Ponente en la cuarta Mesa Redonda de Palenque
Baudez: el sacrificio humano maya procuraba energía al muerto
ANGEL VARGAS ENVIADO
Palenque, Chis., 17 de junio. En oposición a los planteamientos vigentes, el propósito del sacrificio de niños y adolescentes en los ritos funerarios mayas no era procurar al difunto servidores o compañeros en su vida futura, según una teoría el arqueólogo francés Claude François Baudez, quien sostiene que esa práctica tenía la intención de ''procurar al muerto la energía que necesitaba para sobrevivir" mediante el derramamiento de sangre ''nueva".
En su ponencia Sacrificios en el contexto funerario entre los mayas, presentada hoy dentro del tercer día de actividades de la cuarta Mesa Redonda de Palenque, el también historiador de arte señaló que sus investigaciones en diversos puntos del área le permiten afirmar que los ajuares funerarios no fueron concebidos para ''acompañar al muerto en el otro mundo, sino los vestigios de materiales, restos de animales y objetos manipulados eran parte de ritos destinados para asegurar la supervivencia".
Representar la génesis del mundo
Baudez planteó, además, que el sacrificio humano y animal en el contexto funerario entre los mayas tuvo como origen el centro de México. Tal hipótesis se sustenta, dijo, en el hecho de las similitudes encontradas, por ejemplo, entre los depósitos funerarios de la zona de Tikal y del Templo Mayor de Tenochtitlán, en particular los que constituyen las ''ofrendas dedicatorias", con influencias teotihuacanas.
En ambos depósitos el material aparece más como los vestigios de un ritual o de recreación cósmica que como una ofrenda, explicó Baudez, pues su intención es representar la génesis del mundo mediante materiales, restos orgánicos y objetos simbólicos que se depositaban siguiendo el orden de la creación:
''Primero arena de mar, peces, corales, caracoles y conchas; luego reptiles y mamíferos que simbolizaban el nivel terrestre, como tortugas, cocodrilos y jaguares; en cuanto al nivel superior, consistía en imágenes divinas, cráneos y otros huesos humanos, así como numerosos instrumentos de pedernal y obsidiana para el sacrificio y el autosacrificio."
François Baudez subrayó que entre más ricas eran las sepulturas de los mayas, más pronunciado era el aspecto simbólico del material funerario en el que, por cierto, desempeñaban un papel muy importante el jade y otras piedras verdes, fuera en forma de joyas, así como las conchas marinas a menudo sin labrar o sólo perforadas.
''Se ha observado en varias ocasiones -apuntó- la construcción de un 'círculo mágico' realizado en cuentas de jade y concha, o conchas sin labrar, encerrando el cuerpo del difunto como para protegerlo."
Entre los aspectos abordados por el especialista francés en su ponencia destaca el hecho de que los restos de víctimas humanas y animales son muy frecuentes en las tierras altas mayas, en contraste con la escasez en las tierras bajas.
También sobresale el señalamiento de que, salvo algunas excepciones, todos los sujetos sacrificados eran niños o adolescentes y que éstos fueron enterrados con pocos adornos o de plano sin ellos.