El Museo de San Carlos albergará 73 trabajos
del artista parisiense
Por primera vez en México se exhibirá
escultura de Degás
Entre las piezas mostrada, Bailarina de catorce años
(1881), la única que expuso en vida
MERRY MAC MASTERS
Una faceta destacada de la producción artística
del pintor francés Edgar Degás (1834-1917) es la escultura.
Pero para hablar de la obra tridimensional del parisiense primero hay que
referirse a su pintura.
El 20 de junio el Museo Nacional de San Carlos inaugurará
una exposición de 73 esculturas del creador galo. Se trata de una
colección perteneciente al Museo de Sao Paulo, Brasil, que sale
de su recinto por vez primera para una itinerancia internacional que se
inicia en México.
Pocos
artistas, se ha dicho, muestran las contradiciones de su tiempo de la misma
manera que Degás. Si por un lado participó en las exposiciones
impresionistas, por el otro criticó los principios básicos
de ese movimiento. Aunque se haya inspirado en los maestros del pasado,
sus escenas rebosan modernidad. Defendía la línea sobre el
color, pero se destaparía como uno de los mejores coloristas del
momento en algunas obras. Odiaba los honores oficiales y quería
triunfar en el Salón.
Hilaire Germaine Edgar Degás fue primogénito
de un banquero que quería que su hijo estudiara derecho, aunque
éste demostró tener dotes como dibujante. Durante un corto
tiempo el joven accedió a los deseos paternos, matriculándose
en la Sorbonne, pero pronto se cansó, abandonó el hogar familiar
y se instaló en un estudio. Ante las circunstancias, su padre, un
amante de la buena música y las pinturas del Quattrocento,
recapacitó y decidió financiar el aprendizaje artístico
de su hijo.
Así fue como en 1854 Degás ingresó
al taller de Louis Lamothe, pintor de temas históricos y discípulo
de Jean-Auguste Ingres. Al año siguiente se matriculó en
la Escuela de Bellas Artes. Entre 1856 y 1859, viajó por toda Italia,
copiando las pinturas de los grandes maestros del renacimiento y las esculturas
clásicas que afloraban a la superficie gracias a las excavaciones
arqueológicas.
De regreso a París, en 1862 Degás realizó
su primera escena en la que se refleja la vida moderna. Se trata de Antes
de la salida, cuya temática es el hipódromo y las carreras
de caballos. Figura clave del círuclo impresionista, Degás
organizó y participó en seis de las ocho exposiciones colectivas.
Los impresionistas expresaron admiración por los grabados japoneses
que cuestionaban por qué una pintura siempre debería de mostrar
la totalidad o la parte relevante de cada figura en una escena. Para el
historiador inglés E.H. Gombrich, el pintor que más se impresionó
con esas posibilidades fue Degás.
Gombrich
escribe: "En sus retratos (Degás) quiso dar la impresión
de espacio y de formas sólidas vistas desde los ángulos más
inesperados. Por eso le gustaba tomar sus temas del ballet, en vez de escenas
al aire libre. Al ver los ensayos, Degás tenía la oportunidad
de mirar los cuerpos desde todos los lados, en las actitudes más
variadas. Al mirar el escenario desde arriba, vería a las chicas
bailar, o descansar, y estudiaría el intricado escorzo y el efecto
de la iluminación en el modelado de la forma humana.
"En las pinturas de Degás no hay ninguna historia.
No le interesaban las balerinas porque eran chicas bonitas. Ni pareció
importarle sus estados de ánimo. Las miraba con la objetividad despasionada
con que los impresionistas miraban el paisaje a su alrededor". Sus primeras
pinturas de bailarinas se remontan a 1873. A partir de entonces tantas
éstas, como trabajadoras, bañistas desnudos y artistas de
cabaret se volvieron su temática principal.
En lo técnico, Degás fue un gran experimentador
e inovador. Además, demostró dones creativos en una gran
variedad de media incluida la pintura, el grabado, el pastel, la escultura
en cera y bronce, y la fotografía. Su Bailarina de catorce años
(1881), que impactó por los materiales utilizados y el juego que
hacía de las dimensiones, fue la única escultura que exhibió
en vida. Las demás, realizadas en terracota y cera, fueron encontradas
en su estudio después de fallecer, cuando fueron fundidas en bronce.
De hecho, sólo existen cuatro juegos de sus esculturas en todo el
mundo.