La escritora plantea el diálogo de dos tiempos distantes
Aline Pettersson propone atisbos al caos en Viajes paralelos, su nuevo libro
Quise explorar los tejidos del pensamiento y practicarme una cirugía, expresa
''Cuando escribo los elementos caen en su sitio como los vidrios en un caleidoscopio''
CESAR GÜEMES
Ordenar el caos de la existencia misma mediante la escritura de novelas es privilegio o condición de escasos prosistas, al menos de forma consciente. Aline Pettersson asume esta divisa para su obra, ancha y amplia, con al menos 15 títulos entre los que se incluye su producción realizada expresamente para primeros lectores. En su más reciente libro, Viajes paralelos (Alfaguara), la escritora decidió, como afirma, una cirugía de exploración mayor.
Esta pulsión pudo deberse a un estado de ánimo o a un trazado consciente. Así lo explica Aline: ''Soy una persona reflexiva y a lo largo de la existencia he tenido varias obsesiones, como cualquiera. Por eso decidí escribir sobre ellas para entenderlas y entenderme. Hice este libro con el deseo de explorar en los tejidos del pensamiento, quise en el sentido figurado practicarme una cirugía".
-Sólo que fue en un quirófano público. Por más recursos que tenga el escritor para disolverse en la trama, finalmente su realidad está ahí.
-Cuando se escribe partiendo de una necesidad el que lleva la pluma se transparenta. Es verdad que existen filtros y maneras de protegerse un poco. El objetivo, entonces, es que aparezca en el resultado final lo que buscaba narrar.
Distancia y frescura de la mirada infantil
Viajes paralelos está acompañado por una amplia cantidad de fotografías, recurso que desde luego implicaba un riesgo de concordancia. Así lo superó Pettersson: ''Era arriesgado y ya el lector dirá si fue un error haberlo publicado así. El caso es que yo tenía buena cantidad de fotos que bien podían acompañar al texto. Técnicamente era posible. Al principio coloqué dos o tres fotos, pero poco a poco conseguí una cantidad muy grande de ellas. Creo que se acompañan bien".
-Es un libro que se convirtió en un álbum personal, casi.
-Casi. Ahí está lo que pienso, lo que escribo y además la imagen concreta que dispara la escritura.
-Aunque la temática del libro sea de corte autobiográfico, se lee como una novela. ƑQué retos formales te planteó esta otra necesidad?
-Por una parte advertí que había un problema con la voz del narrador. Decidí que la infancia, esa parte medular que nos conforma, me permitía tomar la mirada infantil para dar a conocer esa parte de la vida interior. Eso me permitió distancia y frescura. Desde luego no todos los capítulos echan mano de ese recurso, por eso aparece otra voz narrativa más cercana al tiempo real de la escritura.
-ƑLa escritura de Viajes paralelos te funcionó en algún sentido terapéutico?
-Siempre funciona así. Escribir, para algunos, genera iluminaciones. Es una forma de organizar lo que a uno le da vuelta.
-Este nuevo trabajo habla de una mujer muy ordenada. ƑAsí te asumes como novelista?
-Tengo cierta disciplina interior. Mis padres eran extraordinariamente ordenados. Sin embargo soy caótica y es muy posible que escriba para encontrar ese orden del que carezco. Cuando me instalo en las labores de la escritura los elementos caen en su sitio como los pedazos de vidrio en un caleidoscopio. El resto del tiempo vivo en el caos.
Pocos cambios en cien años
-ƑCómo vives este caos?
-Se percibe como si hubiera al mismo tiempo muchos pensamientos, ideas, reflexiones y puntos de vista que desearan hacerse presentes de un solo golpe, algo que no es posible. Me veo como una persona angustiada, puedo decirlo; no me siento en paz en las grandes reuniones. Nadie me margina, es sólo mi percepción. Es una forma de ser escasamente cómoda. Ahí es donde entra la literatura.
-Sin embargo, cuando das a conocer un libro llegas de un golpe a 5 mil personas. Y esa también es una forma de reunirse.
-Lo es, aunque por fortuna quienes leen mis novelas se acercan muy eventualmente a mí y lo hacen de uno en uno, sólo así tengo una grata charla con el lector.
-Lo mismo que colocas dos épocas diferentes a charlar entre sí.
-Puse a dialogar, en efecto, dos tiempos distantes. Mediante los documentos que invoco, cartas o recortes de periódico que tienen un siglo de haberse escrito, advierto que en cien años el estado de cosas no ha variado mucho. Por ahí está un artículo escrito por mi abuelo sobre la economía nacional y de cómo casi regalamos a países extranjeros nuestra riqueza, ya sea de los mares, los bosques o las minas. Sencillamente me pregunto si seguimos igual o no. Aclaro que no es algo que afirme tajantemente, es una realidad que observo. Así que no sólo hablo desde mi interioridad, sino desde la perspectiva que da el mundo.
-Ese caos interno y la necesidad de orden que mencionabas, ahora que tienes en tu haber más de una docena de libros publicados, Ƒsientes que está en algunos de tus personajes?
-Creo que sí. Ellos parten de mí y habrán de reflejarme. No sé cómo manejar a los seres plácidos, no los conozco. Hay personas que pueden mostrarse al mundo con enorme placidez, pero en cuanto profundizas un poco en ellas lo cierto es que viven un caos muy severo. Me interesa, sobre todas las cosas, asomarme al caos más que al orden.