Presunto fraude, desvío de fondos y daño patrimonial entre
1999 y febrero de 2001
Detectan irregularidades en la Conaliteg; presentarán
denuncia contra ex funcionarios
Indagan la Secretaría de la Contraloría y auditores de la
Cámara de Diputados
CLAUDIA HERRERA BELTRAN
El director de la Comisión Nacional de los Libros
de Texto Gratuitos (Conaliteg), Jorge Velasco, anunció que la próxima
semana presentará una denuncia de hechos contra quien resulte responsable
por los delitos de ''fraude, desvío de fondos y daño patrimonial''
en las gestiones de Antonio Meza Estrada y Humberto Blanco al frente de
la comisión.
La Secretaría de la Contraloría y Desarrollo
Administrativo (Secodam) y auditores de la Cámara de Diputados indagan
irregularidades en el periodo que abarca de 1999 a febrero de 2001, entre
las que se encuentra la compra de papel con sobreprecio, el obsequio de
papel a impresoras, anomalías en los procesos de licitación
y la prestación de servicios de transportación a precios
muy elevados.
La
investigación además revela irregularidades en la construcción
de la planta de la Conaliteg en el estado de Querétaro, que presuntamente
fue obra de una ''empresa fantasma'', lo que ha impedido el cobro de una
fianza por 300 millones de pesos.
Los funcionarios que presuntamente están involucrados
en estas anomalías son Antonio Meza Estrada, quien fuera secretario
particular del ex presidente Ernesto Zedillo cuando éste era secretario
de Educación Pública y estuviera a cargo de la Conaliteg
de 1994 a enero de 2000; actualmente es cónsul de México
en Detroit. También Humberto Blanco, subdirector del organismo y
de enero de 2000 a febrero de 2001 responsable del despacho hasta que Velasco
fue nombrado director por el presidente Vicente Fox.
En entrevista con La Jornada, Velasco explicó
que no está determinado el monto del supuesto fraude, pero estimó
que si en medio año de esta administración se ahorraron 500
millones de pesos, en el periodo que se investiga la suma ahorrada podría
superar los mil 500 millones, cosa que no sucedió
Por lo pronto, la auditoría de la Secodam, aplicada
a una muestra de 13 órdenes de impresión, indica que hubo
un desvío de 40 millones de pesos. Sin embargo, afirmó, a
la Contraloría todavía le falta ''profundizar'' en sus indagaciones.
Ante estas anomalías señaló que la
próxima semana presentará una denuncia de hechos ante la
Procuraduría General de la República, contra quien resulte
responsable por la comisión de estos delitos. La Conaliteg, dijo,
cuenta con las pruebas respectivas, sólo está en espera de
adjuntar al expediente un informe del órgano interno de control
de la Secodam.
Una de las irregularidades que se investigan es la construcción
de la planta de Querétaro por parte de una empresa denominada Meñique,
que para 2001 ya había desaparecido. Señaló que por
esa causa no ha podido hacer efectiva una fianza con el Banco Bital por
300 millones de pesos.
La Conaliteg está promoviendo la realización
de una auditoría de obra pública para determinar la responsabilidad
de ex funcionarios de la comisión. Señaló que en la
gestión de Meza Estrada se dio por bueno el trabajo de la constructora
Meñique, siendo que no se habían concluido las obras de la
planta tratadora de agua, de las oficinas generales y del comedor.
Como en esas secciones del edificio se detectaron desperfectos,
entre los que se encuentran ''grandes grietas'', se solicitó a Bital
el pago de la fianza, sin embargo, este banco respondió que no podía
entregarla, porque los funcionarios de la Conaliteg ya habían firmado
los documentos respectivos en los que aceptaban la terminación de
la obra.
La adquisición de un edificio en la colonia Del
Valle se suma a la lista de presuntas anomalías. Indicó que
el inmueble, ubicado en la calle de Amores, estaba dañado a causa
del temblor de 1985, además de que no contaba con puertas, plafones
ni red eléctrica.
En cuanto a los libros, aseguró que se pagaba un
precio muy alto por su impresión. En esos años, un ejemplar
llegaba a costar hasta 12 pesos, cuando su precio actual es de la mitad.
El origen de este ''sobrecosto'' se debió a los
altos precios que la Conaliteg pagaba por el precio del papel. Mientras
a unas empresas se compraba a 6.75 pesos el kilo, a otras se pagaban 10.
Indicó que las empresas no informaban el costo
real del papel a la comisión, razón por la cual las licitaciones
debieron declararse desiertas, de acuerdo con el artículo 36 de
la ley de adquisiciones. Esta legislación, explicó, señala
que cuando un producto tiene el mismo costo para todos los impresores se
tiene que establecer un costo real único de la mercancía.
Cuando descubrió este problema señaló
que empleados de la anterior administración -que seguían
en la Conaliteg- le informaron que las empresas declaraban diferentes precios
porque incluían sus costos de bodega. Dijo que este argumento no
es válido, ya que va en contra de la legislación.
También la Secodam detectó que, en ese periodo,
la comisión tenía preferencia por algunos talleres como Monograf
y Encuadernadora de Oriente, pese a que no ofrecían los mejores
precios. Adicionalmente, la comisión obsequiaba 3 mil 500 toneladas
de papel al año, ya que por concepto de desperdicio del producto
las impresoras podían obtener 6 mil 500 toneladas, sin embargo éstas
se quedaban con un total 10 mil toneladas de papel anualmente.
Por otra parte, las empresas Transportadora Nacional y
Transporte de Materiales hacían 90 por ciento de los viajes, siendo
que contaban con pocos camiones, cobraban precios muy altos e incluso hacían
''viajes fantasma''.