La prevalencia de la enfermedad entre jóvenes
homosexuales, catastrófica, sostiene
La masculinidad mal entendida, principal obstáculo
para enfrentar el sida: Carmen Soler
Existe una fuerte diseminación hacia las mujeres
y en zonas como Milpa Alta y Tláhuac, afirma la responsable del
programa del gobierno capitalino de atención a afectados
JENARO VILLAMIL
El principal problema para enfrentar la epidemia del VIH/sida
"no es la homosexualidad sino el manejo de la masculinidad en la sociedad",
subrayó la doctora Carmen Soler, responsable del programa de atención
del gobierno capitalino. Reconoció que la prevalencia de la enfermedad
entre la población joven homosexual sigue siendo "catastrófica";
consideró que existe una fuerte diseminación hacia las mujeres,
y calificó de "impactantes" y "durísimos" los datos recientes
que se tienen sobre la epidemia en zonas rurales como Milpa Alta y Tláhuac.
Entrevistada en la Clínica Condesa, primer centro
de atención integral para personas que viven con VIH/sida en la
ciudad de México, Soler informó que gracias a este programa
se están suministrando medicamentos, en forma gratuita, a 800 personas
que no cuentan con seguridad social ni estaban inscritas en algún
protocolo institucional.
Este
programa ha ido avanzando en los meses recientes: primero se empezó
a dar atención a aproximadamente 200 pacientes que comenzaron a
acudir a la clínica, fundada en el año 2000. De mayo a diciembre
de 2001 se integraron 642 pacientes nuevos, además de los que ya
tenían seguimiento con el Fondo Nacional para el Sida (Fonsida).
Para mediados de este año Soler calcula que alrededor de 800 pacientes
reciben medicamentos en forma gratuita.
Sin embargo, el programa no se reduce a la dotación
de medicamentos. Se abrieron 20 centros de diagnóstico y consejería
donde cualquier persona puede hacerse un análisis "de manera confidencial,
voluntaria y gratuita". Soler destaca la importancia de estos centros:
"Antes no había dónde hacerse el diagnóstico.
Tú acudías a los lugares y había, para empezar, casi
una violación de los derechos de privacidad. Quien te entrevistaba,
después de contarle toda tu vida por delante y por detrás,
definía si te hacía o no la prueba. Se hacía el examen
sólo a quienes ellos consideraban población de riesgo.
"Nuestra propuesta es que el diagnóstico es un
derecho. La gente tiene derecho de hacerse un diagnóstico cuando
lo considere. Hay 20 centros de consejería y diagnóstico
voluntarios en la ciudad que están cumpliendo esta función."
Además de la dotación de medicamentos y
de la apertura de los centros de diagnóstico, Soler indicó
que en los próximos días empezará a funcionar una
red de laboratorios de serología. Serán 10, distribuidos
en toda la capital, que incluyen a los bancos de sangre, y realizarán
serología, tamizaje de VIH, de hepatitis C y de hepatitis B, enfermedades
asociadas con el VIH. Además, en dos semanas la Clínica Condesa
podrá realizar pruebas de carga viral y conteo de células
CD4.
En el terreno de la prevención materno-infantil,
Carmen Soler explicó que se está provocando un fenómeno
de socialización importante, porque en los centros de consejería
ya son cada vez más las mujeres embarazadas que deciden, después
de informarse, que es importante hacerse un análisis de VIH/sida.
Romper los estigmas y replantear la masculinidad
"Esa es la idea de este programa: que socialices. Es necesario
romper este estigma asociado; el siempre asociar VIH a ciertos grupos sociales
y comenzar a percatarse de que, en realidad, los propios médicos
llevan años atendiendo a gente que puede ser seropositiva sin que
ellos lo supieran. Este programa abre el problema, modifica la visión",
destacó Carmen Soler, quien encabezó durante 10 años
la unidad de investigación en retrovirus humano en la Universidad
Nacional Autónoma de México (UNAM) y estuvo al frente de
los estudios de laboratorio que se hacían en el Instituto Nacional
de Diagnóstico y Replicación Epidemiológica (INDRE)
de la propia universidad.
-¿Qué diferencias existen entre las políticas
nacionales para enfrentar el VIH/sida y lo que se está haciendo
en el Distrito Federal? - se le plantea.
-Nosotros estamos definiendo el programa de VIH/sida como
una acción de gobierno que nos permita mantener nuestro desarrollo
como sociedad en presencia de la epidemia. El propósito de este
programa es mitigar el impacto de la epidemia sobre el desarrollo. ¿Cómo?
Haciendo que la gente gane años de vida productiva. La epidemia
sigue teniendo características que revelan que afecta a personas
que están en plena etapa productiva. Si le ganamos 10 o 15 años,
en términos de vida, es impresionante.
"El VIH cambia la vida, pero lo que debe aprender un joven
es a vivir esa nueva vida. Significa que puedes llevar una vida casi normal.
