Resultados de estudios obligan a reconsiderar las medidas de bioseguridad: Exequiel Ezcurra
Confirma el INE la presencia de transgénicos en cultivos de Oaxaca
Investigadores corroboraron el descubrimiento de Ignacio Chapela, que pretendió negarse
ANGELICA ENCISO L.
El Instituto Nacional de Ecología (INE) confirmó oficialmente la presencia de transgénicos en los cultivos tradicionales de maíz de la sierra norte de Oaxaca, con lo que se corroboran los estudios dados a conocer a nivel internacional el año pasado por el investigador mexicano Ignacio Chapela.
Una vez concluidos todos los análisis que el instituto mandó a efectuar al Centro de Investigaciones Avanzadas del Politécnico (Cinvestav) y al Centro de Ecología de la UNAM, espera publicar en breve estos resultados en la revista científica Nature, ya que ahí se dio el debate, y además tiene como objetivo "clarificar seriamente la discusión sobre el tema", sostuvo en entrevista Exequiel Ezcurra, presidente del INE.
México es el centro de origen del maíz, y el descubrimiento de Chapela fue que en los cultivos de la sierra oaxaqueña había presencia de maíz transgénico que se produce comercialmente en Estados Unidos. A este grano modificado genéticamente se le introduce un gen que puede ser resistente a plagas. A partir de este estudio se desató un debate internacional, ya que otros investigadores rechazaron la validez de los resultados del especialista mexicano.
El INE -organismo desconcentrado de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales que está encargado de las investigaciones- presentó en septiembre de 2001 el resultado de estudios preliminares, donde quedó confirmado el flujo de transgenes a los cultivos oaxaqueños.
Después, para corroborar la información, solicitó a las instituciones académicas efectuar otros análisis más completos, y estos últimos resultados "son congruentes, no hay contradicciones y son positivos".
Transgen inocuo
Sin precisar el tipo de transgen que se encontró en las siembras de maíz tradicional, Ezcurra mencionó que "las construcciones que encontramos no tienen efectos sobre la salud, son inocuas en caso de consumo humano.
"Lo más importante es que este hallazgo demuestra que las construcciones transgénicas se mueven más rápido en el medio natural de lo que se pensaba hace tiempo, lo cual nos obliga a reconsiderar todas las medidas de bioseguridad", añadió.
Ezcurra indicó que no podía precisar detalles sobre los estudios, ya que las revistas científicas de alto nivel tienen un embargo sobre la publicación, y aseguró que es importante que la información se divulgue en Nature "porque la discusión se dio en ese foro. Ignacio Chapela publicó ahí diciendo que había encontrado transgénicos en Oaxaca, y después se publicó un artículo en el que se desacredita su estudio.
"Nuestros resultados confirman los de Chapela, y la única manera de corroborar su opinión es publicando en la misma revista", agregó.
En México lo que ahora procede es que la Comisión Intersecretarial de Bioseguridad y Organismos Genéticamente Modificados (Cibiogem) convoque a las secretarías de Estado involucradas para que tomen de manera conjunta una decisión, explicó.
El presidente del INE aseveró que hay personas "que no creen que un flujo de genes de esta magnitud pudo haber ocurrido, y esperan información contundente al respecto. Reconozco que a nosotros nos sorprendió mucho cuando Chapela nos lo dijo, más cuando comenzamos la investigación y empezamos a ver los mismos resultados. Por eso, incluso para el trabajo de nuestros colegas, es importante demostrarlo".
Explicó que en la Secretaría del Medio Ambiente se han analizado diferentes posibilidades para proteger el maíz. Existe la idea de resguardar los centros de origen, donde todavía se cultivan variedades tradicionales, porque hay zonas en el norte de México donde hay una agricultura moderna, con el mismo nivel de sofisticación que la de Estados Unidos.
Se podría, añadió, generar algún tipo de mecanismo de fomento para los campesinos que siembran los cultivos tradicionales y que están haciendo un servicio ambiental con la perpetuación de un germoplasma de gran valor.
Sobre las importaciones de maíz de Estados Unidos, que al año son en promedio de 6 millones de toneladas y en las cuales se presume que al menos la tercera parte corresponde a grano transgénico, Ezcurra señaló que el déficit de México en la producción de maíz es muy alto, y el no importar o exigir sólo grano que no sea transgénico tiene como riesgo el desabasto de este alimento.
Consideró que entre las medidas que podrían establecerse están campañas de educación ambiental en las regiones donde se cultivan los granos tradicionales, para que los agricultores conozcan que la semilla para consumo humano o animal puede contener construcciones transgénicas y de esta forma proteger los centros de origen.
Sostuvo que se deben adoptar alguna medidas, porque a pesar de que en México existe una moratoria para la siembra de maíz transgénico, ya se encontraron los cultivos con presencia de transgenes en Oaxaca, lo cual "no es una catástrofe nacional, pero existen".
Es claro que "por medio del polen o de las semillas los transgenes pueden viajar distancias más grandes de lo que se esperaba. No es fácil tener cerca un cultivo transgénico y otro sin modificar, y que no intercambien genes. Este es el punto central de lo que hemos encontrado".
El investigador dijo que en otras zonas del país podría encontrarse este mismo flujo genético, y por eso en unas semanas se comenzará un estudio similar en la reserva de la biosfera Sierra de Manantlán, Jalisco. Esta región es centro de origen del teocinte mexicano (zea diploperennis), pariente silvestre del maíz, y está cerca de Autlán de Navarro, región con agricultura moderna. "Sería una especie de laboratorio natural para determinar si también hay presencia de transgénicos."
Ahí se reúnen características distintas a las de Oaxaca, donde predominan los cultivos de autoconsumo. "Es una zona culturalmente distinta, donde a cortas distancias hay agricultura comercial moderna, tradicional y también están los ancestros silvestres."