Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Lunes 15 de julio de 2002
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Política
ATENCO: EL CONFLICTO

Los líderes Ignacio del Valle y Jesús Adán Espinosa, los últimos en llegar a la comunidad

Liberados, todos los detenidos por el enfrentamiento del pasado jueves

Al cierre de esta edición se discutía aún la forma de liberar a los funcionarios retenidos

JAVIER SALINAS, RENE RAMON ALVARADO Y ROBERTO GARDUÑO CORRESPONSALES Y ENVIADO

San Salvador Atenco, Mex., 14 de julio. Los líderes de los ejidatarios de San Salvador Atenco, Ignacio del Valle y Jesús Adán Espinosa, fueron liberados al filo de la medianoche y arribaron a la plaza de esa localidad, donde fueron aclamados por más de tres mil personas. Blandiendo machetes, mujeres y hombres corearon ''¡sí se pudo!, ¡que sí que no, que como chingaos no!''

Del Valle señaló que tuvieron que pasar ''estas cosas'' para que el gobierno volteara lo ojos a estos pueblos. ''Y le decimos que no vamos a dejar de esgrimir el machete, pero lo haremos con responsabilidad; hoy tenemos que decirle al gobierno, siéntate para que me escuches, no para que me impongas.''

De última hora, se indicó que ejidatarios y gobierno federal realizarán martes o miércoles una primera ronda de diálogo en la Universidad Autónoma Chapingo (UACh).

En su turno, Jesús Adán Espinosa dijo que el verdadero gobierno está en el pueblo y los funcionarios que están en las diferentes secretarías sólo se encuentran ahí para administrar lo que pertenece a la mayoría.

También manifestó que las diferencias que se habían gestado en el pueblo deberán acabar, para defender la propiedad de sus tierras mediante el rechazo del decreto expropiatorio del 22 de octubre de 2000.

Al cierre de esta edición, los ejidatarios no definían la forma en que iban a liberar a los funcionarios y policías del estado de México retenidos desde el jueves pasado a raíz del enfrentamiento con granaderos.

Una de las posibilidades era la entrega de los 16 retenidos a personal de la Procuraduría estatal en el transcurso de la madrugada, o bien esperar para entergarlos a las autoridades mexiquenses hasta que los ejidatarios heridos -que se encuentran en el hospital de Lomas Verdes- regresen a sus casas.

A 72 horas del enfrentamiento, el gobernador Arturo Montiel anunció que todos los ejidatarios detenidos y sujetos a proceso desde el jueves pasado quedarían en libertad. A las 19:45 el secretario de Gobernación, Santiago Creel Miranda, dijo en cadena nacional que el Ejecutivo federal negociaría ''de fondo'' el conflicto con los habitantes de San Salvador, pero sin intermediarios.

Ambos anuncios tomaron por sorpresa a los habitantes del pueblo, los que conformaron una comisión de 25 personas para asistir a los penales de Ecatepec y Texcoco, con el propósito de ''verificar'' que los detenidos se encontraran ''bien'' y constatar que las condiciones de la liberación fueran las pactadas.

Las autoridades mexiquenses habían acordado con Ignacio del Valle Miranda y Jesús Adán Espinosa que les limpiarían el expediente, para que no se les consignara por los cinco delitos de que se les acusa, sobre los que ya existe igual número de órdenes de aprehensión.

En Chiconautla, la liberación de Gil Morales, Dante Espinosa, Manuel Núñez, Pascual Martínez, Mauricio Pájaro, José González, Ignacio Yánez, María Raquel Rojas y María Isabel Avilés ocurrió de facto, no obstante que el juez de la causa les fijó una fianza de entre 10 mil y 40 mil pesos, monto que fue asumido por el gobierno del estado de México.

Al enterarse asimismo de que en Chiconautla se dio la liberación de sus nueve compañeros, los atenquenses estallaron en júbilo frente al monitor de televisión, que era observado por más de medio millar de personas.

En Toluca y el Distrito Federal las propuestas de las autoridades fueron diseminadas con rapidez por los medios de comunicación; no obstante, en San Salvador Atenco tardaron en llegar y en ser claras para los ejidatarios. Sólo se sabía que los campesinos serían liberados, pero se desconocía cuál era su condición jurídica o si tenían que pagar fianza. Del mensaje de Santiago Creel sólo se entendió que el gobierno del presidente Fox desea llegar al fondo del problema y resolverlo, pero sin intermediarios, como se había propuesto a Rosario Ibarra de Piedra, Samuel Ruiz y Francisco Gallardo.

