viernes 16 de agosto de 2002
La Jornada de Oriente publicación para Puebla y Tlaxcala México

 
n Ha surgido proceso inédito de amplia unidad social contra dicho acuerdo comercial, dicen
Posible, que EU inicie una ofensiva más aguda para acelerar puesta en marcha del ALCA: ASC

Ignacio Juárez Galindo n

Integrantes de la Alianza Social Continental (ASC) advirtieron sobre la posibilidad de que el gobierno de EU acelere las negociaciones y puesta en marcha del ALCA para 2003, lo que traería como consecuencia "una nueva ofensiva, más aguda y negativa" contra las naciones, quienes deberán someterse a los designios del país del norte.
Héctor de la Cueva, integrante del capítulo México de la ASC, sostuvo que a pesar de que el Acuerdo de Libre Comercio de la Américas (ALCA) representa el establecimiento de "una constitución económica supranacional" la extensión a todo el continente americano del modelo de Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), también ha dado pie al surgimiento de un proceso inédito de una amplia unidad social que no se ha visto en muchos años, y cuya convergencia social tiene su razón de ser en la importancia estratégica y afectación que traerá dicho proyecto de integración económica.
Durante su participación en la reunión ordinaria del Foro Permanente de Análisis y Discusión sobre el ALCA, efectuado ayer en la facultad de Economía de la Universidad Autónoma de Puebla (UAP), el también miembro de la Red Mexicana de Acción Frente al Libre Comercio (RMALC) sostuvo que dicho acuerdo comercial significa uno de los ejes prioritarios en la política estadounidense para hacer frente a los otros bloques económicos en el mundo.
Ante unas 70 personas, entre investigadores e integrantes de diferentes organizaciones sociales, indicó que dicho plan surge con la Iniciativa de la Américas, propuesta por George Bush padre, y pretende ser "una extensión corregida y aumentada a todo el continente" del modelo de TLC firmado entre México, EU y Canadá. Sostuvo que el ALCA se ha caracterizado por la radicalización de los esquemas de negociación antidemocrática, en donde los acuerdos son pactados por un selecto grupo de funcionarios gubernamentales, a espaldas de la sociedad y los poderes legislativos; así como por la exclusión social, lo cual implica que quedan fuera todos los derechos sociales sin importar si hay afectaciones sociales, laborales o ambientales.
De la Cueva argumentó que este tipo de tratados tiene como objetivo la consolidación de "constituciones económicas supranacionales", en las que se busca proteger al máximo las ganancias de las empresas trasnacionales y lograr la apertura total de los países al libre comercio. Aunque, agregó, en un principio se planteó que el acuerdo comenzará a funcionar a partir de 2005, es muy posible que EU acelere las negociaciones amparado en la facultad que el Congreso otorgó al presidente de la República, hace unas semanas, de negociar acuerdos comerciales sin tener que consultar al Senado.
Dicha facultad, prosiguió, desencadenará "una nueva ofensiva, más aguda y negativa" contra los países que se encuentran negociando en el ALCA. Empero, subrayó que a esta situación también se suman otras estrategias de EU para lograr el éxito de su política expansionista, como son haber condenado deliberadamente a una crisis económica a Argentina, Uruguay y Brasil, con la finalidad de debilitar el obstáculo que ha presentado el Mercosur a los intereses estadounidenses.
Otra irregularidad cometida por ese gobierno, mencionó, es iniciar una campaña para provocar el voto del miedo en Brasil ante la posibilidad de que el izquierdista Luis Inacio Lula Da Silva -opositor al acuerdo de integración económica- consiga el triunfo en las próximas elecciones presidenciales de octubre. Recordó que dicho país compartirá con EU la sede de la presidencia del Acuerdo de Libre Comercio de la Américas.
Más adelante, Héctor de la Cueva argumentó que el ALCA también representa el marco general que acomodará el rompecabezas formado por una serie de proyectos impulsados por EU desde hace varios años, como son el Plan Puebla Panamá (PPP), el Plan Colombia y los Tratados de Libre Comercio (TLC) firmados entre diferentes países.
El investigador de la Red Mexicana de Acción Frente al Libre Comercio señaló que el gobierno estadounidense no esperó a la aprobación del Acuerdo de Libre Comercio de la Américas para avanzar en la estructuración y conformación del acuerdo, de ahí que haya impulsado fuertemente los TLC de México con Costa Rica y Chile o el de Chile y Canadá. A esto, dijo, se sumó el Plan Colombia, que representa la estrategia militar del acuerdo de libre comercio para las américas y, recientemente, se ha puesto toda la atención en la realización del Plan Puebla Panamá que, dijo, "no es más que una estrategia estadounidense de recorrer la frontera del TLCAN hacia el sur del continente".
Por su parte, Alejandro Villamar, integrante de la RMALC y la ASC, manifestó que el ALCA representa un proceso de dominación y subordinación del Estadonación al poder corporativo integrado por grandes capitales estadounidenses y de otros países.
La intención de EU con este tipo de acuerdos, dijo, es avanzar en la creación de un marco jurídico obligatorio para las naciones subdesarrolladas y asegurar la continuidad de la hemegonía de ese país y reforzamiento del capital, aun a pesar de que se pierda la viabilidad del Estadonación, la capacidad de las sociedades de buscar un desarrollo alternativo y existan terribles consecuencias económicas, sociales y ambientales.
A decir del ponente, el ALCA también ha permitido que las sociedades rompan la idea de que las políticas que dictan los gobiernos son la única vía para el desarrollo. Señaló que los grupos sociales han sumado a la crítica y reflexión sobre los planes gubernamentales la elaboración de propuestas alternativas sobre el desarrollo que pretenden para sus países y comunidades.
"El reto es contar con alternativas a partir de la participación y conjunción de acciones de la sociedad y el ciudadano común. Se elaboró una alternativa de las Américas que incluye una serie de temas, pero olvida otros básicos como son los derechos humanos, los derechos laborales, medio ambiente. Se requiere un proceso donde se involucre a la gente, al ciudadano común y corriente, construir una alternativa con base en la participación de la gente que la asuma como suya", puntualizó.
Villamar mencionó que no se puede permitir que sólo los gobiernos decidan las reglas que debe tener el Acuerdo de Libre Comercio de la Américas, sino que la sociedad debe participar para definir estos lineamientos, y aseveró que sólo con la elaboración de proyectos nacionales "sustentados en términos sociales es como se podrá pensar en procesos de integración más allá de los Estadosnación". Sentenció: "Tenemos la obligación social de definir lo que queremos hacer".