Presente en 60% de los hogares mexicanos: Ricardo Ruiz Carbonell, de la CNDH

Violencia intrafamiliar, problema grave en el país

Sólo entre 10 y 15% de las agresiones son denunciadas; exceso de burocratismo, una causa

CAROLINA GOMEZ MENA

En México se estima que en alrededor de 60 por ciento de los hogares se experimenta algún tipo de violencia familiar, pero sólo entre 10 y 15 por ciento de las agresiones reales son denunciadas, debido, principalmente, a la "burocracia" y falta de sensibilidad en las instancias judiciales para atender dichos reclamos.

Ante este panorama, una opción es crear juzgados especializados en el tema, comentó Ricardo Ruiz Carbonell, director de enlace con ONG de la Comisión Na-cional de Derechos Humanos (CNDH).

Al dictar en el Cinvestav la conferencia La violencia familiar y los derechos humanos, el funcionario opinó que las instancias de denuncia a que se debe enfrentar una víctima no son las adecuadas. Por ejemplo, en el caso de las mujeres, las que en promedio se calcula denuncian a su agresor tras una década de soportar la violencia, cuando toman la decisión deben enfrentar una serie de instancias y burocracia, que en lugar de resolver su problemática, la agudizan.

"Una vez tomada la decisión, la mujer tiene que enfrentarse a la burocracia judicial; primero debe ir a un centro asesor a que le informen de sus derechos, luego a un sicólogo; al juzgado a denunciar, y a otro para promover el divorcio. Todos estos son demasiados obstáculos, que hacen que en muchas ocasiones la víctima desista, y finalmente regrese con el agresor; si hubiera juzgados de violencia familiar, toda la atención -jurídica, social y sicológica- se daría en una sola instancia."

La principal forma en que se manifiesta la violencia familiar es la sicológica o emocional, seguida por la física, y en muchas ocasiones estas dos modalidades se dan de manera simultánea, en la denominada violencia sicofísica, apuntó.

En el país, al igual que en el resto del mundo, la mujer es la más agredida: se estima que entre 30 y 50 por ciento de las mexicanas han sido agredidas por su pareja, y desafortunadamente no sólo es durante la vida conyugal que ocurre esta situación. Según información de la Subsecretaría de Prevención y Protección de la Salud, de la Secretaría de Salud (Ssa), "la mujer en sus distintas etapas de la vida -menor, adolescente, adulta y adulta mayor- y condiciones sociales -hija, madre, esposa, abuela y trabajadora- ha sido el mayor blanco de un sinnúmero de agresiones que ponen en peligro su vida, integridad y salud".

Y es que "de cada 10 casos de violencia familiar en adultos, se calcula que ocho ocurren en mujeres, además de que cerca de 50 por ciento de mujeres con antecedentes de parto prematuro, y alrededor de 15 por ciento de las mujeres con antecedentes de aborto, refieren violencia".

No obstante esto, dijo Ruiz Carbonell, según estadísticas a escala global, "entre 60 y 70 por ciento de las mujeres agredidas decide retornar con su victimario", muchas veces motivadas por la dependencia económica y sentimental, la baja autoestima, la sumisión y los sentimientos de culpa.

Ruiz Carbonell refirió que aunque no existe un perfil único del agresor, las características siempre presentes son la tendencia a los celos, al miedo al abandono, escaso control de los impulsos, inseguridad, cobardía, baja tolerancia a la frustración y tendencia a minimizar sus actos violentos.

Tal es el impacto de la violencia familiar que el Banco Mundial considera que esta "enfermedad social" es responsable de "uno de cada cinco días de vida saludable perdidos de toda la población" del orbe.

Existen cuatro tipos de maltrato; físico, sicoemocional, sexual y patrimonial, aunque algunos estudiosos identifican también el ecológico, caracterizado por agresiones a propiedades afectivas de la víctima, por ejemplo mascotas.

El maltrato físico es todo acto de agresión intencional repetitivo; el sicoemocional son actos u omisiones reiteradas, que se traducen en prohibiciones, coacciones, condicionamientos, intimidaciones, amenazas y actitudes devaluatorias; el sexual se caracteriza por la negación de necesidades sexoafectivas o inducción a prácticas sexuales no deseadas o dolorosas, y el patrimonial es la omisión de obligaciones económicas.

Algunos factores asociados a este fenómeno son "el poder de los hombres sobre las mujeres, desventajas sociales y económicas, alcoholismo, inadecuada legislación y escasez de instalaciones públicas de atención", considera la Ssa.