Tras una larga espera, sin respuesta de las autoridades estatales y federal, por la noche se comenzó con los preparativos del trueque de los campesinos y funcionarios en cuestión. Se conformó una comisión de 25 personas, entre familiares y ejidatarios, que acudieron a los reclusorios de Molino de Flores, en Texcoco, y el de Barrientos, en Tlalnepantla.

El decaimiento y cansancio que habían provocado dos días de tensión por la presencia de fuerzas del orden enclavadas en puntos cercanos a San Salvador Atenco, y las amenazas y falsas alarmas de una incursión de la Policía Federal Preventiva generaron un estado de incredulidad.

En 1995, el pueblo fue invadido por granaderos estatales en respuesta a un bloqueo que los campesinos organizaron en la carretera Texcoco-Lechería para demandar solución a un diferendo de tierras.

Los efectos del desgaste de los habitantes no redujeron las actividades de defensa. Los rondines se mantuvieron y los retenes fueron reforzados para impedir el tránsito a cualquier ''sospechoso''. En la plaza, las mujeres que se encargan de preparar la comida también mantuvieron el ritmo del trabajo, nada más que ayer se incrementó por la asistencia de cientos de integrantes de organizaciones civiles y políticas, por lo que aumentaron las tortillas, frijoles, arroz y tlacoyos.

En los retenes, los guardias campesinos -machetes al hombro- fueron meticulosos a la hora de revisar a todo aquel que salía o entraba al pueblo, porque las órdenes desde el plantón central fueron terminantes: ''Nadie ajeno a la población podrá circular sin permiso, para evitar la incursión de agentes del gobierno''.

Los comercios del pueblo abrieron sus puertas. En las calles la vida transcurrió casi con normalidad. Hubo misa dominical. En la parroquia del Divino Salvador, el padre Jorge Cuapio señaló en la homilía: ''No nos dejemos llevar por el enojo y la angustia; es muy importante que en estos momentos de dificultad haya una buena palabra. Antes de tomar una decisión, detengámonos y digámosle a Dios que nos ilumine. Oremos para que quien tiene que tomar una decisión sea por el bien del pueblo; por los detenidos y heridos, y por los medios de comunicación para que difundan la semilla de la verdad''.

Las labores continuaron, pero sin descuidar las tareas de autodefensa. Antes del mediodía, en Chimalhuacán un grupo de militantes del PRD realizó una marcha y bloqueo en la carretera Texcoco-Lechería, para sumarse al movimiento ejidal y pronunciarse por la salida "inmediata" de la fuerza pública de la región.

Por la tarde, los contingentes que conformaron el cinturón de paz, que partieron en caravana desde el Zócalo capitalino, arribaron a la plaza principal de Atenco. Fueron cientos las personas que se congregaron y participaron en el Encuentro en Defensa de la Tierra y por la Libertad de los Ejidatarios Presos.

Estudiantes de la UNAM, profesores del SNTE de Oaxaca y Michoacán, trabajadores de Euzkadi, integrantes del Frente Zapatista de Liberación Nacional, Liga de Trabajadores Socialistas, Coordinadora Nacional Plan de Ayala, CGH, Coordinadora de Colonias de Ecatepec, Unión Regional de Colonias de Ecatepec y el CLETA acudieron a manifestar su apoyo.

Ya entrada la tarde, en la plaza central del pueblo transcurrió la asamblea entre interminables y largas intervenciones de los representantes estudiantiles, sindicales y de organizaciones civiles.

Por la noche, Francisco Gallardo, quien aceptó la labor de intermediación propuesta por los ejidatarios, llegó a San Salvador. Ahí se reunió en privado con América del Valle, para que la joven le explicara la situación por la que atraviesa la comunidad.

En los primeros minutos de hoy, los 12 campesinos detenidos fueron liberados, incluyendo a los líderes Ignacio del Valle y Jesús Adán Espinosa.

En la plaza principal de Atenco más de medio millar de personas los recibió entre gritos de afecto, llanto de sus familiares y cohetones.

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