TOROS
Continúa grave el forcado Víctor Rodríguez El Castaño,
herido en Ecatepec
Beneplácito de los taurinos ante la idea de
una sociedad de tenedores de derecho de apartado
Insoportable, por tediosa, la octava novillada de la serie en la Plaza
Muerta
LUMBRERA CHICO
¡Qué bostezo! ¡Qué sobredosis
de Valium! ¡Qué poderío mostró ayer el doctor
R para dormir en barreras y tendidos a los pobres feligreses que asistieron
a la cuarta novillada de su cosecha y octava de la temporada!
Después
de su actuación de ayer en la Monumental Plaza Muerta, a los aspirante
Víctor Martínez, Luis David Carrera y Valente Alanís
deberían contratarlos como anestesistas de la Cruz Roja. ¡Qué
tercia de mamarrachos y qué desperdicio el del ganado de San Marcos,
sin ápice de tauridad, digno de los puestos de fritangas que rodean
(si vender nada) el perímetro del embudo!
Pero la fiesta se hizo allí, donde estaba la gente.
Numerosos aficionados afirmaron estar plenamente de acuerdo con la iniciativa
de Diego Carmona, empresario taurino, quien el lunes pasado en este espacio,
entrevistado por Leonardo Páez, propuso que se asocien los tenedores
de derecho de apartado de la llamada Plaza México, para que se defiendan
de los abusos de la "empresa".
Típico de los taurinos, ninguno aceptó,
sin embargo, que se divulgaran sus generales, para evitar "represalias"
de la mafia del doctor R. "Lo primero que debería exigírsele
al empresario es que dé a conocer los nombres de los dueños
de derechos de apartado, para que se sepa cuántos lugares están
vacantes y quiénes somos", dijo un contador público que desde
hace 35 años asiste al coso.
"Nosotros somos los socios capitalistas de esta empresa,
pero no tenemos ninguna garantía sobre nuestro dinero", aseguró
por su parte un integrante de la famosa Porra de Ingenieros, quien agregó:
"La idea es magnífica, lo que veo muy difícil es que podamos
contactarnos para formar una sociedad civil. Si no tenemos personalidad
jurídica no vamos a llegar a ningún lado."
Otro aficionado consideró que una organización
de esta clase "debería tener voz y voto para nombrar o revocar al
administrador de la empresa. Ese señor (el doctor R.) olvida que
sin nuestra aportación sencillamente no podría dar la temporada
grande. No obstante, ni nos ve ni nos oye, y hace lo que se le pega la
gana".
Onésimo y el forcado
En otro orden de cosas, en el centro médico La
Raza continúa en terapia intensiva el forcado Víctor Rodríguez
El Castaño, quien el domingo de la semana pasada fuera gravemente
herido en la placita de Ecatepec, cuando al intentar una pega recibió
una cornada en la pierna derecha que le destrozó el escroto, le
cercenó la vena safena y el músculo anal.
Después de estar una semana al borde, no de la
muerte por fortuna, sino de la amputación, El Castaño
sigue luchando con denuedo. Lo que no se ha puesto de relieve es que el
lugar de los hechos está enclavado en la diócesis de Onésimo
Cepeda Silva, el obispo más taurino del país, quien, evadiendo
como siempre sus responsabilidades sociales, no criticó ni mucho
menos la falta de atención médica para los toreros en una
plaza que, más de una vez, ha actuado en colaboración con
la Iglesia para proveerla de fondos.
Pero Onésimo, ya se sabe, estuvo plenamente reconcentrado
en censurar la decisión del presidente Vicente Fox, quien la semana
pasada canceló el proyecto del aeropuerto de Texcoco, una obra que,
según el prelado, "debió hacerse aunque murieran 500 personas".
Claro está que a un pastor así, tan ávido de la sangre
de los feligreses, no debe importarle nada el terrible percance de El
Castaño. A lo mejor, incluso, hasta lo regocijó, quién
sabe...