Presentaron su autobiografía erótica en el MAM
Millet y la libertad sexual
Discurso realista frente a las expresiones de liberación
ALIA LIRA HARTMANN
Catherine Millet presentó en el Museo de Arte Moderno (MAM) La vida sexual de Catherine M. Flanqueada por cuatro caballeros, dos a cada lado, entre ellos el pintor José Luis Cuevas y el director del recinto, Luis-Martín Lozano, Millet se mostró ante todo sencilla y agradecida con el público. El éxito de su libro, que prolonga la mirada de los otros sobre ella, resulta algo extraordinario para el narcisismo que dice caracterizarla. Expresa no haber intentado agregar algo más a la literatura erótica, sino situar su relato en la tradición autobiográfica, aclaración inevitable ante el deseo de algún asistente de lucirse trayendo a la discusión sus muy vastos conocimientos sobre literatura erótica.
No, la cosa no iba por ahí. Ella conversó con los asistentes a la presentación con el mismo desenfado y naturalidad con que escribió sus memorias sexuales, esa naturalidad con la que algún día espera que el libro pase de mano en mano, de personas que tal vez nos encontremos leyendo a Catherine en el Metro, de gente que de la manera más natural simplemente se pregunte, Ƒy usted ya leyó la vida sexual de Catherine M.?, sí, es buenísima, Ƒno? no se preocupe, yo se la presto.
La libertad, la naturalidad y la exactitud con que esta mujer vino a contarnos su vida y sus apetitos sexuales tal vez podríamos equipararla a la misma manera en que solemos contarnos sobre las sabrosas enchiladas rojas con mucha cebolla y mucha crema que hoy nos comimos o aquel delicioso mole poblano que con cierta prisa disfrutamos en un restaurant de paso.
José Luis Cuevas no dejó de calificar el libro de sorprendente por la personalidad como crítica de arte y directora de Art Press de Catherine Millet. ''Es como si en México se publicara la vida sexual de Teresa del Conde o Raquel Tibol". Además, aseguró haber leído el libro con el pene permanentemente parado, alardes acostumbrados del pintor. De cualquier manera, tampoco faltó entre el público una intervención femenina que asegurara haber encontrado aquellos relatos deliciosos y excitantes, leídos a calzón mojado.
Anonimato seductor, pues aunque entre sus amantes cuenta a personajes famosos del mundo del arte, el respeto que le merecen la obligaba a mantenerlos en ese anonimato, aunque fue necesario contactar a algunos de ellos cuando se encontraba en la redacción del libro, algunos detalles escapaban a su memoria y la exactitud de las descripciones tenía que ser completada por la vivencia de los otros, escribiendo con lo que ella llamaba cierta inocencia por la ausencia de un modelo, aunque el ser trabajadora, escrupulosa y metódica la llevó precisamente a llegar hasta el fondo, cual topo en una galería. ''Dos motivos me llevaron a escribir este libro, un momento de madurez rebasados los 45 años y mostrar un discurso más realista frente a los muchos discursos de liberación."
Lejos de la leyenda
Millet se niega a considerarse una leyenda, pues asegura que si una celebridad hubiera emprendido la tarea de publicar su vida sexual, simplemente el público no habría reaccionado de la misma manera; ''la gente me ve como una señora cualquiera, me parezco a cualquier mujer y eso facilita la identificación del público".
Que si las realidades narradas por Ca-therine, si Catherine, porque así dan ganas de llamarla, rebasan las propias fantasías es una cuestión de perspectivas personales, que si se asumió como objeto, sintió fundirse con la humanidad entera en su entrega a múltiples amantes, se convirtió en mariposa cual disecada es clavada a la pared por innumerables alfileres-penes es finalmente el ejercicio de libertad que esta mujer decidió llevar a cabo al hablarnos de sus placeres sexuales, sin darle más vueltas al asunto, si cuerpo y mente son uno, ésta es simplemente una mujer libre.
Y después de esto no se ha de esperar La vida de Catherine M. dos o tres, aquí empezó y aquí terminó todo. Su evolución como ser humano le permite hoy día encontrar placer en otras cosas y asumirse como monógama, su idea de la fidelidad no es un concepto sino una forma de vida estética o personal y ella espera terminar esa vida con quien la comparte desde hace 22 años.