Arnoldo Kraus
Esquizofrenia
Nuestros políticos siempre son generosos: dan mucho de qué hablar. La semana pasada fue un festín tanto para los medios de comunicación como para la opinión pública. Festín por el número de declaraciones, por su ligereza, por la trascendencia de su contenido, por el peso político de quien las emite y por lo abigarrado de las aseveraciones. Los dictámenes de Francisco Gil Díaz merecen estudiarse.
Primero diagnosticó enfermedad de Alzheimer a Francisco Barrio. Después habló de la argentinización de la economía mexicana y, finalmente, maltrató a escritores, editores de libros, lectores, al dueto de Reyes Tamez y Sari Bermúdez -responsables de la educación y de la cultura- e incluso al propio Vicente Fox, quien ahora brega por "un país de lectores". Todos quedaron embarrados cuando el titular de Hacienda y Crédito Público aseguró que "en cuanto a la industria editorial, todos sabemos que, con excepción de alguna revistas que son semipornográficas, que son las de mayor circulación, prácticamente no leemos en nuestro país". De su afirmación debe agradecerse su sinceridad, pues finalizó la sentencia en plural, aunque, no sería ocioso que aclarase lo que significa semipornografía y a cuáles journals está suscrito
ƑQué es lo que lee Gil Díaz para decir todo lo que dice? ƑQué es lo que no lee Gil Díaz para incomodar a mexicanos tan variopintos como Fox, empresarios, compradólares, lectores, intelectuales e incluso a los argentinos, como si no les bastase con haber sido eliminados de la Copa Mundial de Futbol? Sus opiniones son alarmantes y preocupantes. Su desdén por todo, y por todos, ha generado tan mal sabor que incluso se le culpa por el deslizamiento del peso ante el dólar.
A las incomodidades creadas por el ministro hay que agregar la lúcida defensa que hace Diego Fernández de Cevallos cuando afirma que "no veo por qué los intelectuales consideren que su talento no se va a difundir sólo porque hay impuestos. Ellos pueden decir lo que quieran decir del Presidente de la República y de los políticos, y nosotros no los podemos tocar, porque se deshacen como terroncitos de azúcar. šEso no me parece! El intelectual es como yo, como ustedes, nada más que a veces no tienen un modo honesto de vida". Si bien no hay duda que Gil Díaz y Fernández de Cevallos militan en el mismo equipo, lo que no es claro es cuál de las dos actitudes debe preocupar más.
El gabinetazo de Fox parece enfermo y estropeado. Las declaraciones laxas, las contradicciones entre los miembros de la elite gubernamental, las continuas rectificaciones y el frecuente desprecio hacia la opinión pública han sembrado duda y encono. Los médicos asesores de Fox y particularmente de Gil Díaz deben actuar con celeridad. ƑEsquizofrenia?
La esquizofrenia es una enfermedad compleja y difícil de diagnosticar, para la cual no existen criterios objetivos ni pruebas de laboratorio o gabinete que confirmen la impresión clínica. Esquizofrenia significa desdoblamiento. Se caracteriza por la falta de lógica -un día nos argentinizamos y al día siguiente nos desdecimos-, por la presencia de asociaciones confusas -si a los mexicanos nos rigen políticos con la enfermedad de Alzheimer todo puede decirse-, porque la realidad no se percibe con claridad -en un país sumido en la miseria y en la falta de educación, ahorcar a la industria editorial equivale a perpetuar la pobreza-, por alteraciones afectivas -mientras que el Presidente brega por "un país de lectores" el ministro se conforma con la semipornografía. Finalmente, aunque en México estamos, desde el PRI, acostumbrados al déjá vu -otro síntoma de la enfermedad-, se requirió de Fernández de Cevallos para completar el cuadro clínico. Con ello, es probable que los médicos de la Presidencia describan una nueva forma de esquizofrenia, que podría denominarse, por ser contagiosa, esquizofrenia variedad México.
En pocos días nuestro titular de Hacienda y Crédito Público ha acumulado un gran número de opiniones en su contra. Amén de la inmensa incomodidad, de la falta de sensibilidad y del daño que han acarreado, intranquiliza la facilidad con la que Gil Díaz espeta sus ideas y el menosprecio hacia muchos sectores del país. Poner en un mismo saco a Barrio, a Reyes Tamez, a Bermúdez, los deseos de su Presidente y a la industria editora es un sinsentido inmenso. Cuando la pluma se seca, siempre se agradece la insensatez política, pero, la verdad es que son demasiados desaguisados como para dormir tranquilos. Para que no continúen los temblores es urgente que Gil Díaz se someta a tratamiento, o se someta a Fox, o, si no, al menos, que lea -Ƒo relea?- El Doble de Dostoievsky.