Las autoridades respectivas desatienden graves
problemas: segunda Región Naval
Narcos, involucrados en conflictos pesqueros
En Sonora seris armados cobran por usufructuar sus
aguas; en La Paz el alcalde da permisos
JESUS ARANDA
La segunda Región Naval de la Armada de México
advierte que en las costas nacionales predomina "la violación sistemática
de la ley y la alteración del orden público", que afectan
la paz social cada año cuando comienza la época de la pesca
del camarón y otras especies de alto valor comercial.
Para dar una idea de la gravedad del problema, el alto
mando naval señala que en la comunidad seri de Sonora existe un
peligro potencial, "si la situación se manejara como una amenaza
al derecho indígena reclamado por sus usos y costumbres".
Y alerta a las autoridades locales para que sean "muy
cautelosas y prudentes" antes de aplicar a ultranza el estado de derecho.
En un documento en el que hace un análisis de la
situación que priva en los estados de Baja California, Baja California
Sur, Sonora y Sinaloa -que forman parte de la jurisdicción de la
segunda Región Naval-, el alto mando admite que en materia pesquera
"es común" que surjan conflictos entres los diversos sectores involucrados.
Resalta, en un texto en poder de La Jornada, la
actitud indiferente de las autoridades de pesca (federales), que prefieren
esconder la cabeza antes que encarar el problema con una potestad "que
no se atreven a ejercer", a tal grado que el presidente municipal de La
Paz, Baja California Sur, "se ha adjudicado la atribución de otorgar
permisos de pesca, presionado por los pescadores, a quienes les prometió
en su campaña intervenir para resolver dicho conflicto".
El escrito en cuestión fue entregado apenas el
pasado 28 de mayo a los diputados integrantes de la Comisión de
Marina de la Cámara de Diputados, en Mazatlán, Sinaloa, a
quienes dejan en claro que si bien la situación se refiere al área
que forma parte de la segunda Región Naval ?por respeto a la jurisdicción
que tiene cada una de las regiones del país?, lo cierto es que los
problemas que provoca la falta de reglas claras en materia de pesca son
comunes en las costas nacionales.
"Visión rural"
El
documento indica que las diversas leyes que se han promulgado para regular
la pesca en el país, y "la visión rural de los pescadores"
han hecho que al mar lo conciban "como si fuera un ejido, y así
parcelan espacios y especies", creando derechos grupales que no tienen
sustento jurídico alguno, "sin tomar en cuenta el daño que
las prácticas pesqueras pueden causar al ecosistema si no se controlan
adecuadamente".
Menciona que en Baja California Sur persiste el conflicto
entre los pescadores de camarón de la bahía de La Paz, que
no permiten el acceso a personas dedicadas a la pesca de altura de otras
partes, "porque además de argumentar su propiedad denuncian que
las redes de arrastre acaban con la especie".
En Sinaloa, añade, el conflicto ha llegado a ser
violento. Comienza con el establecimiento de las fechas de apertura de
la veda de pesca del camarón, en septiembre, y continúa con
la disputa por el espacio de captura de la misma especie que, por ley,
corresponde a los de ribera atrapar en esteros y bahías, pero éstos
insisten en pescar en alta mar, constituyendo "un verdadero ejército
de cerca de 6 mil lanchas tripuladas por 18 mil personas de la costa central
de la entidad".
La Armada, encargada de preservar la ley en el mar, señala
que de esa cantidad de lanchas y pescadores, "la mitad no posee ni registro
de pesca ni de sus embarcaciones".
El reporte acepta que esa actitud constituye un desafío
a "todo tipo de autoridad", al tomar por asalto el espacio que la ley les
niega, creando con ello graves conflictos al gobierno sinaloense cuando
los pescadores son perseguidos para que dejen la captura ilegar de especies.
El mando naval advierte que muchas de esas manifestaciones
de protesta son "financiadas y estimuladas por narcotraficantes, lavadores
de dinero e introductores de camarón a las ciudades de México
y Guadalajara".
Incluso, en la pasada temporada de pesca fueron "azuzados
por políticos en campaña que buscaban los votos para las
elecciones municipales".
Sin embargo, "pasada la efervescencia del momento, el
asunto se olvida hasta el año siguiente, sin que por el momento
se den soluciones políticas permanentes ni satisfactorias para los
pescadores en conflicto.
Esto se presta a que en medio de la confusión "se
cuelen embarcaciones cargadas con productos distintos a la pesca"; es decir,
con drogas u otras mercancías ilícitas.
Señala el documento que hay quienes buscan derogar
la norma nacional de pesca 002, pero advierte que a ellos "poco les importa
la conservación de las especies".
Lo que les interesa realmente es "aplastar a sus competidores,
en lugar de ponerse de acuerdo para hacer una explotación racional
y una protección de la fauna, flora y entorno que rodea a las especies
marinas, "sobre todo aquellas de alto valor comercial que se destinan para
la exportación, ni siquiera para el consumo interno", reprocha el
escrito.
Ante esta situación plantea: "nosotros intentamos
cumplir con nuestro papel, haciendo que se respete el estado de derecho,
pero ello no es la solución de un problema que no solamente es de
pesca, sino un asunto que debe ser discutido entre los actores del conflicto
y los tres poderes de la Unión".
Caso curioso
Sobre el peligro potencial que existe en la comunidad
seri, el texto apunta que, "por lo pronto", la presencia de la Armada "ya
está siendo tolerada con el argumento de que busca evitar los asaltos
a las embarcaciones pesqueras en el mar, ya que algunos pescadores han
acusado públicamente a los indígenas de tales delitos".
En esa comunidad también se da un "caso curioso
de territorialidad de la comunidad seri", la cual ha interpretado el derecho
internacional marítimo "muy a su manera", al establecer alrededor
de la isla Tiburón -que les fue dada en obsequio junto con
la exclusividad de pesca en esteros y bahías entre El Desemboque
y Bahía Kino por la administración de Luis Echeverría-
un espacio exclusivo, "con el desentendimiento de las autoridades de pesca,
de marina mercante, de las autoridades judiciales, de los gobiernos estatal
y municipal "y de nosotros mismos".
Resulta que los seris "cobran, con armas en la mano y
en nombre del gobierno indígena, derechos de usufructo a los pescadores
criollos que se internan en sus aguas".
La Armada ha resuelto realizar acciones para "poner orden
en este garabato creado por la costumbre de no hacer nada", por
lo que los seris "nos ven como una fuerza invasora extranjera y en ese
sentido se manifiestan en sus asambleas".
Esta incertidumbre jurídica y política que
caracteriza la actividad pesquera, subraya el documento, ha dado lugar
desde hace años a que ocurran ataques a mano armada a embarcaciones
camaroneras que pescan en las inmediaciones de las comunidades de la costa
central de Sinaloa y la parte de la costa de Sonora entre Guaymas y Bahía
Kino.
Lo curioso, indica el alto mando naval, es que "siendo
el mar de Cortés tan rico en especies marinas, es el camarón
la manzana de la discordia; ningún otro producto del mar despierta
tanta codicia ni incita tanta violencia".
La segunda Región Naval concluye que la solución
a estos problemas está en manos de las autoridades políticas
federales, y les hace a un llamado que analicen profunda y seriamente los
factores y actores que concurren en este conflicto, para que concilien
con justicia los intereses de las partes con los intereses del Estado en
cuanto a la preservación de especies marinas y el sostenimiento
de miles de trabajadores y sus familias.