Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Lunes 1 de julio de 2002
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Cultura

Alois Prinz desgrana la difícil existencia del prosista

Circula en México Y todo comienzo tiene su hechizo, biografía de Hesse

CESAR GÜEMES

Para un biógrafo puntilloso sólo algo puede ser más complejo que la ausencia de hechos en los cuales fundamentar su trabajo: la sobreabundancia de datos relevantes, fechas imprescindibles, cartas, escritos y libros de un biografiado que hizo de su obra literaria una de las más amplias reflexiones autorreferenciales en el mundo contemporáneo: Hermann Hesse.

Pese a esa característica, Alois Prinz, alemán también, da a conocer justo cuando está a punto de conmemorarse el 125 aniversario del autor de Gertrud, su trabajo Y todo comienzo tiene su hechizo, biografía de Hermann Hesse, que en versión en español llega a México bajo el sello de Herder, traducido por Constantino Ruiz-Garrido.

A lo largo de 16 extensos capítulos Prinz desgrana la difícil existencia del prosista, que si bien no comienza cuando a los 15 años intentó suicidarse, sí es un punto de referencia para adentrarse en su quehacer creativo no exento de lances como pasar siete meses en un seminario (del cual escapó), someterse a una sesión de exorcismo o verse confinado en un sanatorio para enfermos mentales que en realidad trataba a epilépticos. Todo ello, sin mencionar que en 1904 Hesse alcanzó la temprana fama con la novela Peter Camenzind, ni que en 1923 se separó de su esposa, quien padecía esquizofrenia.

No disfrutó en vida de la gloria literaria, aunque quizá buscó el reconocimiento a su tarea. En 1946 le fue concedido el Premio Nobel, lo cual no se opone a que años antes el autor escribiera en un artículo de prensa citado por Prinz: "La culpa de nuestra desgracia, la culpa de la futilidad y de la cruda desolación de nuestra vida, la culpa del hambre, la culpa de toda maldad y tristeza no la tiene ninguna idea ni ningún principio; los culpables de ello somos nosotros mismos. Y tan sólo por medio de nosotros, por medio de nuestro entendimiento, por medio de nuestra voluntad pueden cambiar las cosas".

Dentro de las muy diversas interpretaciones a la buena acogida que mantienen los libros de Hermann Hesse, Alois Prinz acude al teólogo católico Eugen Drewermann, quien a mitad de los años 90 "trató de sintetizar de nuevo al Hesse sicológico, político y con un sentir moral propio. Para Drewermann es una meta originalmente religiosa el fomentar la comunión entre los hombres y reforzar la peculiaridad de cada individuo".

Aunque quizás el mismo Hesse tenía toda la razón al dar su punto de vista sobre la manera en que un texto se relacionaba con sus lectores: "Los libros de los poetas no necesitan explicación ni defensa; son sumamente pacientes y pueden esperar. Y, si son de algún valor, tienen casi siempre una vida más larga que aquellos que los impugnan".

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