Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Martes 25 de junio de 2002
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Economía

Ugo Pipitone

Disyuntivas europeas

Se acaba de concluir en Sevilla el semestre europeo de España. Anotemos que este sistema de presidencia semestral será modificado con el ingreso de los esperados nuevos 10 miembros. O sea: las tres repúblicas bálticas (como se decía antes), checos y eslovacos, Hungría, Polonia, Estonia, Chipre y Malta. En el caso de la antigua Checoslovaquia señalemos lo obvio: dividirse para rencontrarse en un espacio mayor. Milagros de Europa. Con la ampliación cambia la escala de los problemas y las viejas soluciones dejan de serlo: una presidencia que le tocara a un país cada 12 o 15 años, no satisfaría a nadie. Y aquí estamos, en espera que la Convención constitucional, presidida por Giscard d'Estaing, fabrique un consenso viable sobre la nueva arquitectura política de la Unión.

Europa se encamina a ser la primera democracia posnacional del mundo, pero va lentamente, en medio de declaraciones solemnes, periodos de letargo y ciclos de aceleración, buenas intenciones y escasos medios y, siempre, haciendo y deshaciendo los equilibrios variables de un organismo que cambia mientras avanza. Aquí las Convenciones de Filadelfia son muchas a lo largo del tiempo y requieren cuidados y sabidurías inéditas. De poco serviría avanzar rápidamente si se formaran desgarraduras en la red europea en construcción. Pero, por otra parte, dejar de empujar hacia objetivos de mayor envergadura sería restar a Europa su sentido de identidad en construcción. Este es el proceso "constitucional" europeo: lento, declaratorio y en eterna negociación interna. Algunos buenos ejemplos vienen ahora de Sevilla. Concentrémonos en dos aspectos.

En primer lugar, la negociación de las condiciones de ingreso a la Unión de los 10 países mencionados, sobre todo en referencia a la ayuda directa agrícola a los nuevos miembros. Alemania, que no olvidemos, es el principal contribuyente al presupuesto de la Unión, es también, en estos momentos, un obstáculo. Y el tiempo disponible es de aquí al otoño de este año: si no se completaran las negociaciones de la ampliación para entonces, los futuros 10 miembros no podrían participar a las elecciones del Parlamento europeo de 2004. Como previsto hasta ahora. Eso también es Europa: fijarse objetivos que obligan a superar obstáculos que, sin aquellos objetivos, podrían ser insuperables. Y vivir con un nudo en la garganta.

En segundo lugar, en Sevilla se inauguró solemnemente la política comunitaria sobre inmigración. En realidad, apenas se establecieron algunas normas de repatriación y poco más. Lo importante viene de otro lado: la decisión de otorgar apoyo financiero a los países generadores de emigración que establezcan controles más efectivos sobre sus fronteras. Una decisión sensata que sólo tendrá un (muy probable) vicio: la escasez de fondos comunitarios disponibles. Europa tiene más ideas que dinero.

Y eso me devuelve al problema de la Política Agrícola Común (PAC, el sistema europeo de subsidio a los agricultores) que mencionamos antes a propósito de su relación con la ampliación. El problema de la PAC es gigantesco y monstruosamente complejo. Sólo recordemos que ahí está la principal voz de gasto del presupuesto comunitario y que la PAC afecta, a través de los altos aranceles, a los productores agrícolas de ese tercer mundo cercano que expulsa su mano de obra por ausencia de oportunidades de empleo. La cuadratura de círculo es complicada. El viejo continente no puede renunciar de la noche a la mañana a tradiciones de vida rural (que son formas de vida para millones de personas) en nombre de exigencias contables o de solidaridad con el tercer mundo cercano. Y sin embargo, necesita recorrer nuevos caminos y abrirse más sobre todo hacia Africa y Medio Oriente. Y dirigir hacia esos países nuevos flujos de recursos. Dicho en síntesis: más recursos para el desarrollo contra compromisos de institucionalización democrática en los países promotores de flujos migratorios descontrolados.

Lo que, sin embargo, es más complejo de lo que parece. Europa apenas comienza un proceso de metabolización de los nuevos 10 miembros, y será un largo camino que impondrá esfuerzos de convergencia y muchos recursos. Qué bueno sería si uno pudiera enfrentar un solo problema a la vez. Por desgracia, (casi) nunca es así.

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