de México", en donde laboraba Núñez
Acosta interrumpieron la asamblea y dijeron: "Misael ha sido asesinado".
Los maestros destacaron en sus comparecencias que días
antes del paro del 2 de febrero de 1981, "más de 60 por ciento de
las escuelas de prescolar, primaria y secundaria, pertenecientes a la sección
36 del SNTE, habían aprobado en asambleas de escuela participar
en el paro de labores y el plantón".
Finalmente, en uno de los documentos se lee: "La sociedad
civil y el magisterio democrático responsabilizaron a Carlos Jonguitud
Barrios, Elba Esther Gordillo, Ramón Martínez Martín
y Leonardo González Valera" del asesinato de Misael. Y al ver como
un peligro inminente "un gran movimiento magisterial", comenzaron una "guerra
sucia que inició con el asesinato de Misael Núñez
Acosta".