El 17 inaugurarán su retrospectiva en Bellas Artes
Exhibir en México la obra de Chillida es todo un reto
Comprende 86 obras, entre esculturas y piezas en papel
Traer la muestra itinerante costó casi $3 millones 600 mil
MERRY MAC MASTERS
Traer a México la obra escultórica del artista vasco Eduardo Chillida (San Sebastián, 1924) siempre ha constituido un reto. Para Mercedes Iturbe, titular del Museo del Palacio de Bellas Artes -donde el miércoles 17 a las 20 horas será inaugurada una muestra de 86 creaciones de Chillida, entre escultura y piezas en papel-, en los dos intentos anteriores la exposición iba a ser curada para traerla aquí, lo que ''elevaba de manera enorme los costos", dado el peso de las esculturas.
Ahora sí es posible porque la muestra se inició en la Galerie Nationale du Jeu de Paume, en París, con curaduría de Daniel Abadie, y en territorio nacional debutó en el Museo de Arte Contemporáneo de Monterrey (Marco); así, los gastos fueron solventados entre las diferentes sedes. Daniel Leyva, subdirector general del Instituto Nacional de Bellas Artes, calculó los costos de exhibición en casi 3 millones 600 mil pesos, aunque ''no gastamos", como apuntó Iturbe, pues hubo una larga lista de patrocinadores.
Si no vienen ''exactamente las mismas piezas" vistas en Francia, por la '' larga itinerancia", aquí fueron agregadas dos obras en metal y una sobre papel provenientes del Museo Tamayo, así como cuatro obras sobre papel facilitadas por el Instituto de Artes Gráficas de Oaxaca (IAGO). De todos modos, tener a Chillida en México es todo un acontecimiento.
Sala con dibujos de las manos del artista
Para instalar la obra en el Museo del Palacio de Bellas Artes, antes de los espectaculares movimientos de grúa hace una semana, se debieron realizar ''minuciosos estudios estructurales de todas las salas" del recinto a fin de que las esculturas no ocasionaran ningún problema a su arquitectura, explicó Iturbe ayer en rueda de prensa.
Las piezas de mayor peso -varias toneladas- se encuentran en la Sala Nacional. Y como Chillida siempre hace sus esculturas con el propósito de que se coloquen en el suelo, para proteger el piso de madera del salón se solucionó el problema con arena y eso da la sensación de que la pieza reposa sobre una superficie natural.
La última escultura realizada por el artista, perteneciente a su etapa de alabastros, es Homenaje a Pili (2000). Chillida padece una enfermedad degenerativa y por esa razón su esposa no le permite trabajar. En los años 80 el descubrimiento de cierto tipo de tierra característica del sur de Francia lo adentró en el uso escultórico del barro. La exposición del Museo del Palacio de Bellas Artes termina con una sala para dibujos de sus manos.
Primero estudió arquitectura, pero cuando se dedicó al dibujo descubrió que tenía gran facilidad. En vez de darle gusto, se puso a trabajar con su menos talentosa mano izquierda, incluso realizando dibujos de su mano derecha.