viernes 28 de junio de
2002 |
Entrepanes ¿Cómo se llaman? n Alejandra Fonseca |
"Me chingó el
wey. Me amenazó y cumplió", gritó el prepo con
coraje. Había estudiado mucho para los exámenes y casi
todos los había pasado con buenas calificaciones.
"Sólo matemáticas... -decía con pesar ante su
amigo también reprobón- ¡pinchi materia! Me gusta pero
a este wey nunca le entendí su manera de enseñar. La
traía contra mí, se vengó que me le puse al brinco por
no darme las mismas oportunidades que a los demás
compañeros..." "¡Ya pasó wey! -respondía el también reprobón-. Hay que ponernos a estudiar para pasar los extraordinarios y olvidarnos de la pinchi escuela por lo menos las vacaciones. Además, ya el wey ni está, ¡él no nos va a hacer el examen y tenemos más chance de pasar! ¡Ya ves que la maestra nos dijo que si la hacemos bien, nos sube un punto en la calificación final! -Pus sí wey, pero no se midió el pichi maestro -neceó el prepo. -Pus qué fue lo que pasó, porque ese día cuando salieron del salón, todos estaban como sacados de onda y decían pus que te le pusiste muy al brinco wey. -¡Pero se lo merecía! ¿Qué harías si te discriminaran, que las oportunidades son para todos pero no para ti? -¡No, pus sí. Está cabrón! Pero, ¿qué pasó? -Te acuerdas que teníamos la presentación final de lógica. A mí me tocó con la Güera, y ves que la vieja hace presentaciones chingonas. A ella le tocó el diseño y a mí la explicación del tema. ¡La tenía al tiro, wey! Y cuando me iba a tocar, el pinchi maestro que dice: "¡Ya no, ya no es hora! Que le pido de favor que nos dejara terminar, y dijo que nos había tocado el día anterior y no nos habíamos presentado. ¡¿Y sabes qué, wey?! El día anterior no había habido clases, ¡ése era el pedo! Y contesté muy serio: "¿Pero cómo, si ayer no hubo clases?" Y los compañeros, ojetes, se echaron de carcajadas y el maestro se enojó más y me sacó del salón. Me fui a la oficina del Prefecto a decirle lo que pasó y lo mandaron a llamar junto con el coordinador de matemáticas. Yo llamé a mi papá que vino en chinga, ya ves que es a todo dar. Cuando conté lo que había pasado mi papá nada más lo veía bien feo, y el maestro, ¡tieso el wey! Cuando le tocó hablar al wey, dijo, medio puñal, que no veía ningún problema. Mi papá contestó que no era porque no lo hubiera sino por falta de sensibilidad de alguien. Yo dije que a todos les daba oportunidades menos a mí. Total que dizque salimos todos "contentos y amigos" pero el pinchi wey después dijo en clase que yo no sabía con quién me había metido. -Pero di la neta, wey. ¿Estudiaste para el final? -Mecaequesí Y ya ves wey, aquí estoy en chinga por no saber con quién me metí. Oye, ¿cómo se llama a los maestros que abusan de uno? -¡Hijos de puta...! |