Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Lunes 15 de julio de 2002
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Capital

Emilio Pradilla Cobos

Derecho a la diferencia

La democracia no se reduce, como creen muchos políticos, al derecho a elegir a los gobernantes en procesos electorales libres, con un sistema abierto de partidos. Las libertades democráticas se ubican fundamentalmente en los ámbitos de la equidad y la igualdad de derechos en lo económico, social, político, cultural, étnico, sexual, en la vida cotidiana de los individuos y los grupos sociales. Por ello, la discusión de la Ley de Sociedad en Convivencia en la Asamblea Legislativa del Distrito Federal ha sido y será en el futuro un indicador fiel de lo democráticos que son los partidos políticos y sus legisladores.

Esta iniciativa de ley se refiere al derecho que tienen los individuos a ser diferentes sexualmente (heterosexuales, homosexuales o lesbianas), y a que la sociedad y sus instituciones les garanticen a todos la igualdad de derechos civiles y sociales, independientemente de sus preferencias; su núcleo básico remite a que unos y otros tienen el mismo derecho a formar parejas estables y a gozar de los mismos derechos civiles, sociales y constitucionales, ante la ley y las instituciones públicas y privadas. El debate sobre esta ley enfrenta dos posturas diferenciadas: la derecha, que la rechaza a partir de criterios moralistas y religiosos, considerando "anormales" a las parejas del mismo sexo, por lo que no otorga derechos iguales y equitativos a quienes las forman; y la izquierda democrática, en sus distintas vertientes, que otorga a los individuos el derecho a la diversidad sexual, que considera tan "normales" a unos como a otros, y garantiza a todos la igualdad ante la ley y las instituciones sociales.

En la votación para suspender la aprobación de la ley fue notoria la postura antidemocrática y conservadora de los diputados del PAN y muchos del PRI, quienes impusieron el congelamiento de la iniciativa. Llamó la atención la ausencia de legisladores del PRD, cuyo voto en contra de la moción suspensiva, siguiendo la posición programática de su partido, hubiera garantizado la aprobación posterior de la ley. Detrás de la votación estuvieron las presiones abiertas de la jerarquía de la Iglesia católica, histórica opositora del derecho a la diversidad sexual y en otros campos de la vida social. Queda claro que estas leyes que reconocen el derecho a la diversidad sexual o a otra cualquiera, no obligan a nadie a ser diferente, sólo garantizan que quienes lo son tengan los mismos derechos civiles que quienes no lo son; la elección es una libertad del individuo.

A lo largo de la historia, la derecha política, económica, social, cultural, étnica y sexual ha usado la negación del derecho a la diferencia como instrumento de control, represión y eternización de su hegemonía sobre el resto de la sociedad. A nombre de "la moral, las buenas costumbres y la fe" se han cometido horribles persecuciones y crímenes, como los consumados por la Santa Inquisición. Las posturas conservadoras y represivas sobre el control natal, la prevención del VIH/Sida, el aborto, la libre exhibición y disposición del cuerpo, la igualdad de género, etcétera, llenan la historia pasada y presente. En México, recientemente, ha estado presente la censura a obras de arte o de entretenimiento (literatura, pintura, cine, teatro, etcétera) que abordan el tema de la sexualidad o usan el desnudo, ejercida por gobernantes del PRI y el PAN y por la Iglesia católica mayoritaria; o de quienes muestran su cuerpo desnudo por placer, comodidad o protesta social. Se atenta a la vez contra el derecho a la diferencia, a la libertad sexual y a la cultura.

Esta posición se hace más antidemocrática y represiva, más peligrosa, en un contexto en el que los partidos políticos y los gobiernos, aun los socialdemócratas, sobre todo en los países hegemónicos en lo económico y lo militar, giran más a la derecha, y en nombre de un dios o una religión, la suya, condenan y agreden a otras culturas y religiones, y justifican la limitación de la soberanía nacional y el recorte de las libertades ciudadanas en sus propios países, con la paranoia de la "lucha contra el terrorismo del eje del mal".

Es muy importante que los legisladores de la ALDF retomen en septiembre la discusión de la Ley de Sociedad en Convivencia, y que todos, independientemente de su filiación partidaria o religiosa, piensen de qué lado se colocan en términos de la democracia y la equidad, el respeto a la diferencia y la libertad. El llamado es perentorio para los legisladores del PRD, porque en el programa del partido está inscrita la reivindicación del derecho a la diferencia en todas sus manifestaciones. Esta ley está íntimamente vinculada con la de despenalización del aborto (la llamada ley Robles), que ha sufrido duros ataques desde la derecha panista. Una parte significativa de los votantes observamos estas posturas para decidir nuestro voto en 2003.

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