Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Martes 25 de junio de 2002
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Cultura

Teresa del Conde

Musas y creadoras

Hace más de seis meses, durante un simposio en El Colegio de Jalisco, una joven me comunicó que preparaba un coloquio con el tema de este artículo. Me invitó a participar, pero yo no di mucho crédito a su proyecto. Le veía dificultades, entre otras razones, por la carencia presupuestal de la que adolecen los organismos oficiales, en este caso la Secretaría de la Cultura del Gobierno de Jalisco, pero también pensé que en ese estado de la República, extraordinariamente rico en cuanto a creatividad, las autoridades en el poder no la auspiciaban, quizá porque sólo les interesan ''las estrellas" o porque hay apatía en la capital tapatía.

Claro, hay excepciones, y una de ellas es el Instituto Cultural Cabañas que funciona fundamentalmente gracias a su director y que si las cosas van bien, próximamente adquirirá un cariz no sólo más importante, sino también mayormente funcional, comenzando por la infraestructura.

Me equivoqué respecto de la joven Lorena Camarena. Asedió con anticipación a sus invitados, que fuimos cinco; supo comprometernos a fondo, hizo una propaganda perfectamente orquestada y dentro de su discreción el acontecimiento resultó ejemplar. El público fue numeroso y participativo y ninguna de las ponencias dejó qué desear. Las musas y creadoras fueron María Izquierdo, a cargo del investigador tapatío Arturo Camacho, que enfocó su tema estrictamente a la pintura de la artista nacida en San Juan de los Lagos.

Patricia Reyes Spíndola, musa y creadora ella misma, que mantuvo en vilo al público a base de preguntas y respuestas actuadas con una energía, sentido del humor y conocimientos indudables centrados en grandes figuras del cine mexicano y en la enseñanza teórica de la actuación cinematográfica y teatrística.

Enrique Franco Calvo, investigador de Oaxaca que abordó el tema de Lupe Marín con su novela La única ofreciendo material gráfico muy poco conocido; mi colega y compañero del Instituto de Investigaciones Estéticas, Alberto Dallal, quien presentó una ponencia de corte académico, no por ello menos apasionada, sobre un tema de su predilección: Guillermina Bravo como bailarina, coreógrafa, maestra y organizadora.

Por último participé yo misma, sobre Frida Kahlo, porque ese fue el tema que se me solicitó debido a la nueva versión por Plaza & Janés de mi libro Frida Kahlo, la pintora y el mito publicada el año pasado y que resultó complementado con el aparecido este año por la misma casa editorial, Arte y psique.

Mi único reparo es el siguiente: no entiendo por qué las autoridades de la cultura en esa entidad tan relevante se desentienden de esfuerzos como éste y como otros que allí se realizan. Así como pude darme cuenta del profesionalismo y empeño de la joven organizadora, también, a pesar de su prudente silencio, me percaté de que la desatención que padece es paralela a la que acarrea una promotora cultural de tan larga trayectoria como lo es María Fernanda Matos Moctezuma.

El coloquio al que aludo tuvo tónica feminista sin que así fuera promovido. Propiamente hablando, no soy feminista y con eso quiero decir que no pertenezco a ningún grupo, pero a la vez soy más que consciente de que los desempeños de mujeres con altas capacidades organizativas en el área cultural son tomados únicamente como fuerza de trabajo, no se espera de ellas otra cosa que no sea llenar espacios con sueldos punto menos que miserables, no se les acredita lo que logran y ni siquiera se les estimula proporcionándoles un ascenso o dándoles otros cargos ocupados por personas (mujeres y hombres) de mayor relieve que obedecen al lema ''suerte te dé Dios, que el saber nada te importe".

El coloquio tuvo lugar en la Casa Taller José Clemente Orozco. Felizmente el recinto está aceptablemente conservado.

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