Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Martes 25 de junio de 2002
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Política

Alberto Aziz Nassif

Debate político amargo

Una novedad en la vida política del país es que la alternancia en el gobierno ha incrementado el volumen del debate público. La historia de cada día se escribe con las ocurrencias de los actores políticos. Las fronteras de la libertad de expresión se han ensanchado de forma importante y el escenario cotidiano está cada vez más poblado de debates. Sin embargo, la paradoja crece, porque en lugar de tener una crítica más informada, la calidad del debate no se incrementa, hay más ruido, pero menos sustancia, faltan razones y predominan los adjetivos.

No se necesita seleccionar una fecha en particular para tener una muestra del debate empobrecido, porque prácticamente todas los días tenemos múltiples expresiones escandalosas con graves calificativos y tonos ruidosos. Por ejemplo, la semana pasada el secretario de Hacienda, miembro del PRI, abrió dos frentes: uno con los editores para cobrar más impuestos a libros y revistas y así señaló ante la Comisión Permanente: "con excepción de algunas revistas que son semipornográficas (sic), que son las de mayor circulación, prácticamente no leemos en nuestro país" (La Jornada, 21/06/02). El desprecio por la cultura y la inteligencia retratan la prepotencia de este tipo de funcionarios. El secretario fue defendido por el jefe Diego, quien gratuitamente se lanzó contra los intelectuales, a quienes describió como "terroncitos de azúcar". El otro frente fue la comparación de la economía mexicana con la de Argentina, porque, dijo, ya casi no queda nada que vender y el gobierno necesita más recursos fiscales. Curiosamente después de las declaraciones el peso perdió 20 centavos de su valor, y no sabremos si la declaración fue sólo un detonante.

Otro debate fue el de López Obrador contra el Instituto Electoral capitalino, porque ahora resulta que su plebiscito sobre el proyecto de los segundos pisos lo tiene que asumir este organismo. En la disputa el jefe de Gobierno pierde el piso y ataca a su contrincante semanal: le pide cuentas, intenta violar su autonomía y lo descalifica. Ahora que a López Obrador le ha dado por convertir sus errores en plebiscitos, usa argumentos reaccionarios como el de reducir el organismo electoral a papel simbólico cuando no haya elecciones; tal vez ya se le olvidó el valor de los organismos electorales fuertes.

Pero la perla de la semana seguramente será el desplegado de Rosario Robles al presidente Fox (La Jornada, 24/06/02). Sin duda se trata del inicio de la campaña electoral del PRD rumbo a 2003; su tono es el de una oposición abierta y el recurso es de preguntas sin respuesta. Al inicio se abre con una simbólica frase: "ya basta", y se ubica al país en una "grave situación"; después se afirma que el gobierno foxista es una continuidad del PRI. Luego empiezan las preguntas que se hacen bajo el recurso retórico de "Ƒhasta cuándo?", y se establece un listado amplio de todos los males a los que este gobierno abona con su política. La lista es larga: hasta cuándo se va a seguir hipotecando al país, deteriorando la educación pública, atacando la cultura, desangrando las instituciones de seguridad pública, el abandono del campo, las masacres de indígenas, la pérdida de oportunidades, la falta de apoyo a estados y municipios, y a migrantes; para rematar emplea la vieja metáfora machista de un presidente que no se "faja los pantalones" para defender nuestros recursos naturales y castigar a los responsables de la guerra sucia.

Ese discurso político define la estrategia retórica del PRD para las elecciones del 6 de julio de 2003, es una crítica adjetivada, un recurso de campaña. La parte fuerte del texto es el núcleo duro del perredismo, es decir, contra los rescates, el aumento de los impuestos, la inversión privada y extranjera en energéticos. Y para no faltar a las reglas se pide visión de Estado y discusión pública. ƑCuántos ciudadanos se identificarán con el país que retrata Rosario Robles?

Posiblemente el perredismo ya decidió que se quiere quedar con su voto duro, el cual cada vez le alcanza menos para tener más legisladores. Porque en lugar de abrir el proyecto y el discurso, tener la propuesta más avanzada y las iniciativas de futuro para un mayor número de ciudadanos, opta por la crítica fácil de los adjetivos, la presentación de una falsa continuidad de este gobierno con el viejo régimen y una serie de preguntas retóricas. El PRD no atiende la propuesta de Anthony Giddens: "la izquierda tiene que dominar los temas de la derecha para ganar" (El País, 12/05/02).

En suma, nuestra vida pública sigue habitada por la frase de la semana de algún político y los ejemplos muestran que esa "chispa" retórica y amarga no respeta signo partidista

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