CIUDAD PERDIDA
Miguel Angel Velázquez
PAN con olor a ruptura
EN UN acto de absoluto convencimiento democrático, la fracción panista en la Asamblea Legislativa decidió condenar la libertad de pensamiento de uno de sus mejores militantes: Francisco Solís, mejor conocido como Pancho Cachondo, porque piensa votar a favor de la ley de sociedad en convivencia que hoy será puesta a debate ante el pleno de la ALDF.
INDEPENDIENTEMENTE DE los cauces que podría tomar la decisión de los asambleístas respecto de dicha ley, la situación en el Partido Acción Nacional como fracción parlamentaria del órgano legislativo parece complicarse cada vez más.
EL RECLAMO a Solís parece venir de las desavenencias entre el grupo de la coordinadora Patricia Garduño y el que comanda Federico Doring. Entre ellos, dicen los propios panistas, hay diferencias casi insalvables y un rompimiento, cuando menos en las posturas que habría de tomar el PAN frente a las iniciativas del gobierno central.
AUNQUE NADIE puede llamarse a sorpresa porque en el PAN existan diferencias, esta vez el rompimiento no está entre quienes defienden al panismo tradicional y a los neopanistas militantes del neoliberalismo, sino entre los de este último signo.
EL DISGUSTO entre esos grupos se recrudeció después de la relección de José Luis Luege al frente del PAN-DF, porque Doring y compañía negaron su apoyo al dirigente relecto, mientras Garduño jugó su resto por Luege.
A PARTIR de ese momento las diferencias empezaron a oler a ruptura. Tanto así que Garduño, quien a todo pulmón ha manifestado que no le es posible controlar a Doring, a Widmer y a Solís, también ha dicho que esos diputados no son el PAN, con el fin de descalificar su proceder.
PERO EL problema de la fracción panista en la Asamblea trasciende los muros de ese recinto y se ubica, según alegan los mismos panistas, en el ámbito de la lucha interna entre quienes se alinean del lado del secretario de Gobernación y quienes van de la mano de Diego Fernández de Cevallos.
HOY NADIE sabe hasta dónde puede llegar esto, que para algunos ya es fractura, y que sin duda impactará la intención del voto en 2003 más de lo que los mismos panistas se imaginan, porque el problema es serio.
ENTONCES, SI bien para el grupo de Garduño la postura de Francisco Solís es una mera provocación, más que convicción, para los contrarios al luegismo se trata de hacer manifiesto el disgusto causado por la relección.
EL LIO apenas empieza, las posturas respecto de las diferentes corrientes en Acción Nacional mostrarán los rumbos del panismo para el futuro inmediato. Por lo pronto la lucha por ciertas posiciones, diputaciones locales, federales y delegaciones ya empezaron y los golpes bajo la mesa irán aumentado.
DE ESA manera, de aquí y hasta el final de la carrera electoral de 2003 no habrá reconciliación entre estas dos fuerzas, ni en lo nacional ni en lo local, y la suma de los errores continuos tendrá un costo alto. Si no, al tiempo.
EN FIN, en el PAN no hay acuerdo, pero en el PRI tampoco y menos aún en el PRD. No cabe duda que todos los diputados son iguales. ƑO no?
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