Televisores en aulas y retrasos a clases con anuencia de autoridades
Paro breve en diversas escuelas por el juego
CLAUDIA HERRERA KARINA AVILES
El futbol mundialero provocó "un paro" breve, pero decidido por consenso en la UNAM, en muchas escuelas primarias y secundarias.
En la capital del país la Secretaría de Educación Pública informó que las cifras de ausentismo escolar no fueron altas, pero sí las de retardos. Ayer 14 de cada 100 niños llegaron con retraso al colegio.
En la máxima casa de estudios los maestros se quedaron sin alumnos y viceversa, y las aulas se convirtieron en grandes salas de televisión, en las que el marcador logrado por el Tri "alivianó la pena" reciente de que los Pumas se quedaron fuera del campeonato local.
Muy temprano, mientras el operativo de los universitarios para ver el fut era todo un éxito, el secretario de Educación Pública, Reyes Tamez, dijo que no tenía reportes de ausentismo.
De paso hizo un llamado para que no se afectaran los "objetivos escolares", aunque reiteró que las autoridades educativas de los estados están en libertad de hacer ajustes en los horarios de clase para dar oportunidad a niños y jóvenes de ver al equipo mexicano.
Las recomendaciones que hizo el titular de la SEP y la subsecretaria en el DF, Sylvia Ortega, no fueron acatadas en muchos planteles públicos y privados de la capital del país.
Hubo escuelas que mantuvieron sus puertas abiertas hasta casi las 10 de la mañana, o de antemano avisaron a los padres de familia que el horario de entrada se recorría una hora.
Algunos planteles privados cambiaron las clases de matemáticas o de español por las de futbol. En salones o auditorios se encontraba a los niños frente al televisor celebrando las jugadas de la selección mexicana.
Las escuelas de los estados de Jalisco, Colima, Zacatecas, Puebla y Durango no tuvieron que enfrentarse al dilema de si cambiar o no el horario de entrada; los secretarios del ramo de esas entidades decretaron desde el pasado miércoles que el ingreso de los niños sería una hora más tarde, para que ellos y sus papás pudieran disfrutar de la fiesta deportiva.
No faltaron los docentes que en el DF hicieron a un lado las advertencias de la SEP y se ausentaron de las aulas, como ocurrió en la primaria Gabriel Fernández, al sur de la ciudad, donde el profesor de segundo grado avisó desde un día antes a sus alumnos que podían olvidarse de la escuela un día, porque iba a disfrutar el futbol en su casa.
En los centros educativos donde todo siguió con normalidad hubo niños que llegaron retrasados o definitivamente cambiaron los libros por una emisión tempranera de balompié, por los festejos que provocó el pase de la selección a octavos de final.
En Ciudad Universitaria (CU) los jóvenes ingeniaron varias tácticas: la más fácil fue no ir a la escuela y ver al Tri en la comodidad de su hogar, pero otros optaron por la operación-tv. Esta estrategia consistió en cargar con los televisores de sus casas a sus facultades.
Así que algunos de los salones que aparentemente tenían clases, en realidad tomaban "la cátedra de futbol". De las aulas y auditorios salieron goyas, entonaciones del Cielito Lindo, gritos, y finalmente el esperado šgooooool!
Otras de las medidas puestas en marcha por los estudiantes universitarios fue la operación madrugada.
Algunos grupos de amigos quedaron de verse a las 3 o 4 de la mañana en la casa de alguno de ellos, para seguir el partido que comenzó a las seis y media. Después del juego, algunos se siguieron....
Uno de los mejores ambientes se armó en el auditorio Jus Semper, de la Facultad de Derecho. Se convirtió en un pequeño estadio, en donde la cancha de futbol era la pantalla.
Los chavos se comían las uñas, chiflaban, degustaban palomitas, papitas, saltaban, gritaban mentadas...
Varios profesores, dijo el alumno Rogelio Trejo, dieron chance de ver el partido. "Mi maestro dijo que como era una fecha trascendental sí podíamos".
Así que los estudiantes que toman clase en el edificio D, en donde los salones no tienen tv se dirigieron al E, equipado con monitores.
La alumna Karla Marina, de la Facultad de Arquitectura, fue una de las tres estudiantes que llegaron al salón a las 7 horas. "En mi clase el maestro tiene como 60 alumnos.
De ésos vienen como 20 normalmente y de los 20 hoy sólo llegamos tres. El profesor dijo que eran unos irresponsables y preguntó qué tenía que ver el futbol con la escuela".
José López, de Ingeniería, comentó que valió la pena no hacer el examen de sistemas que tenía a las siete de la mañana por el triunfo del Tri.
"Pero la esencia es disfrutarlo con una chela. Yo me quedé en mi casa con mi familia a ver el partido y si no hubieran estado ellos habría organizado una pachanga".
Después de las nueve los maestros y alumnos volvieron a la realidad: las clases.