Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Lunes 15 de julio de 2002
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Política

Armando Labra M.

Educación, prioridades

Eso de que la prioridad presidencial sea su matrimonio será muy humano, pero a estas alturas del discurso foxiano es mejor tomarlo como una perla japonesa más. O qué Ƒestá tan bien el país que el problema principal es el tálamo? ƑO será que el tálamo está peor que el país y amerita mayor atención? A saber, pero si nos zambullimos en la semiología de las declaraciones pináceas, acabaríamos hechos más bolas que... otros.

Por fortuna más de una vez y de muchos documentos oficiales ha quedado claro que la prioridad política del actual gobierno es la educación y que la meta es llevarla a representar 8 por ciento del PIB. Aunque esta meta no habla de la calidad de la enseñanza e incluye el gasto privado, muestra el afán de aplicar recursos públicos crecientes a tan primordial tema. Si quitamos el gasto privado en educación, la realidad muestra que el gobierno no está destinando los dineros que debe aplicar a la educación, si en efecto quiere alcanzar la meta. Respecto al PIB, el año en que más recursos ha destinado el gobierno fue 1994, cuando la proporción fue de 4.6 por ciento. De entonces a la fecha esa magnitud ha disminuido, oscilando alrededor de 4 por ciento entre 1996 y 2000, para ubicarse en 4.4 por ciento el año pasado y apenas 4.2 en el presente, como lo expresó bien claro el jueves pasado ante la Comisión Permanente del Congreso el presidente de la Comisión de Educación y Cultura del Senado a nombre propio y de su colega, el presidente de la Comisión de Educación de la Cámara de Diputados.

ƑQué ha pasado? ƑPor qué se dice una cosa y resulta otra? En el caso de los recursos públicos que se destinan a la educación sucede lo que con los demás renglones del gasto público, salvo el pago de la deuda: a medida que avanza el año se van haciendo recortes en función de las disponibilidades del erario. Menos en el caso de la deuda pública, que se paga puntual y religiosamente. Pero son los rubros de educación y ciencia los que más padecen los recortes porque "no se notan". El bajo nivel de desempeño escolar de los niños mexicanos demuestra que en efecto, sí se nota. Mas aquí viene a colación la tarea de los legisladores el jueves pasado. Presentaron una iniciativa de modificación a la ley que rige el presupuesto que, en suma, plantea que una vez aprobado el presupuesto para educación, el Ejecutivo podrá ajustarlo sólo mediante previa aprobación de la Cámara de Diputados. La iniciativa es brillante porque no quita potestades al Ejecutivo, fortalece al Legislativo, y confiere estabilidad económica a las escuelas públicas del país. Ayuda a que se cumplan las metas o, cuando menos, a que no se dé marcha atrás a la hora de la hora.

Sin embargo, siendo importantísima la legislación que se ha propuesto, no resulta suficiente para resolver la carencia de recursos, pero... Ƒen verdad hay carencia? La verdad es que no. Cierto es que los ingresos del erario son ridículamente bajos, apenas 11 por ciento del PIB, cuando en países como el nuestro son superiores a 20 por ciento. Ello habla de que la administración tributaria es deficiente, a lo mejor en forma deliberada, porque somos el único país donde no se acumulan todos los ingresos de las personas para efecto del impuesto sobre la renta. Eso quiere decir que los mexicanos más ricos no pagan los impuestos que deberían.

Pero además, es notorio que, después del gasto en educación, el rubro más importante del presupuesto es el pago de la deuda pública, que absorbe 14.3 por ciento del gasto gubernamental, deuda que en dos terceras partes es interna y consagrada a cubrir la cuenta del Fobaproa, los Pidiregas, el colapso carretero, etcétera. Es decir, es dinero en pesos que fácilmente se puede recalendarizar con el fin de dar desahogo al gasto social y la promoción de la producción nacional, la generación de empleos y el bienestar general de la población. "šAnatema! šEso trae inflación", gritan los neoliberales, y es cierto, pero los recursos aplicados a producir, exportar y emplear generan inflación con crecimiento que después modera el aumento de los precios. Lo que ahora tenemos es menos inflación, claro, pero acompañada de la degradación del nivel de vida de los mexicanos reconocida hasta por el Banco Mundial y los que mandan, lo cual, quiérase que no, tiene que ver con los Aguas Frías, los Atencos y los desbordamientos sociales que no salen en la prensa, más los que asoman en nuestro horizonte y que bien podríamos evitar.

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