MEXICO, SA
Carlos Fernández-Vega
LOS ESCANDALOS FINANCIEROS protagonizados por las grandes
empresas estadunidenses, que en los últimos días se han dado
en racimo, parecen convertirse en el peor dolor de cabeza del presidente
George W. Bush, ya que debilitan la de por sí endeble credibilidad
sobre una verdadera y sólida recuperación económica
en ese país y -lo que es peor para el amigou- desdibujan
la eventual relección del mandatario guerrero, toda vez que muchos
de esos consorcios habrían aportado generosas sumas de dinero para
la campaña que lo llevó a la Casa Blanca.
DE
ENRON A WOLDCOM, de Xerox al gigante Disney, sin obviar las otras piezas
del racimo, como Andersen, la lluvia de fraudes, dobles contabilidades,
pérdidas presentadas como ganancias y demás trucos descubiertos
en el quehacer de las empresas amenazan la precaria estabilidad económica
estadunidense y, por ende, la de los países satélites (la
mexicana incluida en posición privilegiada)
AYER SE DIFUNDIO QUE Bush se reunió de inmediato
con su equipo de asesores económicos para "tomar las medidas conducentes"
y frenar el alud de escándalos provocados por prácticas fraudulentas
de las grandes empresas que sustentan el American way of life y
"castigar" a los responsables. En este contexto, hoy el presidente estadunidense
hablará ante la comunidad financiera de Wall Street, con el fin
de "restaurar la confianza de los inversionistas".
SIN EMBARGO, EL TARDIO discurso difícilmente convencerá
a los aproximadamente 60 millones de pequeños, medianos y grandes
inversionistas estadunidenses que cotidianamente se juegan su futuro económico
apostándole a una u otra empresa, a uno u otro valor gubernamental.
El caso de Enron ha sido uno de los más espectaculares, toda vez
que el derrumbe de la trasnacional arrasó con los ahorros de miles
de pequeños inversionistas.
MIENTRAS BUSH AFINA el discurso que difundirá esta
mañana para "convencer" a esos 60 millones de inversionistas que
no se preocupen, otro gran escándalo estalló. El consorcio
farmacéutico Merck and Company parece no haber respetado los tiempos
políticos del presidente estadunidense, y ayer se conoció
que en el último trienio, mediante su filial Medco, registró
como ingresos en su contabilidad 12 mil 500 millones de inexistentes dólares.
Según los observadores, la administración Bush y el Partido
Republicano tienen mucho interés en desvincularse de los escándalos
que han afectado a varias corporaciones gigantes en Estados Unidos, antes
de las elecciones de noviembre.
AYER THE WALL STREET Journal señaló
que Medco es una empresa filial de Merck and Company que administra los
programas de descuentos sobre medicamentos para las empresas y las compañías
de servicios médicos, y en su facturación incluyó
como ingresos miles de millones de dólares en pagos de pacientes
a farmacias, pese a que la empresa no recaudó esos fondos, de acuerdo
con el diario. Entre 1999 y 2001, los pagos de los pacientes representaron
casi 10 por ciento de la facturación total que registró Merck.
DE ACUERDO CON LA versión del rotativo estadunidense
citado por Reuters, Merck había revelado ese trato contable en una
presentación de abril ante la SEC, en momentos que se preparaba
para vender 20 por ciento de Medco por medio de una oferta pública
inicial de acciones, pero la compañía dijo exactamente cuánto
era el monto de la facturación sólo en su presentación
más reciente.
UNA FIRMA DE ABOGADOS presentó una demanda colectiva
el primero de julio en nombre de los accionistas que sostenían que
la empresa y varios de sus ejecutivos inflaron en forma indebida la facturación
de la subsidiaria Merck-Medco Managed Care L.L.C. En las operaciones electrónicas
previas a la apertura del lunes en la bolsa de Nueva York, las acciones
de Merck caían 6.8 por ciento a 45.5 dólares con respecto
al cierre del viernes. Un nuevo escándalo que seguirá aportando
elementos en los siguientes días y que difícilmente frenará
el discurso del presidente Bush.
QUIEN DE PLANO NO quiso decir nada sobre su propio sainete
fue el ex presidente de WorldCom, Bernie Ebbers, quien ayer compareció
por primera ocasión ante el comité (de Servicios Financieros)
investigador del Congreso de Estados Unidos, instancia que pretende descubrir
cómo un fraude de 3 mil 800 millones de dólares, como el
cometido por esta trasnacional, pudo esconderse y permanecer en secreto
durante más de un año.
COMO
EN LAS GRANDES comparecencias de los capos de la mafia estadunidense,
Ebbers -quien renunció a su cargo en abril, dos meses antes de que
WorldCom admitiera el fraude en sus cuentas- rehusó testificar,
argumentando que sus declaraciones podrían incriminarlo. "No responderé
a preguntas y me amparo en la quinta enmienda de la Constitución...
Espero que el comité no malinterprete el hecho de que decida ejercer
mis derechos... Espero la oportunidad de exculparme más adelante,
en un ambiente en el que no peligre mi capacidad de defenderme" (este lenguaje
parece ser universal, y si no compárese con el utilizado por ex
funcionarios del gobierno mexicano metidos en broncas legales, o por divinos
y cabales empresarios "perseguidos" por la "autoridad").
POR SU PARTE, SCOTT Sullivan, ex jefe de finanzas de WorldCom
cuando se produjeron los supuestos malos manejos de cerca de 4 mil millones
de dólares en gastos, también invocó la quinta enmienda
y se negó a contestar preguntas. A diferencia de los dos ex ejecutivos,
al actual director ejecutivo John Sidgmore le urge demostrar al comité
su disposición a cooperar, ya que "quiero hacer todo lo posible
para mantener la empresa a flote". Entre los directivos que comparecerán
ante el comité estarán también el presidente de WorldCom,
Bert Roberts y algunos de los auditores de Arthur Andersen.
LOS QUE ESTAN FELICES por los escándalos y sus
secuelas son los trabajadores, quienes se han convertido en el "segmento"
más fácil y rápidamente sacrificable para que los
grandes corporativos arreglen sus finanzas y tapen los hoyos financieros
producidos. WorldCom anunció que en una primera fase recortará
de su nómina a 17 mil empleados, que se sumarán a los 165
mil 840 que a lo largo del año se han quedado sin empleo tan sólo
en el sector de telecomunicaciones de Estados Unidos, 27 por ciento más
que los reportados en el primer semestre de 2001.
HAGAN SUS APUESTAS sobre el siguiente consorcio que morderá
el polvo en Estados Unidos por un nuevo escándalo financiero.
Las rebanadas del pastel:
MAS RAPIDAS QUE UNA SAETA, las empresas de telecomunicaciones
que la semana pasada renunciaron a la Cámara Nacional de la Industria
Electrónica, de Telecomunicaciones e Informática (Canieti)
anunciaron ayer la creación de la Asociación Nacional de
Telecomunicaciones (Anatel). En ella participan Pegaso, Ericsson, Alcatel,
Axtel, Controladora Satelital, Digitel, Motorola, Nextel y Unefon... Por
fin un dato positivo: durante abril de 2002 la inversión fija bruta
reportó un crecimiento real de 7.6 por ciento, en comparación
con el mismo mes de 2001, informó el INEGI.