Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Martes 23 de julio de 2002
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Cultura

Teresa del Conde

Julio Galán

El Museo de Arte Contemporáneo de Oaxaca (MACO), ante un público numeroso y pese al aguacero, inauguró el sábado 13 de este mes la muestra de más de 45 piezas del artista coahuilense Julio Galán, que esta vez tuvo a bien asistir a esa apertura de un humor excelente, quizá porque recorrió los espacios acompañado de Ida Rodríguez Prampolini, a quien impidió separarse de su persona en todo el trayecto, si bien departió con los que lo saludaban fascinados con el look elegido para la ocasión.

No es la primera vez que escribo sobre él, pero me gustaría reiterar algo que ya he dicho alguna vez. No hay influencia de Frida Kahlo en su obra. El hecho de que se autorretrate, usanza de tantísimos pintores, no basta para vincularlo con la mítica pintora. Su época y, por tanto, sus modos son muy distintos, y las técnicas que utiliza para traducir a la tela o al papel sus sondeos freudianos sobre la infancia, la religiosidad, la fragmentación, el dolor síquico, el instinto de muerte, la agresión, el travestismo, se diversifican a partir aproximadamente de mediados de la década de los 80.

Aunque me interesa la iconografía de Julio Galán y he de referirme aquí a un par de cuadros en particular, lo que me llama más la atención es el buen nivel pictórico que guardan todas sus piezas. Unos modos apelan mayormente que otros a mis gustos, pero no puedo dejar de ver que la tónica posmoderna que le es propia tiene superior altura pictórica que la que ostentan otros posmodernos asumidos de internacionalizados. Quienes hemos seguido su trayectoria mediante las retrospectivas o de Arte Actual Mexicano conocíamos cerca de 80 por ciento de lo que se exhibió. Me pareció acertada la selección realizada por Guillermo Sepúlveda, porque da cuenta de los virajes, rupturas y opciones manejadas por Julio, sea de manera sucesiva o simultánea.

Entre las obras que no conocía, una que me llamó particularmente la atención es No te vayas (1999). Un hombre joven, desnudo y visto de espaldas voltea la cabeza para hacer contacto de ojo con el espectador. En su cabeza hay tres pájaros (Ƒla cabeza estará llena de pájaros?, pero ellos son a la vez sicopompos, es decir, portadores de almas) y otros dos más se le incorporan. Hay leyendas escritas que se adhieren bien a la composición sirviendo de disparaderos a la iconografía. En caracteres rojos, pequeños y regulares está escrito ''vivir mata". Esa frase debe provenir de algún lado, pues corresponde también al título del filme de Nicolás Echevarría.

A la mitad del cuadro, siguiendo trayecto en horizontal, se lee: ''La muerte morirá cuando pasemos a la vida eterna", que es poco más o menos lo mismo que expresa Santa Teresa al decir ''vivo sin vivir en mí y tan alta vida espero, que muero porque no muero". En el bíceps se encuentra representado un tatuaje en forma de corazón con las iniciales J.G. para que no haya pierde en la identificación. Esta pintura combina un delicado fondo en grises con los colores claros, rosados y luminosos de la carne, acentuadas ambas gamas con los acentos brillantes de los pajarracos y con los labios pintados de carmín.

Pienso que su sentido se anexa al sobrecogedor cuadro en el que el pintor ha representado cabezas de su madre en todas dimensiones y posturas. Esta sección del periódico lo reprodujo a página entera hace poco. Casi al centro del cuadro, incrustado en la mejilla de la cabeza de mayor tamaño, está el rostro inconfundible del pintor cuando era niño, a punto de autocegarse debido a su propio lagrimón que conecta la pupila con el ojo de la progenitora. Ella obedece al lema Stay as you are, de modo que aparece joven, de la edad que debe de haber tenido cuando su hijo contaba 8 o 10 años.

La muerte de la señora Elisa ocurrió ese año y sumió a su hijo en crisis depresiva, de la que se repuso. Aunque el tema de esa pintura es el de Yocasta, creo que el artista se asume mayormente como Electra que como Edipo, pese a la cegazón. Pero a quien más se parece Julio Galán es a Rimbaud en la siguiente frase: ''Yo soy otro".

El MACO publicó un catálogo con texto de Ida Rodríguez Prampolini, retrabajado a partir de su conferencia en Saltillo. Pero pese a ese nuevo texto y a que la publicación registra adecuadamente la muestra, el libro-catálogo Carne de gallina sufre de defectos en cuanto a diseño.

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