Ana María Aragonés
Más migración
os tres proyectos que se mantienen como prioritarios para el gobierno del presidente Fox no están aislados entre sí, ya que los tres responden a un mercado globalizado que es, bajo la lógica actual, la única posibilidad para que el país transite al tan ansiado desarrollo. La evidencia ha demostrado, lamentablemente, que esta globalización y su correlato de subordinación a las exigencias del mercado, ha supuesto para los países pobres, y por supuesto para México, pues allí estamos, una experiencia que nos aleja cada vez más de la equidad y de la justicia para los habitantes de este país.
Una de las consecuencias de esta lógica perversa es, entre otras, el mantenimiento de los flujos migratorios hacia Estados Unidos, país que absorbe 98 por ciento de fuerza de trabajo mexicana. Pero además los autores del nuevo aeropuerto, el Plan Puebla-Panamá (PPP) y el TLCAN se olvidaron, en todos los casos, de consultar a aquellos que los iban a padecer. Esta negligencia no fue inocente, pues la liberación comercial los está dejando fuera, y ningún sector estaría de acuerdo en su exclusión. Con sólo algunos datos será suficiente para explicar por qué estos proyectos se instalan, como siempre, en la vía de los hechos.
México lleva la friolera de 22 años de ajustes estructurales -recordemos que fue Miguel de la Madrid el que dio inicio en este camino- y desde entonces se han seguido de manera rigurosa los mandatos de los diferentes organismos internacionales, léase FMI, cerrándose cada vez más las oportunidades de una vida digna para los mexicanos.
El cambio de partido en el gobierno a partir de 2000 no ha hecho más que profundizar la receta y a nadie deberían extrañar los conflictos que hemos vivido en estos últimos días. Las asignaturas no sólo están pendientes, como la Ley de Cultura y Derechos Indígenas, rechazada por el Congreso, sino que se siguen acumulando y ahora toca a los campesinos de San Salvador Atenco manifestarse bajo la máxima "la tierra no se vende".
Francisco López Tostado, subsecretario de la Sagarpa, advertía que bajo el esquema de liberalización comercial habrá productores que quedarán fuera, "por lo que deben ser reacomodados en otra actividad" -quizá como maleteros en la nueva terminal aérea- y señalaba que a partir del año próximo el trigo, el arroz, cebada y copra dejarán de tener protección arancelaria con las consecuencias conocidas (La Jornada, 10/07/02).
Por su parte, los ganaderos también presentan serios problemas desde el inicio del TLCAN, pues se ha duplicado la introducción de carnes congeladas y el sector mantiene un déficit de 589 millones de toneladas en promedio. La consecuencia es que los pequeños productores no tendrán otro remedio que buscar otras alternativas, por supuesto, una de ellas será la migración, señalado una vez más por la Sagarpa (La Jornada, 9/07/02).
En cuanto a las maquiladoras, sustancialmente las del norte del país, están resintiendo diversos problemas. Entre ellos la incorporación de China a los circuitos capitalistas con su enorme competencia a nivel del costo de la fuerza de trabajo, inalcanzable hasta para México en estos momentos. Aunque el real problema, desestimado por todos los gobiernos, ha sido la falta de encadenamientos productivos que hubieran apoyado el desarrollo de una planta industrial nacional fuerte y competitiva.
En este sentido, la puesta en marcha del PPP generará no sólo un alud de nuevas maquiladoras, sino una posible relocalización de las que ya están aquí hacia el sureste del país para aprovechar esa nueva fuerza de trabajo que ha sido desplazada de sus comunidades y que tendrá la enorme utilidad, para los capitalistas por supuesto, de una renovada ventaja comparativa: su bajísimo costo. Y así es muy probable que hasta podamos desplazar a China.
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