Por eso también realizamos talleres de sexualidad, porque la gente
seropositiva no va a clausurar su sexualidad. No le puedes pedir a esa
gente que viva 10 o 15 años sin ejercer su sexualidad.
"La idea es que a quien ya esté afectado le demos
una calidad de vida que le permita seguir viviendo. La expresión
es vivir bien con VIH. Por otro lado, el programa se debe ocupar de que
se infecte menos gente."
-¿Qué se está haciendo en este sentido?
-Creo que lo primero que estamos haciendo es abrir el
diagnóstico. Precisamente con el manejo de control de la información
que se ha dado frente a la epidemia. La gente no tenía dónde
hacerse el diagnóstico de manera confidencial, voluntaria y gratuita.
Ahora hay 20 centros de consejería y diagnóstico voluntario
en la ciudad que cumplen esta función.
-Se observa que aún muchas personas que acuden
a la Clínica Condesa llegan en muy mal estado de salud. ¿Todavía
no se ha podido lograr que la gente se atienda antes de que se presente
el síndrome, cuando aún están asintomáticos?
-Efectivamente, todavía hay personas que cuando
llegan presentan un estado calamitoso. Queremos detectar a la gente antes
de que esto suceda para que podamos impactarles en su calidad de vida.
En los casos terminales los debes atender. Es un rollo humanitario
básico. Sin embargo, no estás disminuyendo el impacto social
de la epidemia.
-¿Cómo es el impacto social de la epidemia
en zonas rurales o entre otros sectores que tradicionalmente no se consideran
prioritarios?
-Es durísimo. En Tláhuac y Milpa Alta antes
no tenían diagnóstico. La información de los centros
de consejería nos habla de fuertes prevalencias.
"Hemos comenzado a trabajar en algo que se llama masculinidad
y sida. No estamos hablando de homosexualidad. Comenzamos a hacer talleres
para las personas y hemos detectado que no es la homosexualidad, sino el
manejo de la masculinidad, lo que nos está generando problemas.
"Y también acabamos de detectar con los datos de
los talleres y los centros de consejería que nuestros servicios
de salud los usan en 90 por ciento las mujeres, no los varones. En Tláhuac,
por ejemplo, solicitan el diagnóstico casi tres mujeres por cada
varón. Sin embargo, nos dicen que la epidemia está en los
hombres. ¿Qué está pasando? Nuestros servicios de
salud no están funcionando para los hombres y tenemos que modificarlo."
-¿Cómo se puede romper este concepto de
invulnerabilidad que tienen muchas personas frente al VIH/sida?
-El problema es cómo ejerces la masculinidad, cómo
estás ejerciendo tu poder masculino y cómo se está
manejando eso en la sociedad.
"Deuda histórica" con la comunidad gay
Al abundar acerca de las estrategias de prevención
con la comunidad gay, principalmente de varones jóvenes, la doctora
Carmen Soler reconoció que existe una "deuda histórica" de
los gobiernos con este sector.
"Hago una confesión: todavía no sé
cómo entrarle para que tengamos un impacto real. Estamos dando condones,
pero sé que eso no va a impactar mucho. Uno de los errores típicos
que cometemos es considerar a la comunidad gay homogénea cuando
no lo es. Yo lo vivo aquí (en la clínica), desde el obrero
homosexual que llega y nunca pisa un bar gay y no le voy a impactar haciéndole
una campaña en bares, hasta el chavo que también es gay,
que se mueve en esos medios.
"Necesitamos apoyo teórico y propositivo de gente
que ha pensado en este tema. En realidad, es muy grave. Mi dilema principal
es cómo le entramos a la prevención de a de veras en la comunidad
gay."
-Además, la vida gay de la generación actual
es muy distinta a la que vivió la primera generación de personas
que fueron afectadas por el VIH.
-Sí, pero es necesario que quede claro que ser
gay no quiere decir que te vas a infectar, que si te proteges no va a ser
una condición sine qua non tu preferencia sexual. No es una
fatalidad.
"El problema es que si no logramos una colaboración
en términos bien entendidos, sin controles de ninguno de los dos
lados, con la sociedad civil, nosotros como autoridades es muy difícil
que lleguemos a tener interlocución.
"Me refiero a la colaboración porque hay un rechazo
de esas comunidades a la intervención institucional, porque siempre
ha sido muy coercitiva. Ahí hay varias áreas que son deudas
históricas que tenemos y donde la epidemia es más fuerte
y catastrófica. Estamos hablando de prevalencias muy altas, muy
complejas, que implican que la epidemia va a ser explosiva y que se nos
está pasando el tiempo para tomar acciones.
"Hay que seguir pensando en estrategias mucho más
novedosas y más políticas, porque ahí va tu posición
política frente a la sociedad. Hacia dónde quieres que vaya
tu sociedad como gobierno, sin coartar la libertad."