Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Lunes 22 de julio de 2002
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Deportes

ƑLA FIESTA EN PAZ?

Leonardo Páez

AROMAS DE LA FLORECITA

CUANDO LOS FACTORES que propiciaron la desaparición de la fiesta de toros en México sean revisados, habrá de comprobarse que, además de la disminución de la bravura en las reses y la escasa personalidad en los diestros, otro elemento contribuyó de manera importante a reducir la tauromaquia a añejo recuerdo: la insensibilidad empresarial de los seudopromotores mexicanos para haber apoyado y promovido, con imaginación y oportunidad, a toreros estilistas, hasta convertirlos en consentidos de los públicos, generadores de istas y atractivo contrapeso.

ESTILISTA ENTENDIDO NO sólo como el torero de refinado estilo sino, más ampliamente, como el diestro poseedor de un estilo acentuado, interesante, distinto, capaz de provocar en las masas la necesidad de acudir a verlo cada vez que es anunciado. En ese sentido, de David Liceaga a Manolo Sánchez, pasando por El Calesero, Procuna, El Callao y muchos más, la historia del toreo en México está llena de graves omisiones en lo que a eficaz promoción de estilistas se refiere.

POR ELLO, CUANDO el taurinismo de un próspero ingeniero bioquímico, Luis Ricardo Medina, Pasión Gitana, cuya afición lo llevó no sólo a aprender los fundamentos del toreo sino además a tomar la alternativa y a patrocinar -participando él como alternante- corridas, novilladas y festivales, atinó a reunir en un cartel a Jesús Solórzano y Guillermo y Manuel Capetillo, tres estilistas en su momento graciosamente desperdiciados por nuestros promotores, para lidiar novillos de José María Arturo Huerta, la asistencia a la plaza La Florecita, de Ciudad Satélite, se hizo obligada.

JESUS SOLORZANO, HIJO del legendario Rey del Temple y autor de la ya mítica faena a Fedayín, de Torrecilla, en enero de 1974 en la México, a sus 60 años recién cumplidos conserva la figura esbelta y el refinamiento torero intacto. Ejecutó bellas verónicas por el izquierdo y realizó una faena derechista con el sello de la casa, es decir, con técnica reposada y expresión interior, rasgo éste hoy en desuso.

GUILLERMO CAPETILLO, HIJO del incansable Manuel, tan buen muletero como degustador de tequila, veroniqueó-acarició en cuatro lances modélicos por lo bajo de las manos y lo cadencioso de la suerte. Diminuta su muleta pero enorme su concepción tauromáquica, consiguió espléndidas series de derechazos y naturales íntimos, enroscado el novillo a la cintura, acompañando con suave mando su brava calidad.

MANUEL, enrachado tras su triunfo del pasado viernes, se enfrentó al más hecho del encierro, consumó un trasteo por ambos lados con hondura manuelina, con intensidad y dimensión. Pinchó arriba y enseguida dejó media en todo lo alto. Los tres matadores cortaron oreja. No, no quisieron ni pudieron ser figuras; šlos empresarios debieron haberlos hecho!, pero carecieron de grandeza y de visión.

PASION GITANA NO se quedó atrás y con el mejor de la tarde consiguió un trasteo de inspiración y sentimiento. "šAquí va a ser!", se gritaba a sí mismo y al toro en personales muletazos por ambos lados, hasta que el juez perdonó la vida del noble ejemplar, recibiendo Luis Ricardo los máximos trofeos. Lástima que en México también la fiesta de toros se haya vuelto ciencia.

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