Leonardo García Tsao
Navaja de dos filos
Hasta ahora la filmografía de Guillermo del Toro
parece seguir un patrón: realizar una película personal en
castellano y seguirla con un trabajo de encargo hollywoodense. Así,
después de los hallazgos de El espinazo del diablo, el cineasta
le ha entrado con Cazadores de vampiros 2 al juego de la secuela,
con todo lo que eso implica.
Por lo pronto, Del Toro ni siquiera colaboró en
el guión como había ocurrido en Mimic (1993), su anterior
esfuerzo gringo, sino que se ha aplicado a ilustrar las convencionales
ocurrencias de David S. Goyer, quien nuevamente ha tomado al cazavampiros
Blade de los Marvel Comics, para adaptarlo a las exigencias de la estrella
Wesley Snipes.
La
trama es sencilla en extremo: después de resucitar en Praga a su
mentor Whistler (Kris Kristofferson), Blade es visitado por representantes
de la confederación de vampiros, o algo así, quienes solicitan
su ayuda para combatir a una nueva especie mutante -los llamados Reapers
(o Parcas)-, cuya única debilidad son los rayos ultravioleta. Para
ello, el héroe debe aliarse con un grupo selecto de otrora enemigos
denominado Blood Pack (o Sanguinarios), encabezado por Reinhardt
(Ron Perlman), al tiempo que se siente atraído por Nyssa (Leonor
Varela), la hija del jefe Damaskinos (Thomas Kretschmann). Después
de diezmar a docenas de Reapers en los túneles de drenaje
de la capital checa, Blade confirma que no se puede confiar en la palabra
de un vampiro.
Del Toro tiene la ventaja de hacer maquila en el género
de su preferencia. Ciertamente su amplio conocimiento del lenguaje del
cómic y del código del horror le permite cumplir cabalmente
con el encargo. Además, el contar con un presupuesto millonario
le ha ayudado a soltar la mano. Cazadores de vampiros 2 es su realización
más llamativa, en términos de caligrafía cinematográfica.
A la densa imaginería de la película ha contribuido otro
mexicano en forma significativa. La fotografía de Gabriel Beristain,
experto en el claroscuro, ha conseguido reforzar las atmósferas
de encierro putrefacto a las que es tan afecto el director.
Sin embargo, se trata también de la obra menos
arriesgada de Del Toro. No hay aquí esas reflexiones sobre la naturaleza
del vampiro que le dieron una resonancia especial a Cronos, digamos.
Y uno se ve forzado a estirar la teoría del autor para tratar de
encontrar elementos característicos. Apenas hay alusiones al interés
por la mutación orgánica, así como algunos esbozos
de entomología -las mandíbulas de los Reapers- y catolicismo
-Blade es crucificado por sus enemigos. Por otro lado, hay una sensación
incómoda de lo ya visto (Perlman, por ejemplo, repite virtualmente
a su matón sarcástico de Alien-La resurrección),
aunada a inusitadas inconsistencias argumentales (en las acciones climáticas,
nadie parece recordar que el Reaper muere expuesto a la luz diurna).
Pero no hay espacio para el rigor o los intereses personales
cuando uno de los productores es la estrella misma. Este es el dominio
de Snipes y todo se ha pensado para su lucimiento como héroe de
acción, una cruza entre shaft y un karateca de Hong Kong.
Postura que, por cierto, ha desperdiciado el potencial de un actor capaz
de papeles bastante más complejos. La vanidad de Snipes lo ha convertido
en una presencia de una solemnidad monolítica, que elimina cualquier
asomo de sentido del humor o de expresión emotiva. La subtrama romántica
de la película no convence porque Blade nunca conecta con Nyssa,
afligida asimismo por la gris actuación de la chilena Varela, quien
pronuncia cada uno de sus diálogos con el ceño fruncido.
La experiencia de Cazadores de vampiros 2 le ha
servido a Del Toro para ejercitar el músculo cinematográfico
y ganarse un billete. Esperemos que eso reditúe en un quinto largometraje
más acorde con su talento.
CAZADORES DE VAMPIROS 2 (BLADE II)
D: Guillermo del Toro/ G: David S. Goyer, basado en el
personaje de Marvel Comics, creado por Marv Wolfman y Gene Colan/ F. en
C: Gabriel Beristain/ M: Marco Beltrami/ Ed: Peter Amundson/ I: Wesley
Snipes, Kris Kristofferson, Ron Perlman, Leonor Varela, Norman Reedus/
P: Amen Ra, asociado con Imaginary Forces y Linovo Productions, para New
Line Cinema. EU, 2002.